jueves, 29 de mayo de 2025

EXOTISMO ILUSTRADO

Exotismo
1. m. Cualidad de exótico.
2. m. Tendencia a incorporar formas y estilos artísticos de países alejados de la cultura occidental.

 
En estos días en los que suben las temperaturas alarmantemente (rondando los 32 grados), me da por pensar si a los creativos de la Edad de Oro de Hollywood les dio un golpe de calor cuando, durante una tormenta de ideas, decidieron incorporar las temáticas exóticas a sus producciones.

Montez como Naja en 'La reina de Cobra' (1944).

El exotismo entendido por las productoras de Hollywood, aparte de no tener ninguna exactitud histórica, se caracterizó por una estética falsa, pretenciosa y en ocasiones de mal gusto. La cúspide de esta tendencia, un tanto delirante, se alcanzó a principios de los años 40 coincidiendo con la entrada de EE.UU. en la 2ª Guerra Mundial. La mayoría de estas películas giraban en torno a los cuentos de Las mil y una noches.

Jane Wyman mucho antes de ser Angela Channing fue odalisca.

Este tipo de films que se realizaron y estrenaron durante ese agitado momento, fueron el medio ideal con el que contaron los Estudios (principalmente Universal) para que el público escapase de la realidad que les inquietaba. Estas películas, exóticas fantasías en asombroso Technicolor, no llegarían a ser obras maestras, pero son recordadas en la actualidad por multitud de aficionados: los niños de su época.

Bey, Montez y Hall, el trio protagonista de 'Sudan: La Reina del Nilo' (1945).

La estrella más representativa fue Maria Montez, apodada "La Reina del Technicolor", siempre acompañada por Jon Hall, el actor indio Sabu o Turhan Bey de origen austriaco. Se paseó Maria por el Oriente Próximo en 'Arabian Nights' (Las mil y una noches, 1942) en un palacio con vistas al ¡Taj Mahal! y en 'Ali Baba and the Forty Thieves' (Alí Babá y los 40 ladrones, 1944); por parajes indeterminados como en 'Cobra Woman' (La Reina de Cobra, 1944) o por África en 'Sudan' (Sudán: la Reina del Nilo, 1945). Sherezade, Amara, Tollea / Naja y Queen Naila, fueron sus heroínas.

Jiggs y Jon Hall las parejas habituales de Dorothy Lamour.

También se dejó ver como la Princesa Tahia en 'White Savage' (La salvaje blanca, 1943) una película de aventuras en una isla paradisíaca. Pero si hablamos de islas, no podemos dejar de mencionar a la “Reina del Sarong”, Dorothy Lamour, que dominó los ambientes tropicales en: 'The Jungle Princess' (La princesa de la jungla, 1936), 'The Hurricane' (Huracán sobre la isla, 1937) o 'Her Jungle Love' (La princesa de la selva, 1938). En todas ellas rodeada siempre por animales exóticos como tigres, leopardos, leones o chimpancés, no necesariamente en sus hábitats originarios.

Adele Jergens y Cornel Wilde en 'Aladino y la lámpara maravillosa'
(A Thousand and One Nights, 1945).

El éxito de estos films proporcionó la excusa perfecta para que las distintas compañías, se lanzaran de lleno al género, creando los escenarios más rocambolescos para el lucimiento de imposibles Sherezades. Rostros tan dispares como los de la pelirroja Maureen O’Hara o las rubias Adele Jergens y Marlene Dietrich (¡además alemana!), se pasearon por extravagantes palacios, harenes o lo que se terciara. Dietrich como Jamilla se atrevió a más: exhibió sus famosas piernas pintadas de dorado durante su particular danza en 'Kismet' (El príncipe mendigo, 1944). Si todo esto no era suficiente para seducir al mendigo Hafiz (¡el británico Ronald Colman!), lució unas “construcciones” capilares dignas del más enajenado peluquero del Rococó. Aunque parezca increíble, la película fue nominada al Oscar en las categorías de: Mejor Fotografía, Música, Sonido y Dirección Artística.

"Arquitectura capilar" para Dietrich y junto a Ronald Colman en 'Kismet' (1944). 

Si bien es verdad que en los años 40, se llegó en estas producciones al disparate extremo (decorados, vestuario y guiones son una oda al LSD), no son culpables de los atropellos a los que se ha visto sometido el realismo o el rigor histórico: de hecho son meros divertimentos que en su mayoría no se toman en serio a sí mismos, algo que no sucedía en décadas anteriores. Cecil B. DeMille, el padre de las espectaculares películas épicas (tanto mudas como sonoras), no era muy proclive a la exactitud, es más, esto no le producía la más mínima inquietud dado que sus films fueron siempre éxitos de taquilla.

