martes, 26 de junio de 2018

PLATINUM BLONDE


Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.
Génesis 1.27

Y después llegó Jean Harlow!!

¿Quién podría olvidarse de Jean Harlow?

Está claro, que el anónimo autor del primer libro del Antiguo Testamento, relata que Adán y Eva (aunque antes apareció Lilith) fueron creados en el sexto día de la creación, pero más claro todavía y más documentado está, que la MGM “creó” a Jean Harlow. Aunque antes de que ocurriera eso, Jean dio sus primeros pasos en el mundo como Harlean Carpenter un 3 de marzo de 1911 en Kansas City, Missouri.

Pese a lo que en un principio pueda parecer, podría decirse que Jean Harlow, fue una niña bien bastante alejada de los personajes que interpretaba en sus películas.

¡Las rubias nunca se arruinan!

Su abuelo era un rico agente inmobiliario de Kansas City y su primer marido, Charles F. McGrew, con el que se casó a los dieciséis años (después de fugarse de casa y mudarse a Los Ángeles) era un importante hombre de negocios. Por entonces, mediados los años 20, Jean ya tomó contacto con el mundo de Hollywood, trabajando como extra siguiendo los pasos de una amiga.

"Hay un Dios, incluso en Hollywood."

Establecida allí, su madre (se divorció del padre de Jean cuando ésta tenía 10 años) y su padrastro, estaban lo suficientemente cerca como para vigilarla y ayudarla. Cosa que hicieron a lo largo de su carrera. Después de encontrar el primer empleo de muchos, en una película de la Fox, Harlean pasó a llamarse Jean Harlow.

"Siempre tenía un libro bajo el brazo."
Marcella Rabwin,
su amiga y asistente de David O. Selznicks

En esa época, Jean se tomó el trabajo de extra como una broma. No era la típica chica que ansiase triunfar en Hollywood. Después de su trabajo como extra, dio un paso más en su carrera firmando un contrato en 1928. Sólo participó en dos cortos humorísticos de Hal Roach, pues su abuelo que no veía con buenos ojos el trabajo de su nieta, se presentó en Hollywood y amenazó con desheredarla.

Después de apaciguar a la fiera de su abuelo y divorciarse de McGrew, Jean volvió en 1929 a trabajar de extra, año en el que la contrató Paramount para un pequeño papel en Saturday Night Kid, vehículo del estudio para la popular estrella Clara Bow.

"Yo no nací actriz, ¿sabes?
Los acontecimientos me hicieron serlo."

"La amaba y, ¡oh, era una criatura deslumbrante!
Pero sin maquillaje y sin cejas era como un niño pequeño."

Rosalind Russell

Le gustase o no, en 1930, llegó el estrellato de la mano de Howard Hughes, con todo un clásico como Hell's Angels (United Artists). A pesar de que los críticos fueron ruines con ella, Jean alcanzó fama inmediata. Al público le preocupó poco sus dotes interpretativas porque encontraron en ella lo que pocos actores y actrices tenían: madera de estrella.

Howard Hughes, nunca supo qué hacer con ella y se limitó a cederla a otros estudios. Entre la citada película y su inclusión en 1932 en la “cuadra” de la Metro, participó en un total de seis películas entre las que se encuentran: The Public Enemy (Warner, 1931) junto a James Cagney; Goldie (Fox, 1931) junto a Spencer Tracy y la película que da nombre a esta entrada: Platinum Blonde (Columbia, 1931).

En Hold Your Man (1933) con Gable su mejor pareja.

La MGM que contaba entre sus filas con Greta Garbo, Joan Crawford y Norma Shearer, tenía que jugar sobre seguro con Harlow y dado que era un estudio que, antes de crear y publicitar una estrella las formaba, le asignó The Beast of the City (1932).

"No soy una gran actriz, y nunca pensé que lo fuese.
Pero sucede que tengo algo que le gusta al público."

El tándem de Metro-Harlow resultó ser un cóctel explosivo. MGM puso todos los recursos necesarios para pulirla y destacar su talento, sobre todo como comediante y aunque cueste creerlo, su capacidad dramática. El estudio fue lo suficientemente inteligente como para dejarla ser ella misma.

"Me gusta cualquier perro que me haga quedar bien cuando esté quieto junto a mí."

Su siguiente trabajo para Metro, Red-Head Woman (1932) supuso un giro espectacular en su carrera y a partir de aquí, a hacer historia.

Mencionar que la imagen que tenía sobre Jean Harlow (sobre todo por fotografías), mucho antes de descubrir y profundizar en su carrera, era el de la rubia vulgar a lo Mae West pero en su versión estilizada, que no me atraía nada. No fui más allá del estereotipo y me quedé con eso. La aceptaba como el contrapunto perfecto para las comedias en las que participaba como por ejemplo Dinner at Eight (1934) o cuando aparecía al lado de estrellas a las que conocía de sobra, como Myrna Loy y William Powell.


