miércoles, 9 de diciembre de 2020

¡CON C DE CARISMA!

Carisma
Del lat. tardío charisma y este del gr. χάρισμα chárisma
1. m. Especial capacidad de algunas personas para atraer o fascinar.
2. m. Rel. Don gratuito que Dios concede a algunas personas en beneficio de la comunidad.

 
El Star-System de Crystal Lake se desmorona. La Dietrich se ha echado a temblar. El Mito inalcanzable tiene duras competidoras. El paso relevante de la adolescencia (esa etapa en la que tus Mitos son intocables) a la madurez es lo que tiene. Quizás una mirada imparcial hacía las estrellas o una acumulación de conocimiento es lo que, con el paso de los años, ha colocado a cada una en su dimensión. Una cosa es ser una estrella y otra muy distinta es ser una actriz. ¡Lo difícil es ser ambas cosas!


En estas semanas había planeado hacer una serie de listas de mis diez actrices, actores, directores y películas favoritas, cosa que he planteado también a mi Proveedor de Mitos y a mi BFF Carmen Munsters, pero algo que parecía fácil se ha convertido en una tarea bastante engorrosa. De momento está en punto muerto.
 
Si me leéis ya sabréis que he pasado gran parte del confinamiento viendo películas clásicas. Principalmente de los años 30 y en especial pre-code. Como ya llevo un par de listados de todo lo que he visto sentí la curiosidad de saber, más bien confirmar, qué estrellas eran las que más habían aparecido en mi pantalla de televisión. La cosa ha estado reñida e intuyo que así seguirá. Dos estrellas han destacado por encima del resto: Joan Crawford y Claudette Colbert.


Miss Crawford ya estaba bien posicionada en mi particular Star-System y Miss Colbert ha subido tan rápidamente como la espuma. Tanto como cuando descorchas un buen champán después de agitarlo. Crawford con 10 películas frente a las 8 de Colbert ha sido la clara ganadora.

"Después de ver a Garbo por primera vez en MGM mis rodillas se tambalearon. Ella era impresionante. Si alguna vez pensé en convertirme en lesbiana, eso fue todo."
Joan Crawford

El carisma de ambas estrellas, ya sea una cualidad con la que nacieron, que pulieron o un don de Dios es indiscutible. Ambas son a la vez (algo en lo que siempre hago hincapié) estrellas y actrices. Ambas son bien distintas pero igualmente fascinantes y me ha quedado claro que son valores seguros. Puedo decir que todavía no he visto una película realmente mala de ellas. Quizás más floja, normalmente por el guión, pero siempre hay algo bueno en ellas.


Miss Crawford es recordada sobre todo por su enfrentamiento con Bette Davis durante el rodaje de ‘What Ever Happened to Baby Jane?’ (Seven Arts Productions, 1962) y los “conflictos” familiares que salieron a la luz, una vez que había fallecido, en la biografía escrita por su vengativa hija que derivó en una pésima película.
 
Miss Colbert no tiene ni eso. No es recordada o por lo menos no lo suficiente. Es la impresión que tengo. Claudette Colbert fue la reina absoluta de la “screwball comedy” aunque "la historia" nos venda que ese título lo ostentaban Carole Lombard y/o Katharine Hepburn. Ambas un par de actrices competentes que según mi punto de vista están un tanto sobrevaloradas.


Durante parte de su carrera Lombard iba en busca de su estilo. Primero “imitando” a Constance Bennett (otra gran olvidada) y después a Dietrich. Su temprana muerte nos dejó sin saber de lo que hubiese sido capaz pero la convirtió en Mito. La Hepburn que acumuló más fracasos que éxitos en su carrera, nos dejó algunas películas hoy consideradas clásicos imprescindibles y se revistió de un aura de mujer independiente un tanto alejada de la realidad. Por lo menos en lo que respecta a su relación con Spencer Tracy. Si es que hubo alguna…
 
Joan y Claudette empezaron su carrera en el Hollywood silente y reinaron en sus respectivos estudios. Joan en MGM y Claudette en Paramount. Ambas eran, además de estrellas, actrices versátiles y tuvieron una larga trayectoria. La de Miss Crawford comprendió seis décadas.


Joan Crawford con sus interpretaciones realistas destacó en los dramas, aunque tocó todos los géneros. Sus expresivos ojos nos trasmiten mucho más que los guiones de sus películas. Claudette que para mí, es una actriz todoterreno, destacó en la comedia. Siempre desde la sutileza. Miss Colbert es de las que te saca una sonrisa e incluso una carcajada sin hacer aspavientos.

"Siempre he creído en la ética cristiana, perdonar y olvidar.
Esperaba volver a trabajar con Bette Davis.
No tenía idea del alcance de su odio
y de que planeaba destruirme."
Joan Crawford
 
A Miss Crawford la he visto en sus películas de los 30 y hasta finales de los 50. Está magnífica en ‘Paid’ (MGM, 1930) una historia de venganza. Demuestra su talento para el drama y la comedia romántica en ‘Sadie McKee’ (MGM, 1934), ‘Forsaking All Others’ (MGM, 1934) y ‘I Live My Life’ (MGM, 1935). Patina en ‘Strange Cargo’ (MGM, 1940) por un guión demasiado cargado de moralina religiosa, pero no por su química junto a Clark Gable. La pareja es lo único destacable del film. Se muestra muy habilidosa en el cine negro con ‘Flamingo Road’ (Warner, 1949) y sobre todo está impresionante en el thriller de suspense ‘Sudden Fear’ (Joseph Kaufmann Productions, 1952), por el cual fue nominada al Oscar. Crawford siempre se luce en unos primeros planos que muy pocas pueden soportar.


La he visto en technicolor en el drama musical ‘Torch Song’ (MGM, 1953), una película muy cuidada aunque tristemente la doblasen cuando interpretaba las canciones. Se echó unos bailes y lucio estupenda en colores. El New York Herald Tribune se rindió a ella: “tiene otro de sus papeles del tamaño de una estrella”.
 
En ‘Female on the Beach’ (Universal, 1955) y sobre todo en ‘Autumn Leaves’ (Columbia, 1956), saca toda su artillería pesada dominando la situación. Es una lástima que ambas películas no sean lo suficientemente reconocidas.


En cuanto a Claudette Colbert confieso que he preferido verla casi exclusivamente en comedias. No quería arriesgarme. En parte porque durante este periplo cinematográfico me acompañaba Escolopendra Venenossa y quería que se “enamorase” de ella, como así ha sido. Incluso Escolopendra comparte conmigo la decepción que me produjo la Lombard cuando la comparamos con ella. Si hablamos de decepciones también me ha decepcionado mucho Myrna Loy. Tenía una idea equivocada de ella. Loy en sus películas es básicamente: la compañera del héroe.
 
