martes, 26 de septiembre de 2023

LOS OLVIDADOS

Recordar
Del lat. recordāri.
1. tr. Pasar a tener en la mente algo del pasado.
2. tr. Tener algo o a alguien en la mente o en consideración.

 
Si nos olvidamos de los personalidades incluidas en las listas de los mejores actores del cine clásico estadounidense que pululan por la web y que han marcado a multitud de generaciones de cinéfilos, podemos encontrarnos con intérpretes mucho más prolíficos y en ocasiones, mejores que los que han llegado a atraer la atención de la inmensa mayoría. Por un momento olvidémonos de: Humphrey Bogart, Cary Grant, James Stewart, Henry Fonda, Clark Gable, Spencer Tracy o Gary Cooper, por poner varios ejemplos, y centremos nuestra atención en esos actores que no son recordados tanto como se merecían.
 
Sorprende, al margen de los mencionados, encontrar tantos rostros familiares que aparecen una y otra vez a lo largo de innumerables películas clásicas, ya sea como primeras figuras o acompañando en roles secundarios a los protagonistas. Doy fe que, en muchas ocasiones, hasta robando escenas. He llegado a tal extremo reivindicativo, que la mayoría de la veces veo una película solo por el hecho de encontrármelos de nuevo, obviando a la estrella de turno.
 
Nombrarlos a todos es una tarea titánica, que bien podría incluirse como uno más de los doce trabajos de Heracles y yo no tengo alma de héroe para tamaña hazaña. Me limitaré a mencionar a una ínfima parte: “No son todos los que están, ni están todos los que son”. ¡Qué me disculpe el resto!
 
Para no herir el ego de ninguno, los iré recordando por riguroso orden alfabético:
 
Robert Armstrong
Armstrong es reconocido principalmente por su papel como Carl Denham en la famosísima King Kong (1933). Dejando a un lado su intervención en el mencionado film, este actor fue una presencia constante en las pantallas de cine desde finales de los años 20 y durante los 30. Se le puede ver, por ejemplo, como protagonista en Paid (Pagada, 1930) junto a Joan Crawford, éxito personal de la Diva. Aunque su estrella fuese desvaneciéndose poco a poco, no paró de trabajar en toda la década de los años 40.

Robert Armstrong con Helen Mack y Edward Arnold
 
Edward Arnold
Actor con una larga trayectoria de unas 150 películas, estaba tan solicitado que en alguna ocasión trabajó en dos producciones a la vez. Arnold fue uno de los actores preferidos de Frank Capra, apareciendo en tres de sus filmes: You Can't Take It With You (Vive como quieras, 1938), Mr. Smith Goes to Washington (Caballero sin espada, 1939) y Meet John Doe (Juan Nadie, 1941).
 
“Oh no, no fueron los aviones. Fue la bella la que mató a la bestia”.
Robert Armstrong como Carl Denham en King Kong (1933)
 
Joseph Calleia
Quien no reconozca a este actor no es muy aficionado al cine que digamos: baste mencionar Gilda (1946) para ponerle cara. En la película era el Detective Maurice Obregon. Antes de acompañar a Rita Hayworth y Glenn Ford, compartió planos con Hedy Lamarr y Charles Boyer en la mítica Algiers (Argel, 1938) y nuevamente con Lamarr y Paul Henreid en The Conspirators (Los conspiradores, 1944), un cine negro ambientado en la II Guerra Mundial, un tanto subestimado. En su filmografía se encuentran títulos como: The Glass Key (La llave de cristal, 1942) protagonizada por Veronica Lake y For Whom the Bell Tolls (Por quién doblan las campanas, 1943). También tiene el honor de aparecer, con un papel destacado, en una de las primeras películas de catástrofe aérea: Five Came Back (Volvieron cinco, 1939). El biógrafo de Orson Welles, Simon Callow, con respecto a su interpretación en Touch of Evil (Sed de mal, 1958) comentó: "No es raro en los films de Welles que un actor se aleje del tono general de la película para dotar a su personaje con profundidad humana. En Sed de mal hay dos actores que hacen esto: Dietrich y Joseph Calleia”.

Joseph Calleia y Jack Carson

Jack Carson
Actor de carácter muy activo durante tres décadas: 30, 40 y 50. Ligado con la productora Warner Bros., le podemos ver en: Arsenic and Old Lace (Arsénico por compasión, 1944), como protagonista junto a Joan Crawford en Mildred Pierce (Alma en suplicio, 1945) y acompañando a Judy Garland y James Mason en A Star is Born (Ha nacido una estrella, 1954).
 
