viernes, 13 de octubre de 2017

EXPRESS YOURSELF PART II

Bueno, ¿dónde me quedé? Ah sí, estaba atravesando los cortinones rojos del cine Pleyel.

Una vez dentro, recuerdo que la sala estaba más oscura que una caverna de la era paleolítica. Ya habituado a la oscuridad, comprobé que el cine estaba vacío. Como iba un poco predispuesto a llevarme alguna sorpresa desagradable, sopesé todas las posibilidades de huida como si fuese un impala en la sabana africana pendiente de cualquier depredador. Los documentales de la 2 me han enseñado más que un curso de artes marciales.

Un impala prevenido vale por dos.

Solo había dos filas de butacas distribuidas a izquierda y derecha. Me coloqué en el lado izquierdo, centrado (por lo menos veía la pantalla estupendamente), equidistante respecto a la pared y al pasillo, desde dónde podía controlar perfectamente las salidas de emergencia. Más vale prevenir y tener localizadas las vías de escape.

Se apagaron las luces... ¿Había luces?. No hubo trailers ni anuncios, algo que agradecí y empezó a oírse el “Causing a Commotion” uno de los temas principales de “Who´s That Girl” (1987).

Madonna incomoda al personal. ¿Lo mejor de la película? El puma.

Confieso que no estaba relajado del todo. Otra cosa que aprendes de los antílopes africanos es a no bajar la guardia en ningún momento. Pensaba que a las primeras de cambio, se abrirían las cortinas y entraría en la sala alguna “chica de la calle”, al estilo de las que aparecen en la película “Salón Kitty” (1978) de Tinto Brass.

"Si tu alegría se deriva de lo que la sociedad piensa de ti,
siempre estarás decepcionado."

Tampoco es que me preocupase mucho, mi malestar mayormente, es que como (ya lo he dicho anteriormente) soy muy Sheldon Cooper, iba a ver una película, no a confraternizar con el sexo opuesto.

Chicas descocadas y atrevidas asaltando a un señor de bien.

Esto me recuerda una vez que estando mis padres de veraneo, invité a una compañera de un curso a ver un VHS en mi casa. En lo que fui a buscar la cinta me la encuentro tumbada en el sofá… ¿Pero ésta que se ha pensado?
¡¡Le dije claramente que íbamos a ver una cinta!!

No me voy a extender con este tema (da para otra entrada del blog pero me temo que os vais a quedar con las ganas), pues he tenido experiencias parecidas con otras chicas, desde alguna más o menos inocente a otras más heavys y siempre he terminado escaldado. Escolopendra Venenossa siempre me dice que he sido un rompecorazones, no son sus palabras exactas, ella hace referencia a calentar cosas…

Madonna haciéndole olvidar a su coprotagonista que está en una mala película.

A mitad más o menos de la proyección, empecé a escuchar susurros, ruidos extraños y algún que otro ronquido. Esto último normal teniendo en cuenta la película, aunque sea de mis preferidas. Ya que Madonna no es buena actriz, por lo menos se interpreta a sí misma con ganas, como si estuviese en un videoclip de 92 minutos.

"Mucha gente tiene miedo de decir lo que quiere.
Por eso no consiguen lo que quieren.” 

Que entrase alguna señora facilona al cine una vez empezada la película quedó más que descartado, como comprobé más tarde. Continuaban los ruidos extraños que me eran familiares… Para que os hagáis una idea, se parecían a las onomatopeyas de los comics para adultos que leía a escondidas, como conté en mi anterior entrada.

"Me gustaría ponerte en trance..."
(Erotica, 1992)

En fin, que me giro hacia atrás y en la zona más alejada vislumbro (gracias a la luz que venía de la pantalla) unas cuantas cabezas. Me vuelvo tal cual y sigo a lo mío pero, seguramente, no disfrutando la película como los que estaban en la última fila…

"Lo enfermo y pervertido siempre me atrae."

Así si comerlo ni beberlo (muy propio de este cine ¡jijiji!) aparece un tipo y se me sitúa prácticamente delante de mi butaca. No para de girarse y girarse, que parecía Regan, la niña del “Exorcista” (1975), hasta que al final se pone justo en mi fila.

Madonna intentando huir del cine y de la película.

Aquí me di cuenta de que había cometido un grave error. No tenía posibilidad de escape si se hubiese acercado. El sujeto me cerraba el pasillo y al otro lado estaba la pared. Por un lado no tengo la capacidad de modificar mi densidad atómica y atravesar paredes como Kitty Pride mutante de los X-Men conocida como Gata Sombra, ni tampoco tenía la agilidad (pese a mi edad por entonces) para saltar de butaca en butaca hasta alcanzar la salida. En este caso no aprendí nada de los impalas, que llegan a saltar más de 10 metros de longitud. En el supuesto de verme acorralado me hubiese defendido como un facóquero, que son muy suyos.