Con su cara redonda, ojos grandes y unos modales exquisitos Miss Colbert se convirtió en una de las estrellas mejor pagadas del Hollywood de los 30. Versátil como nadie, estaba capacitada tanto para la comedia ligera como para el melodrama. Su única competencia en la Paramount era Marlene Dietrich, pero Marlene no era tan popular como Colbert. Dietrich era alguien inalcanzable y como tal no supuso competencia para Claudette. ¡El exotismo perdía ante la naturalidad!


Miss Colbert está impecable en cada una de las películas en las que la he podido ver. Pese a que Hollywood tenía la costumbre de encasillar a sus estrellas hasta agotarlas en taquilla, en el caso de Claudette sus papeles fueron muy diversos. Pero sus alocadas heroínas la llevaron a convertirse en una reina de las srewball comedy. De hecho fue la dueña de los mejores papeles de comedia de los años 30.
 
Como bien dice Terenci Moix: “fue única en su elegante ligereza, su profunda ironía, el inteligente aspecto de “estar de vuelta de todo” con que solía mirar a los hombres.”


Imprescindible es verla en ‘Three Cornered Moon’ (Paramount, 1933), interpretando el personaje de la hija de una excéntrica familia que se ha quedado arruinada después del crash de la bolsa de 1929. Aquí la verdad es que uno no sabe a quién prestar más atención si a ella o a: Mary Boland. Recordemos que Miss Boland es conocida por ser la Condesa De Lave en ‘The Women’ (MGM, 1939).

"Garbo no es una mujer hermosa. Pero puede entrar en una habitación con sus pasos largos y lentos
y dar una ilusión de belleza y glamour.
Si intentara hacer eso, sería simplemente ridículo."
Claudette Colbert 

Aunque se lean críticas adversas sobre Four Frightened People’ (Paramount, 1934) donde da vida a una apocada profesora perdida en una isla aparentemente desierta, la película según mi punto de vista es bastante divertida. Cecil B. De Mille termina convirtiendo a la simplona profesora en una amazona desmelenada. Comparte protagonismo de nuevo con Mary Boland que prácticamente le roba la película. Miss Boland es como Billie Burke: ¡conocerlas es amarlas!


A Claudette se la ve muy refinada en ‘Tovarich’ (Warner Bros., 1937) junto a Charles Boyer, donde son dos aristócratas rusos huidos de la Revolución que deben sobrevivir como criados de una familia de ricachones. Bajo el ala de la MGM apareció en ‘It's a Wonderful World’ (1939) y ese mismo año el director Mitchell Leisen le regaló un gran papel, con guión de Billy Wilder, que le proporciono mucho éxito. Hablo de: ‘Midnight’ (Paramount, 1939). Repitió con Leisen con el mismo resultado en: ‘No Time for Love’ (Paramount, 1943).
 
El director de la maravillosa e imprescindible ‘Sullivan’s Travels’ (Paramount, 1941), Preston Sturges, la emparejó con el galán de la mencionada película Joel McCrea en ‘The Palm Beach Story’ (Paramount, 1942). Una típica screwball: comedia alocada con diálogos rápidos. Como siempre Miss Colbert está sutil y esplendida.


Para terminar el mini-ciclo de Claudette la vi en el drama de guerra: ‘So Proudly We Hail!’ (Paramount, 1943). La película sigue a un grupo de enfermaras destinadas en Filipinas lideradas por ella. Comparte protagonismo con Paulette Goddard y Veronica Lake. Con ésta película confirmamos que Colbert se desenvolvía perfectamente bien en el drama.

"Bette Davis es la más afortunada de todas nosotras.
Empezó a interpretar mujeres mayores cuando era joven.
Así que nunca tuvo que saltar la brecha."
Claudette Colbert

Como no hay dos sin tres, mientras pensaba en ésta entrada, he visto junto a Escolopendra, en unas pocas películas a: Constance Bennett.


‘After Office Hours’ (MGM, 1935); ‘Topper’ (MGM, 1937); ‘Merrily We Live’ (MGM, 1938). Todas comedias locas. Con la última solo puedo decir que se me saltaron las lágrimas de la risa que me produjo. Constance comparte con Claudette Colbert esa manera de hacer comedia sutil, como si no les costara nada y muy alejada de la sobreactuación.
 
Ahora para mí solo existe una única Bennett y es Constance. Aunque su hermana Joan sea la más recordada gracias a sus papeles en el cine negro, Constance fue muy popular en la década de los años 30. Fue la más taquillera en esa década detrás de Garbo, llegando a ser una de las actrices mejor pagadas. Con un glamour refinado siempre se mostró elegante y con encanto. Modelo para la Lombard en Paramount y Bette Davis en Warner Bros., ambas actrices se "apropiaron" de su look en un momento de sus carreras.


Mientras tanto Joan dejaba de lado los papeles de rubia (su color de pelo natural) ingenua y se convertía en una mujer fatal con películas como: ‘The woman in the Widow’ (RKO, 1944) o ‘Scarlet Street’ (Universal, 1945), con las que alcanzó el éxito. Aunque para conseguirlo luciera una negra melena sospechosamente parecida a la de Hedy Lamarr. La verdad es que yo solo la recuerdo por esas dos películas y como madre de una juvenil Liz Taylor en ‘Father of the Bride’ (MGM, 1950).

"Mi secreto para ser feliz es trabajar como un castor. Lo que quiero decir es que siempre me ha interesado todo lo que hacía,
o de lo contrario no lo haría.
Cuando estás tan interesado en algo, eres feliz."
Constance Bennett
   
Después de este repaso a ambas actrices, no me queda duda alguna de que Crawford es más dinámica y menos aburrida que Garbo o Norma Shearer, y que Colbert es más natural que Carole Lombard y menos excesiva que Hepburn. Si añadimos a esto que estoy “descubriendo” a Constance Bennett, el Star-System de Crystal Lake no se desmorona sino que se derrumba.
 
Venenosos Salu2 desde Crystal Lake!

Todas las fotos colección del autor.

jueves, 5 de noviembre de 2020

PELÍCULAS PARA UN CONFINAMIENTO

En mi anterior entrada dedicada a Jane Wyman, contaba que durante el confinamiento por Covid-19 vi la serie ‘Falcon Crest’. Mientras la veía la compaginaba con otras series y películas de todo tipo: ¡principalmente clásicas y en VOSE!
 
En total he visto, siempre acompañado de mi fiel Escolopendra Venenossa, más de 50 películas. Como no llevaba un listado exacto de las mismas, me concentraré en las que vimos, una al día, durante el mes de octubre.
 
“Las estrellas no tienen edad, ¿verdad?”
Gloria Swanson como Norma Desmond en ‘Sunset Boulebard’.
 
No es justo para las estrellas de las que no haré referencia no mencionarlas. Durante todo este tiempo se han paseado por la pantalla de mi televisión grandes y míticas figuras como: Tallulah Bankhead, Gary Cooper, Frances Drake, Joan Fontaine, Rita Hayworth, Leslie Howard, Hedy Lamarr, Charles Laughton, Vincent Price, George Sanders, Norma Shearer, Franchot Tone, Lana Turner, Mamie Van Doren y muchos más.