Junto a William Powell en Reckless.

"Para mí, el amor siempre ha significado amistad."

Como desde niño siempre me han gustado las películas de aventuras, una de mis películas favoritas era Mogambo (1953), pese a que aparecía Grace Kelly, pero pronto descubrí que ésta era una versión de Red Dust (1932), producida por el mismo estudio, la Metro, de nuevo con Clark Gable. Actualmente si tengo que decidirme por alguna de ellas, me quedo sin dudarlo con Red Dust y Jean Harlow. La presencia de la Kelly inclinó la balanza hacia la versión original.

Esta película lanzó definitivamente a Harlow y la convirtió en una de las actrices de los 30 más populares, emparejándola con el Rey Gable por primera vez, con el que repetiría en cuatro ocasiones más.

Junto a Clark Gable en Red Dust.

A partir de Red Dust, enlazó éxito tras éxito, encontrándose en este periodo sus películas más conocidas: Bombshell (1933); Dinner at Eight (1934); Reckless (1935); China Seas (1935); Wife vs. Secretary (1936); Libeled Lady (1936)Saratoga (1937), donde compartía protagonismo con pesos pesados como: Gable; Mary Astor; Marie Dressler; John y Lionel Barrymore; William Powell; Wallace Berry; Spencer Tracy y Myrna Loy.

"Dios mío, ¿siempre debo usar un vestido escotado para ser importante?

Durante el rodaje de Personal Property (1937) junto a Robert Taylor, Jean empezó a mostrar signos de mala salud y se puso realmente enferma durante el rodaje de Saratoga, su última película. Jean tuvo el valor necesario para seguir acudiendo al estudio hasta que su situación fue tal que tuvo que ser llevada a su casa.

Icónica imagen de Dinner at Eight.

En ese momento se hicieron todo tipo de esfuerzos para hacer algo sobre el envenenamiento urémico en su sistema, ya era demasiado tarde. Su última pareja en aquel momento William Powell, no se apartó de su lado. En el Hospital Good Samaritan de Los Ángeles, Jean Harlow murió el 7 de junio de 1937, a la edad de veintiséis años.

Al principio, MGM no sabía qué hacer con la incompleta Saratoga, pero finalmente decidieron terminarla usando una doble para las escenas generales en las que se suponía que aparecía Jean. Así rentabilizó la gran conmoción que causo el fallecimiento entre su legión de admiradores.

¡Siempre deslumbrante!

"Las mujeres me quieren porque no me veo como una chica que robaría un marido. Al menos no por mucho tiempo."

Todas las personas que la conocieron o trabajaron con ella, hablaron de ella con afecto auténtico y sin ninguna mala palabra. Esto debería darnos una idea de lo realmente apreciada que era.

Ahora con el paso del tiempo contemplo a Jean Harlow como una figura entrañable y genuina. Y como lo que realmente era: una excelente actriz de comedia. Volver a ver a Jean Harlow en alguna de sus grandes películas soltando sus ingeniosas frases es toda una delicia.

"Buenas noches, mi querido amor."
William Powell

Si como yo (en el pasado) no la tuvisteis en cuenta, os invito a (re)descubrirla y valorarla como se merece. Además, fue la primera rubia platino.

Venenosos salu2 desde Crystal Lake!
Todas las fotos colección del autor.

domingo, 3 de junio de 2018

A TI LO QUE TE GUSTA ES EL GLAMOUR


Con tan sentenciosa frase me definió mi proveedor de mitos hace ya algunos años. Fue motivada por una conversación que mantuvimos con él, mi amiga Carmen Munsters y yo en la desaparecida Isla de los Espíritus Olvidados, cuando estábamos rodeados de sonrisas capturadas a perpetuidad en papel fotográfico.

El burrito de la Lollo más inteligente que muchas personas.

No creo que a mí me guste solo el glamour, si no que también me gustan las personalidades y ahora carecemos de ellas.

La frase vino derivada de mi afirmación (que sigo manteniendo a día de hoy) de que el cine actual (y por actual me remonto a los años 90), no me interesa en absoluto. Si hablamos del reciente, (casi) no lo tengo en cuenta, limitando mis preferencias a directores a los que sigo (pocos), el cine de terror, Monsters Movies, catastrófico y los superhéroes. Independientemente de lo malas (principalmente) o buenas que sean.

No es oro todo lo que reluce y no todo lo que
se crea es arte, como bien sabe Virginia Mayo.