Programa de mano español de 'Cleopatra' (1934).

Tomando como ejemplo su película de 1934, 'Cleopatra', no hace falta tener buena memoria para recordar a Claudette Colbert correteando por el desierto de Egipto ataviada con una capa de terciopelo. Pese a esto y algún detallito más, la película fue ganadora del Oscar a la mejor fotografía y fue nominada en cuatro categorías más.

Theda Bara como Cleopatra en la película desaparecida de 1917.

La figura de Cleopatra ha sido llevada a las pantallas con mejor o peor fortuna (todas con el denominador común de la gran seductora olvidando su importancia política), desde los inicios del cine con el film silente (hoy perdido) protagonizado por Theda Bara en 1917 hasta la super conocida versión de 1963 interpretada por Elizabeth Taylor. Entre ambas, por ejemplo, encontramos a Cleopatra con el rostro de Colbert en el film pre-code de 1934, a Vivien Leigh en la producción británica de 1945 'Caeser and Cleopatra' (Cesar y Cleopatra), y a la ¡pelirroja! Rhonda Fleming en 'Serpent of the Nile' (La Serpiente del Nilo, 1953) y muchas otras más, en ocasiones eclipsadas por apabullantes decorados con un desprejuiciado estilo kitsch.

Dos rostros para la misma Reina: Fleming en los 50 y Taylor en los 60.

Ligadas a estas fantasías exóticas y al batiburrillo estético, el cine bíblico también nos dejó un buen ramillete de atractivas e inverosímiles damiselas como: Hedy Lamarr y su capa de plumas de Pavo Real en 'Sansón y Dalila' (Samson and Delilah, 1949); Rita Hayworth en 'Salome' (Salomé, 1953); Jean Simmons, Gene Tierney y Bella Darvi en 'The Egyptian' (Sinuhé, el egipcio, 1954) e incluso Lana Turner en 'The Prodigal' (El hijo prodigo, 1955), la actriz que nunca se despeinaba, aparecía resplandeciente con su cabello color champán y cargada de abalorios. Por cierto que Turner detestó la película al verse obligada a utilizar un escueto vestuario.

Lamarr y Mature o 'Sansón y Dalila' (1949) vistos por DeMille.

Bella Darvi fue Nefer en 'Sinuhé, el egipcio' (1954).

Improbables mestizas africanas fueron Gene Tierney como Zia en 'Sundown' (Cuando muere el día, 1941) y Hedy Lamarr como Tondelayo en 'White Cargo' (1942). Ésta última en 'Lady of the Tropic' (La dama de los trópicos, 1939), donde la trama se desarrolla en la Indochina francesa, Lamarr ataviada con tocados balineses, tiene dificultades para salir del país tanto por tener ascendencia asiática como por su matrimonio con un playboy estadounidense interpretado por Robert Taylor.

Lamarr como Tondelayo y Tierney como Zia.

Sabu y Jean Simmons en 'Narciso Negro' (Black Narcissus, 1947).
¡Ella caracterizada como una joven india!

La atracción y fascinación por la cultura asiática desde la perspectiva occidental mostrada por el cine, afortunadamente ha evolucionado para bien desde sus orígenes. Personajes con San Salt (Eugene Pallette) en 'Shanghai Express' (El expreso de Shanghai, 1932) ya nos da una pista de por dónde van los tiros cuando dialoga en el citado tren con el mestizo Henry Chang (Warner Oland): “¿Qué futuro tiene ser chino? Naces, te comes un puñado de arroz y mueres. ¡Menudo país! Tomémonos una copa.”

Sylvia Sidney como la espía mestiza Iris Hilliard en 'Blood on the Sun' (1945),
un film de intriga que se desarrolla en Japón. 

La imagen de los personajes chinos en Hollywood no pasaban de ser representaciones estereotipadas y casi siempre con connotaciones negativas, cuando no directamente racistas: ambientes sórdidos, fumadores empedernidos de opio y toda clase de villanos. Siempre con sonrisa siniestra y malas intenciones, los papeles protagonistas solían representarlos actores occidentales con la cara y ojos pintados, mientras que los figurantes sí solían ser interpretados por japoneses, coreanos y chinos, independientemente de sus orígenes: eso a Hollywood le daba igual, todos tienen los ojos rasgados y son “amarillos”.

Loretta Young en 'El hacha justiciera' (The Hatchet Man, 1932) y
Ramón Novarro y Helen Hayes en 'Canción del oriente' (The Son-Daugther, 1932).