Bankhead, Harlow, Lamarr y Shearer.

También tuve mi pequeño momento Catherine Deneuve después de, como comenté en una entrada anterior, ver la ‘La Verité’ (2019).
 
Mencionar una por una todas las películas sería largo y tedioso para el que me lea, así que me detendré en las que especialmente me gustaron o llamaron mi atención. Algunas ya las había visto y otras, que conocía, han sido todo un descubrimiento.
 
Mi Proveedor de Mitos, al que le enseñé el listado, me indicaba que hubiera estado bien que las hubiese puntuado. Eso es algo difícil para mí, a no ser que sean claramente malas, porque cada una tiene algo que las hace especiales.
 
Para empezar este “pequeño ciclo” necesitaba una estrella de gran magnitud. Como no podía ser de otra manera escogí a: ¡Joan Crawford!
 

‘Female on the Beach’ (Universal, 1955), es la historia de una viuda (Joan Crawford) y un vividor/gigoló de playa (Jeff Chandler). La película, típico producto para maduritas de los años 50, es el vehículo perfecto que buscaba la Universal para Miss Crawford. Caminando entre el drama criminal y el romance, la película es bastante interesante y compartimos la intranquilidad de la protagonista hasta el desenlace de la historia.
 
Para mi Crawford siempre está magnífica en cualquier papel. Aquí domina la situación y tiene unos espectaculares primeros planos. En cuanto a Jeff Chandler, ha sido uno de mis descubrimientos. Aunque parezca todo lo contrario era un buen actor y por lo que he leído, buena persona.
 
De Miss Crawford también he visto: ‘Paid’ (1930), ‘Forsaking All Others’ (1934) y ‘Strange Cargo’ (1940). Todas ellas de MGM y las dos últimas junto a Clark Gable, actor que aparece mucho en las películas que he visto.

Drummond Hall (Chandler): Me gustaría pensar que podríamos ser amigos.
Lynn Markham (Crawford): ¿Por que?
Drummond Hall: Bueno, para empezar, tú...
Lynn Markham: Mira, ¿por qué no dejas de presionar? La Sra. Crandall podría haber estado interesada en tu producto, pero la Sra. Markham no.
 
Puedo decir desde ya, que la “Joya de la Corona”, y en esto está de acuerdo Escolopendra, ha sido: ‘Sullivan’s Travels’ (Paramount, 1941). Esta brillante comedia, de la que omito la trama, dirigida por Preston Sturges y protagonizada por Joel McCrea y Veronica Lake es de: ¡obligado visionado!


Miss Lake está espectacular en unos de sus primeros papeles como protagonista. Tanto ella como McCrea nos ofrecen magnificas interpretaciones. Añadir que el resto del reparto también.

La Chica (Lake): Me gustas más como un vagabundo.
John L. Sullivan (McCrea): No puedo evitar qué tipo de gente te gusta.
 
Independientemente de lo que críticos, escritores o aficionados puedan decir sobre una película o algún interprete, nunca me he guiado por opiniones ajenas, tanto positivas como negativas, para que me decida a ver una película. Puede ser una película de Oscar, alabada por la crítica y el público, que si no me seduce no reparo en ella. Tengo una lista de películas que ni he visto ni pienso hacerlo que echaría a temblar a más de uno. Si he de dejarme seducir mejor que lo haga: ¡Maria Montez!


“La Reina del Technicolor”, reina como sólo sabe ella, aunque lo haga en blanco y negro, en: ‘Siren of Atlantis’ (Atlantic Productions, 1949). Ésta película distribuida por United Artists, es una aventura exótica protagonizada por La Montez junto a su marido el actor francés Jean-Pierre Aumont. En mi opinión la película se deja ver y no es ni peor ni mejor que muchas del género de la fantasía u orientales que se hicieron en su época.
 
La reina Antinea (Montez), tiene un apetito insaciable por los buenos mozos y da la casualidad que un legionario (Aumont) da con sus huesos en la mítica Atlantis. Antinea juega con cualquier incauto que llegue a palacio como un gato juega con un ovillo de lana. Los hombres son meras marionetas en sus manos y los utiliza como si fueran figuras de ajedrez. Juego al que, por cierto, le encanta jugar. Cuando se cansa los deshecha como si fuesen vulgares kleenex.


La película es escasa en diálogos (o por lo menos me lo pareció a mí), pero contiene abundantes primerísimos planos del rostro de la bella Maria. Los decorados una mezcla entre la fantasía y el modernismo… Montez declaró durante el rodaje que esperaba hacer un buen papel además de ofrecer: “el sexo y las cosas que la gente espera de mí…”
 
La mítica frase de la actriz: “¡Cuando me veo a mí misma, soy tan hermosa que grito de alegría!”, está más que justificada viéndola aquí.

Reina Antinea (Montez): Encontró el olvido en mis brazos, hasta que terminó mi tiempo de amarlo.
 
Como si se tratase del “Juego de la Oca” (de oca en oca y tiro porque me toca), pasé de una reina a otra.

Considerada una de las reinas de la comedia, vi a Carole Lombard en tres ocasiones: 'We're Not Dressing' (Paramount, 1934) junto a Bing Crosby, 'Love Before Breakfast' (Universal, 1936) junto a Preston Foster y Cesar Romero, y 'The Princess Comes Across' (Paramount, 1936) junto a Fred MacMurray. MacMurray es junto a Gable otro galán habitual en todas éstas películas.


En ‘The Princess Comes Across’, una comedia con misterio y romance de por medio, Lombard interpreta a una actriz de Brooklyn que se hace pasar por una princesa sueca para conseguir el estrellato en Hollywood. Durante la travesía en transatlántico conoce a un músico (MacMurray) y se meten en problemas…
 
La Lombard, literalmente, se sale. Para interpretar al personaje parodió a La Garbo tanto en sus ademanes como en su tono de voz y acento. ¡Imprescindible ver la película en versión original!
 
Mientras la veíamos hicimos el experimento de cerrar los ojos y nos quedamos: ¡atónitos! La película es realmente divertida. Ambos actores están fenomenales y fue una de sus cuatro colaboraciones.

Publicista: ¿Tiene una estrella de cine favorita, princesa?
Princesa Olga (Lombard): Oh, yah yah.
Publicista: ¿Sería una estrella masculina?
Princesa Olga: ¡Oh, claro!
Publicista: Si la pregunta no es demasiado personal, ¿el nombre?
Princesa Olga: Ehh... te lo digo. Mickey Moose.

Sólo puntualizo que Lombard me decepcionó un poco en las otras películas. ¿Realmente era tan buena actriz o normalita? No sé si es culpa de los guiones o de los galanes. Sobre todo no aguanté muy bien ‘We’re Not Dressing’. Eso de que Crosby cantara cada “5 minutos” de película… Francamente: ¡o eres muy fan de él o tienes que ser un tipo duro!