“Los fans son personas que le hacen saber a un actor que no está solo en lo que siente acerca de sí mismo”.
Jack Carson
 
Steve Cochran
Principalmente actor de reparto en films de gangsters, es otra cara reconocible en las películas de Warner. Destaca en clásicos del cine negro como: White Heat (Al rojo vivo, 1949) con James Cagney y The Damned Don't Cry (Los condenados no lloran, 1950), junto a Crawford. Podríamos decir de él que fue uno de los primeros chicos malos de Hollywood, debido a sus excesos en su vida personal, que hizo correr ríos de tinta en la prensa por lo agitada que era. Mujeriego incorregible por “sus brazos” pasaron entre otras: Mae West, Jayne Mansfield, Joan Crawford, Merle Oberon, Mamie Van Doren e Ida Lupino.
 
Murió en pleno Océano Pacífico a los 48 años de edad. Su cuerpo permaneció a bordo de un yate a la deriva durante once días hasta que encalló junto a la costa de Guatemala. A bordo de la embarcación se encontraban tres mujeres (una de ellas menor de edad), con las que había formado la tripulación para acompañarle en su viaje.

Steve Cochran y Walter Connolly

Walter Connolly
Sus papeles habituales eran irritados hombres de negocios, periodistas y en muchas ocasiones padre de familias un tanto alocadas. Son prueba de ello películas como: No More Orchids (1932) con Carole Lombard, It Happened One Night (Sucedió una noche, 1934) con Clark Gable y Claudette Colbert, Broadway Bill (Estrictamente confidencial, 1934) con Warner Baxter y Myrna Loy y Fifth Avenue Girl (La muchacha de la 5ª Avenida, 1939) junto a Ginger Rogers. ¡Nunca pasa desapercibido!

"El gran secreto a la hora de interpretar a un gangster es creer realmente que el personaje que estás interpretando no está haciendo nada malo".
Steve Cochran
 
Wendell Corey
Ligado al teatro, su inicio en el cine fue en Desert Fury (1947), interpretando a un gangster. Destaca en su filmografía el marido ninguneado de Joan Crawford en Harriet Graig (La envidiosa, 1950) y Rear Window (La ventana indiscreta, 1954), donde era el amigo detective de James Stewart. Un clásico de Hitchcock que todos, habremos visto por lo menos una vez en la vida.

Wendell Corey y John Hodiak

John Hodiak
1942 marca su inicio en el cine contratado por MGM, donde se resigna a verse relegado a pequeños papeles. Dos años más tarde, descubierto por Alfred Hitchcock, es cedido a 20th Century Fox para interpretar a uno de los supervivientes del barco torpedeado por un submarino en la criticada en su momento Lifeboat (Náufragos, 1944) junto a Tallulah Bankhead. Muy activo durante los años 40, murió en 1955 a los 41 años, nos dejó buenas interpretaciones en películas como: Sunday Dinner for a Soldier (Sucedió un domingo, 1944) junto a su entonces esposa Anne Baxter, en la que interpreta a un soldado invitado a cenar por una familia sin recursos. Nuevamente es un soldado en Somewhere in the Night (Solo en la noche, 1946), donde sufre de amnesia e intenta descubrir su identidad y protagoniza Desert Fury (1947) junto a Lizabeth Scott y Mary Astor, interpretando a un gangster sospechoso de asesinar a su esposa, que se involucra sentimentalmente con la hija malcriada de su antigua amante, la poderosa propietaria de un casino. ¡Todas muy recomendables!

"Ningún papel me ha resultado fácil. Cada uno ha sido un desafío. He trabajado tan duro como pude en todos ellos".
John Hodiak
 
Edward Everett Horton
Actor secundario con una larga carrera ligada a la comedia, recordado por sus papeles en los musicales de la pareja formada por Fred Astaire y Ginger Rogers. Al margen de estas películas, cultivó un tipo de personaje desdichado, miedoso, carente de ánimo y valor en otras comedias memorables. Actor fetiche, por lo que se ve, de Ernst Lubitsch, trabajó con él en: Trouble in Paradise (Un ladrón en la alcoba, 1932) con Miriam Hopkins, Kay Francis y Herbert Marshall, Design for Living (Una mujer para dos, 1933) de nuevo con Hopkins junto a Fredric March y Gary Cooper, The Merry Widow (La viuda alegre, 1934) junto a Maurice Chevalier y Jeanette McDonald, Angel (Ángel, 1937) protagonizada por Marlene Dietrich, Herbert Marshall y Melvyn Douglas y Bluebeard's Eighth Wife (La octava mujer de Barba Azul, 1938) compartiendo tomas con Claudette Colbert y Gary Cooper.
 