Con el cine que se hace hoy soy muy crítico, radical y no me bajo de la burra fácilmente. Ni Carmen Munsters llega a convencerme de lo contrario y tampoco lo consigue Escolopendra Venenossa cuando me comenta lo buenas que son ciertas series de televisión y lo que me estoy perdiendo. En este sentido tele no veo y menos cosas seriadas.

La Temple a sus cosas, como yo.

En cuanto al cine, que es lo que nos ocupa ¿cómo es para mí? Pues un mundo plagado de guiones más vistos que el tebeo; efectos especiales; remakes y más remakes; segundas partes, terceras, cuartas…; precuelas; comedias burdas (que todos ven y de las que todo el mundo habla) y dramas realistas (¡para realismo un día en el Inem, un hospital o la comisaria!), todas ellas aderezadas con nuevos valores sin una pizca de carisma (no hablo de talento, que es algo bien distinto), promocionados en revistas del medio, que luego no duran ni un telediario.

Errol, un perfecto desconocido para mucha gente,
menos para su perro.

Gracias a la cultura de la incultura, la masa borreguil está más puesta en los dimes y diretes de futbolistas, supervivientes, masterchef, OT, GH y toda la fauna de los realitys o del corazón, así que no me sorprende que entre otros, las nuevas generaciones, no sepan (¡me lo han preguntado!), quienes son por ejemplo: Errol Flynn, Humphrey Bogart, Lauren Bacall, Lana Turner, Gloria Swanson y un largo etcétera. Ya ni te cuento, si obviamos a los actores clásicos, lo terrorífico que me resulta que desconozcan a otras figuras interesantes de verdad como investigadores o escritores. Es lo que puedes esperar cuando en las librerías te encuentras los libros de la Esteban o de Terelu o novelas de gran éxito pero muy mal escritas…

El libro de la Esteban no lo leería
ni el chimpancé de Gary Cooper.

Asombrado me quedé un día, cuando me contó mi amiga Tere que escuchó a unos chicos hablando de una película antigua (de la que no sabían el título) que vieron una noche, pero que estaba muy bien. La peli iba de unos ladrones que entran en un local que luego resulta ser una guarida de vampiros. Sí, la película antigua de la que hablaban era: Abierto hasta el amanecer (1996), de la que por cierto hicieron una tercera parte.

Pola Negri inculcando el buen gusto a
un pequeño seguidor.

En unos tiempos, en los que nuestras vidas giran en torno al móvil (que algunos por no levantar el hocico de la pantalla se arriesgan a darse un castañazo), las redes sociales (que solo sirven para cotillear, opinar e insultar sin ningún criterio), los eventos deportivos de toda índole (que no aportan nada, solamente al que lo practica), la tv de la peor calaña, sigo refugiándome en el cine clásico, como si fuese uno de los últimos ¿cien? rinocerontes del parque nacional de Ujung Kulonde, que se “obstinan” por sobrevivir en la Isla de Java.

No hay nada mejor como un buen libro,
parece querer decirnos La Swanson.

Si para evadirse del mundo que nos rodea muchos optan por el lexatin, yo recurro a las estrellas de cine para habitar en un mundo de sueños e imposibles. Foto a foto, libro a libro, película a película, he levantado un muro de nostalgia que me protege mientras la sociedad avanza irremediablemente hacía la involución.

Dolores del Rio demostrando que se puede tener
glamour con un libro en las manos.

Observando (en silencio) a la gente cada día, me voy dando cuenta que cada vez tienen menos luces que un Homo Neanderthalensis, y estos pobres, que fueron más listos de lo que se pensaba en un principio, se extinguieron (no sé si más bien se auto-inmolaron) viendo el panorama que se les venía encima compartiendo el espacio con los Homo Sapiens. Una vez desaparecidos los Neandertales dejaron la Tierra en sus desaprensivas manos, que nos han conducido a la situación actual, un mundo de ciencia y tecnología mal aplicada.

Powell y Loy mantiendo una buena conversación con Asta
sin el móvil entre las manos.

Si la ciencia avanza buscando alargar la vida, la tecnología avanza para idiotizarnos aún más. No quiero ni pensar en un futuro dónde hasta una ameba será más resolutiva que un ser humano. Si los avances tecnológicos y científicos nos llevan a esto, mal estamos… Por si acaso voy ocultando mis libros y todo lo que huela a cultura, no vaya a ser que me detengan por acumular armas…

La Dietrich está confundida.
¿Los libros son buenos o no?

Mientras todo esto sucede, sigo auto-medicándome de tanto en tanto con mi ración de estrellas.
¡No puedo vivir sin mi medicación!

Venenosos salu2 desde Crystal Lake!
Todas las fotos colección del autor.