Después de la arrolladora interpretación de Lombard, nada mejor que ver enseguida una película de Garbo. Más que nada para comparar y echarnos unas risas a costa de La Divina. Qué conste que Garbo se encuentra entre mis favoritas. ¡Una cosa no quita a la otra!
 
‘As You Desire Me’ (MGM, 1932) es, algo común en las películas de Garbo, una película que dura poco. La más corta de toda su filmografía. Acompañan a una Garbo con cabello platino  Melvyn Douglas y el actor/director Eric von Stroheim. El primero también lo hizo en ‘Ninotchka’ (1939) y en su última película ‘Two-faced Woman’ (1941), ambas de MGM (el estudio para el que trabajó toda su vida). El segundo, Von Stroheim, es conocido sobre todo por el clásico de Billy Wilder ‘Sunset Boulevard’ (Paramount, 1950).


En ‘As You Desire Me’ Garbo interpreta a una cabaretera bajo la influencia de un conde (Von Stroheim) con el que vive. Luego se descubrirá que sufre de amnesia. Cansada de su vida en el cabaret acepta la oferta de reunirse con su marido (Douglas) que la andaba buscando y empezar desde cero.
 
El guión no está muy elaborado que digamos, aunque nos señalen que está basado en una obra de Pirandello. Como en casi todas las producciones de Garbo, los guiones son bastante pobres. ¡Las películas de Greta sólo se salvan por su presencia!
 
Como curiosidad, leí en algún sitio que no recuerdo ahora, que esta película era la respuesta de MGM para competir con los papeles que protagonizaba Marlene Dietrich. En el mismo artículo o libro comentaban que era un personaje más propio de Dietrich que de Garbo.

Zara (Garbo): ¿Y qué es lo que amas de mí, mi mente?
 
Tanto glamour necesitaba de un buen galán que lo contrarrestase y nadie mejor para hacerlo que: ¡Clark Gable!
 
Aunque ‘Hold Your Man’ (MGM, 1933) dónde acompaña a la inigualable Jean Harlow es una buena película, me gustó muchísimo más en ‘Men in White’ (MGM, 1934).


Gable interpreta a un prometedor médico más pendiente de su trabajo que de su prometida, que no es otra que Myrna Loy. Es bastante profesional y es de agradecer. Los ojos felinos de la Loy no le apartan de su camino, aunque también es verdad que “toma un atajo” llamado: Elizabeth Allan.
 
Entre la prometida, el “atajo” y los pacientes, vivimos en un sin vivir. Gable demuestra (para mí) en ésta película por qué es el Rey. En cuanto a Miss Loy, una actriz que me gusta bastante, está correcta en un papel que podría haberlo hecho cualquier otra. Es una lástima que Myrna Loy destaque siempre en sus películas por ser la compañera del héroe.

Bárbara (Allan): Trabajas muy duro, ¿no?
Dr. Ferguson (Gable): ¿Trabajo? ¡Por supuesto! ¿Qué más eres tú sino trabajo y trabajo?
 
Como he ido viendo todas estas películas junto a Escolopendra, le dejé que escogiese la siguiente. Su elección fue: ‘Wuthering Heights’ (Samuel Goldwyn, 1939). Como seguramente a muchos el titulo en ingles no os dirá mucho, hablo de: ‘Cumbres Borrascosas’.


A Escolopendra le encanta y yo tengo sentimientos encontrados. Me gustó pero no me terminó de apasionar. La culpa fue más de Merle Oberon y su personaje que de Laurence Olivier, al que por cierto vi recientemente en ‘Rebecca’ (Selznick, 1940).

Tenía muchas expectativas puestas en ésta película pero me dejó frío. Cuando se lo comenté a My BFF Carmen Munsters y a mi Proveedor de Mitos casi se me tiran a la yugular. Poco más puedo decir…


Heathcliff (Olivier): "No puedo vivir sin mi vida. No puedo morir sin mi alma."
 
Para compensar mi “decepción” me tiré a lo seguro y “convencí” a Escolopendra Venenossa para que viésemos una película de Marlene Dietrich. Elegí una que ella no hubiese visto. Cosa difícil porque se las ha visto casi todas.
 
‘The Lady Is Willing’ (Columbia, 1942) es una “screwball comedy” tardía dirigida por Mitchel Leisen. Una actriz (Dietrich) se encuentra un niño en la calle y en vez de entregarlo a las autoridades se lo lleva a su apartamento. Para que no se lo quiten necesita un marido y no encuentra a nadie mejor que a un pediatra (MacMurray) aficionado a los conejos.


La mejor crítica que puedo hacer es que a Escolopendra le gustó y encontró a Marlene divertida y más expresiva de lo habitual. Si exceptuamos el número musical que flojea un poco, la película no está nada mal. A destacar los actores secundarios en especial: Aline MacMahon.
 
Intenté repetir la jugada con Dietrich y la fantasía oriental en technicolor titulada ‘Kismet’ (MGM, 1944). Ni la presencia del excelente actor Ronald Colman ni las famosísimas piernas de Dietrich pintadas de dorado, impidieron que Escolopendra se echase a los brazos de Morfeo.

Dr. Corey T. McBain (MacMurray): Yo también quería algo, una vez, algo que no podía tener.
Elizabeth Madden (Dietrich): ¿Un bebe?
Dr. Corey T. McBain: No, no es un bebé, conejos. Trescientos sesenta y cinco mil cuatrocientos veintidós conejos.
 
Compensé el desaguisado nada más y nada menos que con cuatro películas seguidas de: ¡Claudette Colbert!
 
‘Midnight’ (Paramount, 1939) con Don Ameche y John Barrymore; ‘Tovarich’ (Warner Bros, 1937) con Charles Boyer; ‘Three Cornered Moon’ (Paramount, 1933) con Richard Arlen y Mary Boland (grandísima actriz) y ‘It’s a Wonderful World’ (MGM, 1939) junto a James Stewart.
 
‘Midnight’ es una screwball comedy con guion de Charles Brackett y Billy Wilder, y dirigida por Mitchell Leisen. El personaje de Miss Colbert es el de una corista americana (sin un dólar) de paso por Paris que es contratada por un millonario (Barrymore) para que rompa el romance que tiene su mujer (Mary Astor) con otro hombre. Además la Colbert revoluciona a un taxista parisino (Ameche) que removerá cielo y tierra para encontrarla. El taxista ha caído rendido a los encantos de la corista que deambula por ahí con una “mano delante y otra detrás”, sin saber que ella se lo está pasando requetebién en el casoplón del millonario.


He comentado en más de una ocasión que Claudette Colbert es una actriz todoterreno que “vale igual para un roto que para un descosido”, pero además y no tengo duda alguna, es la Reina de las comedias locas. ¡Junto a ella Carole Lombard no tiene nada que hacer!
 