Ya sea como amigo del protagonista, mayordomo o gobernador español, mantuvo el mismo perfil en todas sus interpretaciones. Muestra de ello son: Ladies Should Listen (Atención señoras, 1934) acompañando a Cary Grant, The Devil Is a Woman (El Diablo es una mujer, 1935) como Don Paquito, menospreciado por Concha Pérez interpretada por Marlene Dietrich e In Caliente (Por unos ojos negros, 1935), con Dolores del Rio y Pat O’Brien. ¡Resumir en unas pocas líneas su trayectoria son palabras mayores!

Edward Everett Horton y Thomas Mitchell

Thomas Mitchell
Ganador del Oscar al mejor actor secundario por Stagecoach (La diligencia, 1939) y nominado en la misma categoría por The Hurricane (Huracán sobre la isla, 1937) ambas dirigidas por John Ford, a Mitchell se le recuerda sobre todo por Gerald O’Hara el padre de Scarlett en el drama histórico Gone with the Wind (Lo que el viento se llevó, 1939), pero también frecuentó la screwball comedy como Theodora Goes Wild (Los pecados de Teodora, 1936) junto a Irene Dune y Melvyn Douglas o el cine negro, interpretando al director de un periódico en While the City Sleeps (Mientras Nueva York duerme, 1956) al lado de Dana Andrews y Rhonda Fleming.

"Tengo mi propio reino. Hago los papeles que nadie más quiere y me pagan bien por ello".
Edward Everett Horton

Frank Morgan
Al igual que Thomas Mitchell, a Morgan se le recuerda principalmente por un solo papel: el del mago que da nombre al título de la conocidísima película The Wizard of Oz (El mago de Oz, 1939) protagonizada por Judy Garland. Independientemente del mencionado personaje, Morgan, como la mayoría de los actores secundarios, frecuentó todo tipo de géneros. Fue candidato al Oscar al mejor actor en 1934 por The Affairs of Cellini (El burlador de Florencia) y también en la categoría de actor de reparto en 1942 por Tortilla Flat (La vida es así) dirigida por Victor Fleming con Spencer Tracy, Hedy Lamarr y John Garfield en los papeles principales. Más que correcto en todas sus interpretaciones, tanto haciendo de padre de Joan Crawford en I Live My Life (Yo vivo mi vida, 1935) como “pretendiente” con las manos muy sueltas en The Good Fairy (Un chica angelical, 1935) con Margaret Sullavan. Actor con una larga trayectoria que comenzó en el cine mudo y terminó a finales de los años 40 tras sufrir un infarto y fallecer a los 59 años.

Frank Morgan y Lloyd Nolan
 
Lloyd Nolan
Nolan fue un premiado actor de teatro, cine y televisión. Atraído por Hollywood, interpretó principalmente a médicos, detectives y oficiales de policía en numerosas películas de serie B, aunque muchos críticos elogiaron sus cualidades interpretativas. Destacó, por ejemplo, en: G-Men (Contra el imperio del crimen, 1935) protagonizada por James Cagney y Ann Dvorak así como en The House Across the Bay (El gangster y la bailarina, 1940) con George Raft y Joan Bennett, entre otras muchas. Hacia el final de su carrera, regresó al teatro y actuó en televisión, dándole tiempo aun, antes de su fallecimiento, en intervenir en Hannah and Her Sisters (Hannah y sus hermanas, 1986) de Woody Allen.

"Un corazón no se juzga por cuánto amas; sino por cuánto eres amado por los demás".
Frank Morgan como el Profesor Maravilla en El mago de Oz (1939)

Zachary Scott
Encasillado en roles de canallas y tipos enigmáticos, papeles que disfrutaba haciendo, Scott fue descubierto por Jack Warner mientras actuaba en Broadway. Debutó en Hollywood en 1944 y ya, al año siguiente, disfrutó de gran éxito al interpretar a Monte Beragon en Mildred Pierce (Alma en suplicio, 1945) película por la cual Joan Crawford consiguió el único Oscar de su carrera. The Unfaithful (La infiel, 1947) protagonizada por Ann Sheridan, Flamingo Road (1949) de nuevo con Crawford o Born to Be Bad (1950) junto a Joan Fontaine constituyeron otros triunfos de su corta filmografía. Scott murió en 1965 de un tumor cerebral en casa de su madre a los 51 años.