"¿Llevas una pistola en el bolsillo o es que te alegras de verme?"
(Mae West)

La verdad es que tengo mala suerte hasta para lo malo. Ya podía aparecérseme un tipo a lo George Clooney o en su defecto a lo Brad Pitt, pero no, se me acerca uno a lo Alfredo Landa y José Luis López Vázquez y eso siendo generoso.

“Siempre pensé que debía ser tratada como una estrella.” 

Unos minutos que se me hicieron eternos… Aunque no quitaba ojo de la pantalla, ya tenía la mano aferrada a la aguja que llevaba conmigo, pero no me hizo falta usarla, de la nada, apareció una figura, creo que un chico joven (nunca he tenido muy buena vista) y se acercó a mi López Vázquez. Cuchichearon algo y acto seguido se fueron juntos a la parte del fondo. Mientras tanto los susurros y gemidos eran más que audibles.

"Todos inventamos.
Solo que algunos tenemos más imaginación que otros."
(Cher)

Madonna y sus aventuras supuestamente graciosas desaparecieron para dar paso a Cher y “Las Brujas de Eastwick” (1987). Una vez que me “habían levantado” a mi pretendiente, me dispuse a ver la película sin interrupción alguna. En cuanto aparecieron los créditos salí corriendo tan rápido que parecía un cartoon de Tex Avery, tanto que los cortinones por un momento se quedaron suspendidos en el aire. Sobra decir que no quería ver el panorama una vez se encendieran las luces. Como supondréis, el cine era frecuentado por señores y jovencitos…

Pies, para qué os quiero...

He de decir que por entonces tenía bastante tirón entre los señores y las señoras maduras. Con estas últimas la cosa era más sutil, pero los señores no se andaban con tantos rodeos. Me acuerdo que una vez, esperando el autobús a las tantas de la madrugada en plena Castellana me abordó otro López Vázquez… Desde luego no era buen sitio ni buena hora para esperar el bus. Ahora que lo pienso, si me hubiese pasado al lado oscuro, igual me hubiesen puesto un apartamento y viviría de las rentas, pero eso solo pasa en las películas. ¿O no?

Oops...! Me parece haber visto un lindo viejito...

Creo que he sorteado tantos peligros sin darme cuenta, que si hubiese nacido ñu, tened por seguro que habría sobrevivido al cruce del rio Mara durante la migración.

En definitiva, pese a todo salí del cine bastante satisfecho y todavía más Madonnaidiotizado.

"Yo soy mi propio experimento. Soy mi propia obra de arte." 

Mi siguiente "encuentro" con Madonna, dejando de lado el lanzamiento de vinilos contra la pared y la acumulación de más y más recortes de prensa, fue con motivo de su llegada a Madrid con la gira “Blond Ambition World Tour” (1990).

Madonna dirigiendo su mirada hacía la pared...

Tenía todos sus discos, la había visto en el cine y ahora lo que me faltaba era verla en vivo. Tenía muchas ganas de ir, pero el primer problema que me encontré fue con quién hacerlo. No conocía a nadie que le gustase. El no conocer a nadie (le gustase o no), no es relevante. Siempre he sido de pocos amigos y normalmente iba de la escuela a mi cuarto… Cuarto que mi cuñado llamaba “La Cueva”.
-¿Está David en la cueva? Preguntaba cuando venía a casa.

Siempre he sido muy de estar en casa tranquilamente, muy al estilo de los ctenízidos, como vulgarmente se conoce a las arañas de tapadera.

¿Escandaloso?
A mí, algunas partes, me resultaron tremendamente aburridas.

En la escuela (de Artes y Oficios) donde estudiaba, gracias a unas compañeras, conocí a una chica que era fan de Madonna y que pensaba ir. Ella era un poco, a ver como lo digo… ¿estúpida? pero la cosa era ver a Madonna, costase lo que costase. Aceptó ir conmigo, pero resultó que debía de ser bipolar porque según el día cambiaba de opinión. Al final después de que me lo hiciese pasar mal, se decidió y compró las entradas, porque como era habitual yo no disponía de efectivo. Primera misión: empezar a ahorrar.

¡¡Mi tesoroooo de 4000 pesetas de la época!!

En principio mis padres no me dejaban ir, más que nada por el tema seguridad: la gente, la vuelta a casa, etc. Tardé un poco en convencerles, pero al final me dejaron y debí de ser bastante convincente o portarme bien, porque ¿me pagaron ellos la entrada? Sinceramente no lo recuerdo, pero me gusta pensar que fue así.

"Solo cuando estoy bailando puedo sentir que soy libre."