Mención especial al genial actor John Barrymore. Igual que he dicho al referirme a la película ‘Sullivan’s Travels’ es de: ¡obligado visionado!

Eve Peabody (Colbert): [en el baile] No lo olvides, cada Cenicienta tiene su medianoche.
 
En cuanto a Escolopendra… Se me cayó al suelo el pico de Pato Lucas cuando me sorprendió diciéndome que Claudette Colbert era todo un descubrimiento. Ésta es la razón por la que, como he dicho antes, vimos cuatro películas suyas. La encontró simpática, dinámica, fresca y natural. También guapa y reconoció que estaba muy dotada para la comedia. ¡A Escolopendra le gustaron las cuatro!
 
Miss Colbert considerada la reina de la Paramount (pasó más tiempo en ese estudio que la mismísima Gloria Swanson), podría ser perfectamente la reina de nuestro hogar.

Claudette Colbert en 'Three Cornered Moon'.

Durante este confinamiento he leído unos cuantos libros. Uno de ellos fue una biografía sobre Montgomery Clift escrita por Patricia Bosworth, tristemente fallecida en abril por complicaciones causadas por el Covid-19.
 
Como me pasa siempre que leo una biografía o autobiografía de una actriz o actor, inmediatamente me intereso en ver algunas de sus películas.
 
En el caso de Montgomery Clift, durante la lectura del libro: le adoraba o detestaba por momentos. Al final terminé por quedarme con lo bueno que había en él. Me quedó claro que era un actor que buscaba la perfección (en exceso) en todo lo que hacía y que buscaba siempre papeles que le supusieran un reto y le diferenciase del resto de actores. En definitiva no quería encasillarse. Siempre me ha gustado mucho más que Brando y Dean, el último desde luego no pudo demostrar hasta dónde podía haber llegado…
 
Me entristeció saber cómo se aprovecharon de él y cómo todo el mundo le abandonó a su suerte en sus últimos momentos.


Coincidiendo con los 100 años de su nacimiento vimos ‘Suddenly, Last Summer’ (Columbia, 1959) junto a Elizabeth Taylor y Katharine Hepburn dirigidos por Mankiewicz. Me tiré a lo seguro porque es una película que se encuentra entre mis preferidas, pero si he de mencionar una que me confirmó lo buen actor que era, esa fue: ‘I Confess’ (Warner, 1953), junto a Anne Baxter.
 
En ‘I Confess’ dirigida por Alfred Hitchcock (uno de mis directores favoritos) Clift interpreta al cura Michael Logan que escucha en confesión a un asesino. Como el secreto de arcano es, para la Iglesia católica, la obligación de no manifestar jamás lo sabido por confesión sacramental, nuestro buen pastor se complica la existencia. Para añadir más leña al fuego Hitchcock le arrima a la sotana una rubia (Baxter) de su pasado, conectada con el finado. La cosa se complica bastante y el pobre padre Logan se encuentra en una situación límite sin salida aparente.


Aunque la relación entre el director y el actor no fue demasiado bien, Hitchcock quedó bastante satisfecho con el trabajo de Clift. He de decir que siempre me he resistido a ver esta película, entre otras cosas por la protagonista femenina y porque me gustan más las películas protagonizadas por mujeres. En esta ocasión me sorprendió Anne Baxter, me ha gustado mucho y Monty está fantástico.

P. Michael Willian Logan (Clift): "Nunca pensé que el sacerdocio ofreciera un escondite."
 
Ahora ‘I Confess’ se encuentra dentro de mis películas favoritas y por supuesto entre las de Hitchcock.
 
Para terminar un mes completito de clásicos y coincidiendo esta vez con Halloween nos pusimos a ver: ‘The Black Cat’ (Universal, 1934) con Boris Karloff y Bela Lugosi.
 
¿Qué puedo decir de estos dos “monstruos” del cine? ¿A cuál elegir? ¿A quién quieres más a papá o a mamá? Con películas como ésta con dos icónicos actores es imposible que algo pueda fallar y si lo hace no importa. Su sola presencia lo compensa.


Basada, muy libremente, en el cuento del mismo título de Edgar Allan Poe, fue un éxito de taquilla en su momento. Partiendo del terror psicológico y una atmosfera inquietante, nos cuenta la historia de unos recién casados que por overbooking en el tren en el que viajan, deben compartir su “nidito de amor” con Lugosi. Una vez abandonan el tren, gracias a los efectos físicos de una tormenta (lluvia, relámpagos, rayos y truenos) terminan buscando refugio del fenómeno meteorológico en la mansión de otro fenómeno que no es otro que Karloff.

No voy a desvelar mucho más pero teniendo en cuenta que, Lugosi y Karloff, juegan una partida de ajedrez en la que apuestan la suerte que correrá la recién casada os podéis hacer una idea. Si bien presenciamos un duelo interpretativo ninguno de los dos se hace sombra. ¡Un gustazo verlos!

Hjalmar Poelzig (Karloff): El teléfono está muerto. ¿Escuchas eso, Vitus? Incluso el teléfono está muerto.
 
El crítico Philp French calificó ‘The Black Cat’ como: “la primera (y mejor) de las siete apariciones de ambos actores.”
 
¡Para mí después de todo lo que he visto el cine ya no es lo que era!
 
“Soy grande. Son las películas las que se han hecho pequeñas.”
Gloria Swanson como Norma Desmond en ‘Sunset Boulevard’.
 
Venenosos Salu2 desde Crystal Lake!
Todas las fotos son pantallazos tomados mientras veía las películas.

lunes, 14 de septiembre de 2020

JANE WYMAN: DE MUDITA A VILLANA VITICULTORA

“La gente está acostumbrada a mí en los papeles más suaves,
pero creo que se acostumbraran a Angie.”

El pasado 31 de agosto terminé de ver la serie ‘Falcon Crest’ (Lorimar Televisión, 1981-1990) que empecé el 14 de marzo cuando se decretó el estado de alarma por coronavirus. Durante 227 episodios repartidos en 9 temporadas he acompañado a la maquiavélica Ángela Channing en su lucha por conservar la finca Falcon Crest y dominar el resto de viñedos del Valle de Tuscany.

Por increíble que parezca, nunca llegué a ver la serie entera cuando se emitió en España el 7 de enero de 1985, solo algunos episodios de la 4ª y 5ª temporada, pero la seguía gracias al coleccionable de la revista Teleindiscreta.

 

Lo bueno de verla 35 años después es que ahora aprecias su sutil sentido del humor, sus referencias a películas tanto del cine clásico como contemporáneo (de la serie), las rocambolescas tramas pergeñadas por los guionistas y la aparición de estrellas del Hollywood del pasado. Después de casi 6 meses de vivir y sufrir los avatares de los Channing, los Gioberti y los Agretti: ¡los echo de menos! 