Zachary Scott y Lewis Stone
 
Lewis Stone
Rostro habitual en las películas de MGM, su carrera que duró 29 años, la pasó contratado por dicho estudio interpretando generalmente hombres maduros en todas sus variantes, siempre con un inconfundible estilo, marcado por la elegancia. A destacar que Stone fue nominado al Oscar al mejor actor en 1929 por The Patriot (El patriota, 1928) e intervino en siete películas de Garbo, por lo que es fácil ubicarle. A mediados de la década de los 30 interpretó el papel por el cual se haría famoso: el del juez Hardy en quince films. Durante su trayectoria, que empezó en 1914 en el cine mudo y terminó a principios de los años 50, trabajó con todas las grandes estrellas de la casa como: Wallace Beery, Joan Crawford, Clark Gable, Greta Garbo, John Gilbert, Jean Harlow, Ramón Novarro y Norma Shearer.
¡Difícil resumir tan larga carrera!
 
Stone murió a los 73 años en 1953, tras sufrir un ataque cardiaco, mientras perseguía a unos chavales del vecindario que arrojaron piedras a su garaje. Según otras fuentes, los gamberros, pisotearon su preciado jardín meticulosamente cuidado.

"A medida que crezcas, descubrirás que las únicas cosas de las que te arrepientes son las que no hiciste".
Zachary Scott

Warren William
Enormemente popular en la primera mitad de los años 30, años más tarde fue apodado el “Rey del Pre-Code”. Actor de teatro, debutó en Broadway en 1920, desde ese año hasta principios de la siguiente década apareció en más de 20 obras. Llegó a Hollywood en 1931 y rápidamente se convirtió en estrella. Se caracterizó por personajes controvertidos: empresarios despiadados, hombres inmorales, astutos abogados, embaucadores. Pero Warren también interpretó papeles amables como el padre amoroso al que le es infiel Ann Dvorak en Three on a Match (Tres vidas de mujer, 1932) o el mafioso Dave the Dude en Lady for a Day (Dama por un día, 1933) de Frank Capra. También fue Julio Cesar en la producción de Cecil B. DeMille Cleopatra (1934) protagonizada por Claudette Colbert.
 
Hollywood rentabilizó su popularidad destinándolo en diversos films de “series”, principalmente como detective. De hecho, William fue el primero en interpretar en el cine a Perry Mason. Aunque en la pantalla era un actor que al público le gustaba odiar, fuera de la misma era un hombre reservado y junto con su esposa vivían alejados de la vida social. La actriz Joan Blondell dijo de él: "Era un hombre anciano, incluso cuando era joven". Warren William murió en 1948 a causa de mieloma múltiple, a los 53 años. Su mujer murió unos meses después.

Warren William y Roland Young

Roland Young
Actor teatral y cinematográfico británico, debutó en el circuito de Teatros del West End de Londres en 1908 y más tarde en 1912 en Broadway. Se estrenó en el cine silente con el personaje de Watson en Sherlock Holmes (1922) junto a John Barrymore, como el popular detective. Firmó un contrato con MGM e hizo su debut en el cine sonoro en 1929, tras ser cedido en numerosas ocasiones a otros estudios, finalizó su relación con Metro en 1932 y pasó a ser un actor independiente al que nunca le faltó trabajo.
 
Al igual que Edward Everett Horton, se especializó en personajes un tanto temerosos. Películas de este período son: This Is the Night (Esta es la noche, 1932) junto a Cary Grant, Charles Ruggles y Lili Damita, Ruggles of Red Gap (Nobleza obliga, 1935) con Charles Laughton y de nuevo Charles Ruggles. Regresaría a Inglaterra para protagonizar The Man Who Could Work Miracles (El hombre que podía hacer milagros, 1937).
 
En 1937 consiguió uno de sus mayores éxitos al interpretar al empresario Cosmo Topper en la película Topper (Una pareja invisible), junto a Cary Grant y Constance Bennett. El film fue el más taquillero del año siendo nominado al Oscar al mejor actor de reparto. Su esposa en la pantalla era Billie Burke, con la que apareció en las dos secuelas. Continuó su carrera interpretando roles secundarios en comedias, pero en los años siguientes la importancia de sus papeles decreció. Logró otro éxito como el tío Willie en The Philadelphia Story (Historias de Filadelfia, 1940) con Katharine Hepburn y Cary Grant.
 