Este fue mi primer concierto “oficial”. Unos cuantos años antes, “engañé” a mis padres y asistí en 1988 a uno en unas fiesta se San Isidro, pero volví a casa a mitad del mismo, para llegar a una hora prudente y no levantar sospechas.

¡¡Me quedé sin uñas de los nervios!!

Ya tenía el consentimiento de mis padres y la entrada, y llegó Jesús Gil y Gil (presidente del Club Atlético de Madrid) y no sé qué líos se trajo con los organizadores, que a punto estuvo Madonna de cancelar el concierto que se celebraba en el estadio. También soltó no se cuantas tonterías sobre ella con su característica verborrea. Cómo a mí el deporte no me va y el fútbol menos que nada (una suerte para mi futura querida Escolopendra), estuve unas semanas que me daba algo. Estaba hecho un enfurecido Godzilla soltando por mi boca sapos y culebras y de paso algún rayo radioactivo. Desde entonces este señor fue uno de mis “archienemigos”.

Me gustaría ser Godzilla para pisotear edificios y freír personas.

No me alargaré con el concierto, que estuvo bien. Al entrar me regalaron una postal promocional de su película “Dick Tracy” (1990), que fui a ver al cine esta vez de estreno. Al terminar el concierto la postal se había deshecho por el sudor. Como soy muy tonto, me la metí dentro de la camiseta para que no se me estropease, jajaja. Luego cuando salí del recinto, le rogué a una chica (que tenía en la mano un puñado de ellas) que me diera una. Era una puta egoísta. Me costó lo suyo.

"A veces tienes que ser una perra para hacer las cosas."

En cuanto al merchandising oficial, éste era prohibitivo para mi precaria economía, así que esperé a que recogieran los puestos que estaban en la calle para hacerme con el cartel. Mi acompañante me quitó la ilusión del momento diciéndome que era falso, pero yo sigo pensando que no lo es.

Si hubiese llevado Rexona, seguro que habría evitado las manchas de sudor.

En cuanto a Madonna… Gracias a mi "compañera" acabamos casi en primera fila. Como era un pelín bajita, se abrió hueco a codazos mientras yo temía por mi físico. ¿Y de qué nos sirvió? La vi de cerca sí, pero se me cayó el pico al suelo a lo Pato Lucas. La encontré un poco feíta la verdad. Y ese pelo amarillo, ¡no rubio, amarillo pajarraco! y esas cejotas y la bocota. Era todo cabeza… Luego el numerito del "Like a Virgin" con el consolador y los gemidos. Aparte de que la canción es la que menos me gusta de todas, debo decir que no soy amigo de las ordinarieces. Para un ratito vale, pero cuando Madonna se pone "tontita" (como cuando empieza con los ¡oe, oe, oe, oeee!), no tiene límites.

¿Like a Virgin o la Salchipapa?

Aclaro que lo vulgar, no me desagrada del todo, incluso me divierte, pero en una actriz o cantante que me guste no me hace gracia. ¡¡Qué necesidad!!

Madonna lo cultivó posteriormente sacando su libro “SEX” (1992) y estrenando “El cuerpo del delito” (1993) a rebufo del éxito de “Instinto Básico” (1992). Siempre he preferido la insinuación, el misterio. Me gusta imaginar, no que me lo enseñen todo a las primeras de cambio. Para eso, ya tengo el porno.

"No me avergüenzo de nada de lo que he hecho."
(Madonna)

De todas formas no me arrepiento de haber asistido al concierto.  Fue una gran experiencia. Siempre digo que fui en el momento justo a verla, en lo mejor de su carrera. Actualmente, aparte que ya no pasa por Madrid, no me interesa ver en un escenario a una señora amojamada vestida de adolescente. Me parece estupendo que ella siga en la brecha dando lecciones a más de una, pero yo prefiero evitar verla, algunas veces, hacer el "ridículo".

“Sólo el amor puede durar.”

A día de hoy todavía la sigo pero no con tanto ímpetu. Guardo algún reportaje que otro, compro sus discos, veo sus vídeos y poco más. Más por mi afán completista que por otra cosa. Si no estoy de malas (también soy conocido por mi bipolaridad, Escolopendra Venenossa lo sabe muy bien) incluso diría que me gustan las cosas que hace, exceptuando por supuesto el mamarracho, pero eso es algo que ella o no lo puede evitar o no tiene verdaderos amigos que le digan las cosas.

Y aquí sigo, aunque menos Madonnaidiotizado.

Como soy bastante nostálgico, la Madonna que prefiero tener en el recuerdo es la Madonna que viví más intensamente, la de los ochenta y noventa.

Venenosos salu2 desde Crystal Lake!!

Todo el material archivo del autor.