“Es una sensación extraña, porque te despiertas y dices:
¡Ya no voy a ver a mis amigos de nuevo, sabes!
Porque nunca hice nada durante tanto tiempo.”
Jane Wyman sobre el final de ‘Falcon Crest’

Lo positivo de ver y analizar la serie, y a sus protagonistas, es que me ha dado la oportunidad de redescubrir a la actriz Jane Wyman. También, y esto menos cinéfilo, porque sigo “bebiendo los vientos” por Melissa Agretti (Ana-Alicia). 

Podría decirse que ver la serie ha sido un homenaje involuntario hacía su protagonista. Miss Wyman falleció en su casa Rancho Mirage (California) un 10 de septiembre de hace 12 años.

 

Acostumbrado a dejarme deslumbrar por el glamour de Dietrich, Garbo, Lamarr, Hayworth o Turner, Miss Wyman había pasado desapercibida. Como decía muy bien Terenci Moix: “Jane siempre tuvo cara de dramática y de mujer mayor”, y al lado de semejantes competidoras nada podía hacer. 

“Las mujeres son como bolsitas de té. Nunca se sabe qué tan fuertes son hasta que las pones en agua caliente.”

Con los años, posiblemente, tanta sofisticación ha cortocircuitado mis neuronas perjudicando (en parte) a las mencionadas estrellas y Jane Wyman se ha hecho un hueco en mi corazoncito mitómano. En conseguirlo, ha tardado mucho más tiempo que alcanzar el estrellato, en los años 50, cuando ya estaba en la cuarentena, después de ser una actriz todoterreno. Ahora Miss Wyman tiene un lugar en mi galería de mitos, aunque mantenga ese “regusto de señora mayor”

Olvidándonos de la citada serie y de su amplia carrera, siempre la he tenido presente gracias al tándem Hitchcock/Dietrich en: ‘Pánico en la escena’ (Warner, 1950). La película me gusta bastante y la veo de vez en cuando, como todas las de Hitchcock. Curiosamente, aunque Marlene Dietrich es una de las protagonistas, no es precisamente su actuación la que atrapa mi atención. Pese al control total que le fue concedido a Dietrich por el director, ni los trajes de Dior ni el tema de Cole Porter que interpreta me apasionan.

Contradiciendo al director, a mí Wyman es la que más me gusta y me parece que le da frescura a la película. Hitchcock no contento con Jane le confesó a Truffaut en ‘El cine según Hitchcock’: “Tuve muchas dificultades dirigiendo a Jane. Cuando se disfraza de doncella, hubiera necesitado que apareciera más fea (…) Cada vez que iba a ver la proyección se comparaba con Marlene Dietrich (…) No podía resignarse a hacer un papel de composición, y Marlene estaba realmente guapa. Por tanto, día a día mejoraba su apariencia, y por eso no consiguió dar el papel.” Tampoco a Marlene, según su hija, le apasionaba su compañera.

“Gané el Oscar por mantener la boca cerrada,
así que creo que lo volveré a hacer de nuevo.”
Jane Wyman en 1949

En cambio, para Billy Wilder, que la dirigió en la película ‘Días sin huella’ (Paramount, 1945), era una actriz muy disciplinada. Aunque otras fuentes mencionan que a raíz del reconocimiento por ésta película, cuando se encontró con Hitchcock ya se comportaba como una estrella. Para Terenci Moix era: “una actriz tantas veces probada y a menudo ignorada” y “‘Pánico en la escena’ fue un paréntesis notable en su carrera aunque: se la vio muy desplazada”. Por lo visto el tema está en las simpatías de cada uno.

 

Su época de mayor apogeo comenzó a finales de los años 40 y se alargó hasta finales de los 50. Entre sus éxitos se encuentran la conocida ‘Belinda’ (Warner, 1948) por la que gano el Oscar a la mejor actriz interpretando a una muda; ‘El despertar’ (MGM, 1946) drama rural con ciervo de por medio y con nominación al Oscar; ‘El zoo de cristal’ (Warner, 1950); ‘No estoy sola’ (RKO, 1941) por la que ganó un Globo de Oro y fue nominada de nuevo al Oscar y ‘Obsesión’ (Universal, 1954) su tercera y última nominación al premio de la Academia.

 

Cuando su carrera en el cine llegaba a su fin, se retiró gradualmente y echó el ojo a la televisión. Ya en su contrato con Warner en los años 40 algo se olía, porque incluyó una cláusula novedosa en la que se le permitía aparecer en televisión. En aquella época no se intuía la importancia de ese extraño medio de difusión de imágenes y sonidos en la distancia. 

“Las películas estaban cambiando y el tipo de cosas que me ofrecían no las miraba, y mucho menos las hacía.
Fueron sórdidas. He pasado demasiados años en mi oficio, en mi propio nicho, en mi propio pequeño camino, y no me importaba.
De todos modos, no quería trabajar.”
Jane Wyman en 1981

A finales de los años 60, dándose cuenta de que Hollywood había cambiado, se retiró definitivamente del cine y se dedicó a la familia. Su vida familiar fue intensa. Cinco matrimonios. Con el cuarto, un segundo intento que en 1965 terminó en divorcio. Después no volvió a casarse. 

Tuvo tres hijos con su marido más famoso: el anodino actor y posteriormente presidente de EEUU Ronald Reagan. Curiosamente, unos meses después de que éste reinara en La Casa Blanca, Jane resurgió cual Ave Fénix de sus “cenizas” para reinar en la televisión, medio que ya conocía sobradamente pues condujo su propio programa durante 3 años: ‘Jane Wyman Presents The Fireside Theatre’.

 

Tras años de retiro, ‘Falcon Crest’ supuso un éxito inesperado para la actriz. Por su papel fue nomina en cinco ocasiones para un ‘Soap Opera Digest Award’ y en dos ocasiones para el Globo de Oro, ganándolo en 1984. Wyman declaró que quiso hacerla por que le permitía cambiar su imagen de actriz de películas lacrimógenas para mujeres maduras: “No puedes perderte algo como esto.” 

“Recuerde, he estado en este negocio cincuenta y cuatro años. Hice ochenta y seis películas y 350 programas de televisión.
No he estado inactiva.”
Jane Wyman en 1989

Cuando falleció, su hijo Michael Reagan, difundió un comunicado diciendo: “He perdido a una madre cariñosa, mis hijos a una abuela cariñosa, mi esposa ha perdido a una amiga cariñosa a la que llamaba mamá y Hollywood ha perdido a la dama más elegante que jamás haya aparecido en la pantalla grande.” 

Desde sus comienzos en Warner y sus películas de Serie B hasta alcanzar el estrellato, Jane Wyman demostró, como he dicho, que fue una actriz todoterreno. Su carrera abarcó siete décadas con más de 80 películas dónde tocó todos los géneros y reveló que además de ser una buena actriz dramática podía incluso bailar y cantar. 