Roland Young siguió trabajando de manera constante durante la década de 1940, interpretando pequeños papeles junto a algunas de las principales actrices de Hollywood, como Joan Crawford, Marlene Dietrich, Paulette Goddard y tuvo el dudoso honor de trabajar en la última película de Greta Garbo: Two-Faced Woman (La mujer de las dos caras, 1941), vapuleada por la crítica. ¡Young siempre está bien haga el papel que haga!
 
Como dije al principio mencionar a todos es imposible y mientras escribo estas líneas muchos otros me vienen a la mente, por lo que no puedo terminar esta entrada sin por lo menos (quedándome corto) nombrar a algunos: Mischa Auer, Alan Curtis, Charles Farrell, Billy Gilbert, Jack Holt, Cecil Kellaway, Guy Kibbie, Reginald Owen, Nat Pendleton, Michael Rennie, Charles Ruggles y Lyle Talbot.

"Si tan solo aquellos que sueñan con Hollywood supieran lo difícil que es todo".
Greta Garbo
 
¡Venenosos Salu2 desde Crystal Lake!
Todas las fotos colección del autor.
 

sábado, 16 de septiembre de 2023

ANN SHERIDAN, “THE OOMPH GIRL”

 “Nunca presté mucha atención al glamour. ¡Dietrich es glamour! La reina. Como Crawford. Como Garbo […]. Hay misterio en ellas, pero yo nunca tuve eso querido”.


Querida Ann: posiblemente tenías razón en parte, pero si hoy pudieras ver lo que se considera glamour cambiarias de parecer. Si bien no eras misteriosa como Dietrich o Garbo, por no decir artificiosa, las ganabas en naturalidad. Uno podía fantasear con ellas pero era más factible acercarse a ti. De hecho, no es de extrañar, que fueses una de las más populares pin up de los años 40. Por algo sería!
 
Tirando de memoria, aunque la mía se reinvente con el paso de los años, recuerdo haberte visto mucho antes de que el “glamour se instalase en mi universo y el impacto que me produjiste. Mucho, mucho antes, de que mi pasión por el cine germinase. Durante un tiempo guardé una foto tuya recortada de una revista, al igual que hice con Bergman y que todavía conservo. La tuya por desgracia desapareció con el transcurso de los años.
 
“Solía ir al Grauman’s Chinese o al Pantages y sentarme allí esperando ver mi cuerpo sin rostro en la pantalla”.


Como he dicho en muchas ocasiones, la primera de todas en ocupar un lugar privilegiado en mi panteón de mitos fue Rita Hayworth. Rita que te eclipsó para la historia tanto por Gilda (1946) como por su melena pelirroja. Una cabellera, que por cierto, compartíais.
 
Es verdad que luego apareció Dietrich y arrolló (por poderosas razones bien conocidas por los que me leen) a todas y centré mí entusiasmo por el coleccionismo y mis recursos en ella, pero con el paso de los años he ido subsanando el error. Igual que contigo me pasó con muchas otras estrellas. No voy a mentir y reconozco que el coleccionismo es una afición especialmente costosa, si bien hay que saber mantener los pies en la tierra para no derrochar. Para mí es una actividad placentera de la que soy adicto. De hecho me “automedico” cada cierto tiempo.
 
“Puedo silbar con los dedos, acosar a un novillo, encender un fuego con dos palos, disparar una pistola con bastante precisión, escribir tipografía y dar clases en una escuela”.


Cuando ya florecía mí gusto por el cine clásico te perdí la pista. Todas las madrugadas (quizás una de las razones por las que tengo dificultad para dormir), esperaba sentado delante del televisor a que emitiesen en La2 el programa Cine Club, donde programaban ciclos de cine clásico (en versión original) dedicados a alguna estrella y/o género, pero como he dicho, la historia es injusta y se olvidaron de ti al igual que me ocurrió a mí.
 
Todo es enmendable y yo que en parte, voy contracorriente, te recupero y te posiciono en un lugar prominente en mi “cultura” cinematográfica, desdeñando a otras estrellas enquistadas en la memoria colectiva. No doy nombres pero muchos y muchas sabréis quienes son...
 
“A algunas personas les suceden cosas muy interesantes durante el intento demoledor y prolongado de una carrera.
Otros solo parecen arrastrarse y el mío suena tan aburrido. Si hubiera sucedido algo emocionante lo entendería, pero fue sólo un trabajo duro, eso es todo”.