Sin ir muy lejos, nos encontramos, en la mencionada 'Shanghai Express' a Anna May Wong, que en un papel con el mismo peso que el de Marlene Dietrich, no era más que una simple prostituta. Es cierto que Dietrich también lo era, aunque siempre se la menciona como: una notoria costera.

Wong en 'Daughter of Dragon' (1931) y junto a Dietrich en
'El expreso de Shanghai' (1932).

Encasillada en roles estereotipados desde sus comienzos en el cine mudo, la filmografía de Wong está repleta de papeles calcados los unos de los otros, casi siempre tipos malvados. Protagonizó 'Daughter of the Dragon' (1931) dando vida a la hija de Fu Manchú, interpretado por Warner Oland, el actor sueco conocido por su rol del detective chino-estadounidense Charlie Chan y del mencionado villano. Películas representativas de Wong, son por ejemplo: 'Limehouse Blues' (1934) como la amante del dueño de un club interpretado por un George Raft caracterizado como chino, o 'Daughter of Shanghai' (1937) donde da vida a una “detective” llamada Lan Ying Lin. Su carrera declinó hacia la serie B retirándose a finales de los años 40. Reapareció en 1960 como Tawny, la criada de Lana Turner en ‘Portrait in Black’ (Retrato en negro).

Wong como Hui Fei en 'El expreso de Shanghai' (1932).

En 1935 Wong recibió la mayor decepción de su vida cuando la MGM le negó el papel del personaje chino O-Lan en ‘The Good Earth’ (La buena tierra), título por el que recibió el Oscar una caracterizada Luise Rainer, actriz alemana nacionalizada estadounidense. Las normas del Código Hays no permitían el mestizaje y exigían que la mujer de un actor blanco (Paul Muni que irónicamente interpretaba a un chino) fuese interpretada por una actriz blanca. La MGM le ofreció entonces el papel de Lotus, la amante, pero no llegó a interpretarlo, no se sabe si fue finalmente ella quien lo rechazó.

Myrna Loy como Fah Lo Suee en 'La máscara de Fu Manchú' (1932).

Uno de los ejemplos más evidentes de este tipo de situaciones se pueden observar en los inicios de la carrera cinematográfica de Myrna Loy. Los papeles de Loy en el cine mudo fueron principalmente como vampiresa o femme fatale y con frecuencia interpretó personajes de origen asiático o euroasiático en películas como: ‘The Black Watch’ (Shari, la hechicera, 1929), ‘Thirteen Women’ (Trece mujeres, 1932), donde ejercía de villana o ‘The Mask of Fu Manchu’ (La máscara de Fu Manchú, 1932) junto a Boris Karloff. En palabras de la propia actriz, estos films “solidificaron mi imagen exótica no estadounidense." A pesar de este encasillamiento, logró superarlo y alcanzó el estrellato en la mitad de los 30 y hoy es recordada sobre todo como Nora Charles, la esposa del detective Nick Charles, en las películas que protagonizó junto a William Powell, siendo la primera de una serie de seis ‘La cena de los acusados’ (The Thin Man, 1934).

Charlie Chan interpretado por el actor sueco Warner Oland.

En cuanto a Warner Oland, sus rasgos faciales le permitieron, gracias al maquillaje, interpretar con facilidad personajes orientales, ya que la industria (salvo excepciones como Anna May Wong, Sessue Hayakawa o Philip Ahn) no daba papeles de importancia a actores asiáticos. Debutó también con los films silentes y ya había actuado en numerosas películas, cuando le llegó el éxito con ‘The Mysterious Dr. Fu Manchu’ (1929) lo que le llevó a interpretarlo de nuevo en tres ocasiones más. Esto provocó la aparición de su otro personaje emblemático el detective Charlie Chan: ‘Charlie Chan Carries On’ (1931) fue el primer film de la serie (de un total de 16 películas) y ‘Charlie Chan at Monte Carlo’ (1937) el último que protagonizó y el último papel de sus carrera. Oland fallecería a los 58 años 8 meses después de su estreno.

Brynner como Ramsés en 'Los diez mandamientos'
(The Ten Commandments, 1956) de DeMille.

Como hemos visto, el gusto por el exotismo se incorporó a las producciones de Hollywood centrándose en los estereotipos y exagerando los elementos tradicionales de diferentes culturas para lograr un producto atractivo en lugar de buscar una representación fiel.

¡Venenosos Salu2 desde Crystal Lake!
Todas las fotos colección del autor.

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