“Nunca entro en algo excepto con los dos pies
y con mucha ilusión.”

Aunque sus éxitos en el cine quedan lejanos, puede “sentirse orgullosa” de ser recordada todavía por su papel de Ángela Channing y de haberse convertido en un icono cultural. Pocas de sus contemporáneas pueden presumir de lo mismo.

 

Después de verla en la serie no tengo dudas de que haciéndola se divertía de verdad y lo más importante: ¡me ha hecho pasar unas tardes maravillosas y divertidas!

¡¡Gracias Miss Wyman!!

Venenosos Salu2 desde Crystal Lake! 
Todas las fotos colección del autor.

Richard socorre a Ángela:
Richard Channing: Lo siento, tuve que ser amable contigo.
Ángela Channing: Puede que nunca me recupere.

Chao-Li se encuentra en el hospital y se niega a realizarse una operación que puede salvar su vida:
Chao-Li: Sra. Channing, es mejor morir en paz que vivir en desarmonía.
Ángela Channing: Bueno, lo que sea que eso signifique... Oh, qué vista tan terrible. Haré cambiar tu habitación. Deberías pasar tus últimos días mirando algo más agradable que el aparcamiento.

Melissa quiere trabajar en Angela´s Del Oro Spa:
Melissa Agretti: Puedo hacerlo, Ángela. Sé que sería buena en eso.
Ángela: En lo que eres buena, Melissa, es en hacer que maten a la gente.

martes, 21 de julio de 2020

¡COMER COMO UN PÁJARO!


Comer
Del lat. comedêre.
1. tr. Masticar y deglutir un alimento sólido.
2. tr. Ingerir alimento.

Gula
Del lat. gula.
1. f. Exceso en la comida o bebida, y apetito desordenado de comer y beber.

“La realidad, sin imaginación, es la mitad de realidad.”
Luis Buñuel

El título de esta entrada señala a una persona que come poco, casi como un pajarito, pero este no es mi caso. Los alimentos elaborados y yo tenemos una relación de amor-odio.

Aunque parezca lo contrario mi estómago no tiene límites y normalmente mis problemas de salud están relacionados con los alimentos, en general por atracones. Una vez que hinco el diente a algo, como si fuese un gran tiburón blanco, devoro todo lo devorable que esté a mi alcance. ¡Lo del fuet y no han pasado ni 24h debería haberlo patentado yo!

En esta mesa se masca la tragedia...

Cuando era carnívoro, allá por el pleistoceno, antes de decidir qué meter en un bocadillo, probaba todo lo comestible que había en el frigorífico: chorizo, jamón, mortadela, lomo, salchichón, etc… Hacía las combinaciones posibles de todos ellos con mahonesa, kétchup, mostaza, juntos y por separado. Total que ya con eso había más que cenado y por lógica estaría más que satisfecho, pero igualmente me comía un bocadillo. ¡Ah, de media barra de pan! También tenía y sigo teniendo la mala costumbre de atragantarme e incluso ahogarme comiendo…

Cuando conocí a Escolopendra le pregunté: ¿Te importaría vivir con un luchador de sumo? Su repuesta fue concisa: ¡Pues sí!

“Si tiene que matar el sabor de lo que está comiendo,
el kétchup se vierte ahí.”
Marlene Dietrich

Normalmente estoy hambriento y más de una vez le he dicho a Escolopendra que no había nada en la cocina. Ella que sabe que mi “talón de Aquiles” es la pereza me contesta la mayoría de las veces: “cosas tienes, lo que pasa es que tienes que elaborarlas.
¡Siempre tan sabia!

¡Deseo que tengáis un buen almuerzo excepto a Christina!

En caso de hambruna extrema he llegado a comerme hasta una cebolla. Aunque esto termina casi siempre fatal… Como fatal me he puesto las veces que como demasiado. De hecho las pocas veces que he faltado al trabajo es por indigestión. De quedarse en casa dos días en cama o sin parar de visitar al Sr. Roca…

Una de las primeras cosas que escuchó mi madre que salió de mi boca cuando era un niño de meses fue: “tra tra”. Acompañaba esta vocalización con un movimiento de las manos. Seguro que veía algo que me gustaba y le indicaba lo mejor que podía, que me lo quería llevar a la boca.

¡Soy tan tragoncete como un pequeño gorrinillo!

Lo único positivo que saqué de ser un tragón, viviendo en casa con mis padres, es que me resultaba relativamente fácil disimular una borrachera. Bueno, mi madre tenía sus sospechas, pero la duda rondaba por ahí, visto lo visto a la hora de la comida y cómo daba cuenta de un cocido madrileño…

Lo único malo es que conservo la manía de comer a escondidas. Mi padre me regañaba cuando lo hacía y ahora Escolopendra lo hace también. Ambos con buenas intenciones, desde luego. Uno argumentaba que me iba a sentar mal y la otra porque ve que no tiene ningún sentido esconderse en tu propia casa para comerse lo que tú mismo has comprado. En ocasiones sigo haciéndolo. ¡En fin!

No te fíes de quién intente invitarte a un vaso de leche...

Siempre he pensado que soy inteligente, pero no entiendo por qué cuando tengo dolor o molestias en el estomago decido combatirlas comiendo más. Mi razonamiento es que me duele por hambre. Escolopendra ha vivido grandes momentos en ese sentido conmigo…

Casi todo el que me ha visto comer dudaría en principio de esto, pero en ocasiones, si hay confianza, he bajado la guardia y me han visto en pleno frenesí devorador. Cosa que deja ojiplático a más de uno. Incluso alguna vez han comentado a Escolopendra Venenossa: ¡no sabíamos que comía tanto!

“He seguido la misma dieta durante 20 años,
eliminando los almidones, viviendo de ensaladas,
carnes magras, y porciones pequeñas.”
Gene Tierney

Y entonces: ¿a qué viene eso de comer como un pájaro? Esto se debe a mi otro YO. El yo escrupuloso.

Siguiendo la estela de mi anterior entrada donde narraba que no me gusta que me rocen, toquen o abracen, he de confesar que algo que no me hace mucha gracia es comer fuera de casa, sea en restaurantes o casas de amigos. Y desde luego, en algo que supongo coincidiréis conmigo, no me gusta compartir comida. Tampoco ver comer a los demás.

Nada mejor que un buen periódico para evitar imágenes desagradables.
¡Y tienen perro...!

Comer, leí en algún artículo, es un acto muy íntimo y personal. Continuaba diciendo que comer con otras personas fuera de tu entorno familiar es un acto de confianza entre ambas partes. ¡Gracias a este artículo me di cuenta de que no estaba solo!

En cuanto a compartir o ver comer a alguien, me acuerdo una vez con unos 18 años, que estaba la mar de contento porque llevaba a clase un plátano para matar el gusanillo. Raro en mí porque no soy muy amigo de la fruta. El caso es que un profesor, que me caía bien, me pidió un poco. Fue darle un bocado y se me quitaron las ganas. ¡Se lo di! Creo que algo intuía porque lo mismo me pasó con él y un sándwich. En cualquier caso prefiero invitar a algo antes que compartir.