En el momento que nos ocupa y dada mi persistencia, casi enfermiza, de alejarme lo más posible de las tendencias actuales, sigo revisitando clásicos de las décadas de los 30 y 40, y aquí te descubro de nuevo en grandes películas semiolvidadas (otra cosa que reprochar a la infame historia) dirigidas por grandes directores: Michael Curtiz, Lewis Milestone, Raoul Walsh, Sam Wood y acompañada por extraordinarios actores: Bogart, Cagney, Flynn, Huston, o Raft, entre otros.
 
“No olvides que a todos los hombres les gusta que los consideren bastante peligrosos”.


Estimada Ann, te he “redescubierto” en la comedia con tintes criminales It All Came True (1940) donde también cantabas, en el excelente melodrama They Drive by Night (La Pasión Ciega, 1940) con otra devoradora de planos: Ida Lupino (también olvidada), en el drama City for Conquest (Ciudad de conquista, 1940) dirigido por Anatole Litvak, Kings Row (Abismo de pasión, 1942) con un sorprendente (para bien) Ronald Reagan, en el drama bélico Edge of Darkness (Al filo de la oscuridad, 1943) donde formas parte de la resistencia Noruega durante la ocupación Nazi, fuiste toda una mujer fatal en el cine negro Nora Prentiss (1947), transitando por el mismo género te convertiste en la heroína protagonista (raro para este tipo de filmes) en Woman on the Run (1950) donde se notaba que también ejerciste la labor de productora y por último en la película de aventuras Appointment in Honduras (Cita en Honduras, 1943) que vi en principio para admirar tu cabello pelirrojo en (como digo siempre) asombroso technicolor.
 
“No creas que puedes arreglártelas sólo con el atractivo sexual”.


Muchos te recordarán en la comedia de Howard Hawks I Was a Male War Bride (La novia era él, 1949) junto a Cary Grant, que tengo pendiente de volver a ver y que pospongo porque Grant, aunque gustándome bastante, en ocasiones me satura.
 
La carrera de Ann Sheridan no fue muy larga, en parte porque falleció a los 51 años a causa de su afición al tabaco. Era una fumadora empedernida. Comenzó a mediados de los años 30 contratada por Paramount tras ganar un concurso de belleza. Limitada a pequeños papeles no acreditados porque el estudio no dedicó demasiado tiempo en ella. Mencionar que el plantel de estrellas de la Paramount era el quién es quién de la década: Mae West, Claudette Colbert, Marlene Dietrich y Carole Lombard.
 
“Tuve que luchar por todo en Warner. Desde el director de casting hasta Jack Warner. Por supuesto, en Warner todo el mundo parecía tener que luchar. […]. Una pelea demoledora y prolongada. No siempre gané, pero les hizo saber que estaba viva”.


Abandonado el mencionado estudio, firma contrato con Warner Bros. Momento en el que su carrera mejora convirtiéndose en la principal “sex symbol” del estudio y recibiendo el apelativo “The Oomph Girl”, la chica sexy, algo indefinible que despierta el interés masculino. Siento ser malvado, pero es un título merecidísimo, teniendo en cuenta que la reina de Warner era Bette Davis.
 
Su década fueron los años 40, repartidos con desigual fortuna con: Rita Hayworth, Betty Grable o Lana Turner. Quizás caer en un estudio como Warner le proporcionó una carrera pero no la repercusión que como las otras se merecía. Es algo que he ido elucubrando con el paso de los años. Otro caso similar es el de su compañera de estudio Eleanor Parker, hoy recordada sobre todo por su papel como la Baronesa Elsa Schraeder en la película musical un tanto ñoña The Sound of Music (Sonrisas y lágrimas, 1965). La productora siempre se destacó por un cine llamémosle de “hombres”, especializada en películas de gánsteres y realistas alejándose de la línea de sus competidoras.
 
“Me apodaron ‘The Oomph Girl’, ¡y detesto ese apodo! El solo hecho de ser conocida por un apodo indica que no se te considera una verdadera actriz… ¡Es simplemente una mierda! Si mencionas a una actriz por su apariencia o reacción, entonces eso es todo lo que se la considerará”.


Recomendar para quien quiera conocer a Miss Sheridan ver algunas de sus películas, descubrir lo buena actriz que era y comprobar que antes de Rita estaba ella.
 
¡Venenosos Salu2 desde Crystal Lake!

Todas las fotos colección del autor.