¡King Kong poco amigo de compartir la cena!

Escolopendra que conoce mis manías, como el trajín que me traigo con mis cucharas para el café llamadas: la Prefe nº1 y la Prefe nº2, sabe lo mal que me sienta que alguien utilice mi taza del desayuno o mi vaso de agua, etc… Está más que acostumbrada, pero aun así si deja algo en su plato y me lo ofrece sabe que no lo comeré del suyo. Lo serviré en el mío. Si se da la situación en que no me lo como, me pregunta siempre, que si puede ponerlo de nuevo en la olla y que no lo ha tocado. Después de 20 años de convivencia eso lo tengo superado, pero ya sabréis que las Escolopendras son muy educadas.

"Si te gusta la fruta ponte a disfrutar,
disfruta la fruta buena y natural..."

“Cuando planifico un menú, considero el color, la textura,
el sabor y el equilibrio.”
Joan Crawford

En cuanto a los lugares públicos, tengo mis manías, que no se si todo el mundo apreciará. Busco lugares alejados y prefiero sentarme cerca de una pared. Si no se puede, intento por lo menos dar la espalda a la puerta de entrada del restaurante o del resto de gente que este comiendo allí. Normalmente como voy acompañado y estoy entretenido, mi mente se relaja y una vez que meto el hocico en el plato dejo de pensar cosas extrañas. Otra cosa es que vea al cocinero… Una vez Escolopendra me trajo para comer un bocadillo de tortilla de patatas de un restaurante. El bocadillo estaba muy bueno, pero cometí el error de ir yo mismo a por uno. Vi la cara del cocinero asomándose a la barra mientras yo esperaba y ya no me comí el bocata a gusto. No me llegó a sentar mal, pero casi.

Groucho y Margaret más pendientes del plato del vecino que del suyo propio.

La primera vez que me invitan a comer a alguna casa tengo mis reservas. Y siempre prefiero comer poquito, no porque piense que me van a envenenar como en la Edad Media. Además de quedar elegante si no me ha gustado mucho, por lo menos termino rápido. Si me invitan de nuevo, siempre espero el mismo menú y si no es así lo sugiero. Prefiero que no me sorprendan con novedades. Normalmente digo algo parecido a esto: “me encantó lo que comí. Sueño con ello. ¡Vuélvemelo a hacer!

¿Le gustará el gazpacho?

En cambio si tengo invitados en casa, como cocina Escolopendra me convierto en un aspirador. Aquí también lo habitual es que la gente se sorprenda al verme.

De todas formas no es complicado acertar conmigo: soy feliz con unos huevos bien fritos (sin babilla) y una montaña de patatas fritas. Si añadimos unos pimientos ¡pleno!

Por otro lado, un defecto que me molesta un poco es que me hagan esperar, pero este defecto se convierte en aliado cuando me invitan a comer y las cosas no están preparadas. Así puedo echar un ojo a la cocina y ver que están elaborando. ¡Y si tengo mucha hambre incluso ayudo!

“Lo bueno en exceso puede ser maravilloso.”
Mae West

También me encanta que la gente tenga mascota. Hace muchos años me invitaron a comer pollo en salsa. Un plato “difícil”. Puntualizo que aunque no era vegetariano, todos los platos que se cocinan con carnes y pescados los he evitado fuera de casa. ¡Cómo los de mamá ninguno!

Claudette sabe que es indispensable tener un perro bajo la mesa.

El caso es que la muchacha tenía perro. El perro y yo no nos gustábamos. La muchacha me sirve el plato, poquito le pedí, porque ya al primer vistazo apuntaba maneras… Ella se sirve y al rato se va a la cocina a buscar algo, momento que aproveché para deshuesar el rosado pollo y encasquetárselo al perro. ¡No tardó ni 5 minutos en volver y ya no quedaba ni rastro!

-¡Ya has acabado! ¿Te pongo más?
(…si claro, después de ver que tú no te has puesto casi nada…)
-No gracias estoy lleno. Soy de comer poco.

¡Una mierda soy de comer poco! Luego así me pasa, que más de una vez llego a casa muerto de hambre. Por cierto el perro de la historia se hizo amigo mío y a su dueña le extrañó, porque su perro era antisocial. ¡A falta de perro son muy socorridas las servilletas de papel y los bolsillos de los pantalones!

Con los animales me llevo bien, aunque una vez me pelee con un gato por un trozo de fuet. Estaba invitado en un pueblo y decimos un grupo de amigos pasar el día en un embalse. Ni me prepare comida ni me la prepararon y estuve hambriento todo el día. Al anochecer regresamos a la casa. Entre los bártulos que llevábamos había dos cajas de cervezas vacías. De pronto, de la nada apareció un gato y se puso a trastear en ellas. Cuando me asomé para ver con que porras estaba jugando, descubrí el trozo de fuet. Lo desenganche de las cajas bajo la atenta mirada del gato y me lo comí. ¡El gato dejó de ser mi amigo ipso facto!

Françoise Arnoul y su gato: ¡él nunca lo haría!

“El postre es probablemente la etapa más importante de la comida, ya que será lo último que recordarán sus invitados antes de que se desmayen por toda la mesa.”
William Powell

Para remate, el colmo es cuando declino una invitación y Escolopendra vuelve con un tupper. Una vez, a fuerza de insistir Escolopendra y haciéndome ver que haría un feo a la persona que me lo enviaba, que me caía mal por cierto, me comí una ensaladilla rusa a regañadientes y me sentó fatal. Nunca más se repitió la historia. No sé muy bien si fue porque Escolopendra ya estaba: ¡hasta las forcípulas de oírme relatar!

Gloria Swanson repasando el libro de recetas de su abuela.

De todas formas soy educado y lo mejor de todo: ¡vegetariano! Lo bueno de las verduras es que siempre se acierta y raro es que se cocinen mal, aunque se puede dar el caso. Recuerdo una vez tener que comerme unas berenjenas al horno rellenas de berenjenas que estaban crudas. Gracias a eso aprendí que si me pierdo (no creo, porque salgo poco de casa) por el campo, se que si me topo con un huerto de berenjenas: ¡puedo sobrevivir!

Si has llegado hasta aquí, te pareceré un invitado difícil, pero no te preocupes, con los años he dominado esta pequeña tara y sólo es cuestión de que “rompa el hielo”. Ya sabéis que las primeras veces no resultan tan placenteras como esperabas…

“He pasado una noche estupenda. Pero no ha sido esta.”
Groucho Marx

Venenosos Salu2 desde Crystal Lake!
Todas las fotos colección del autor.

“Me gustaría poder charlar más tiempo, pero espero a un viejo amigo para la cena.”
Hannibal Lecter