miércoles, 26 de marzo de 2025

¡DURA, RÁPIDA Y HERMOSA!

En mi entrada de enero ya hablé de la gran carrera de Ida Lupino como actriz, principalmente como estrella de cine negro. Además comenté que la polifacética actriz fue una de las primeras directoras, productoras y guionistas del Hollywood clásico.

Si bien su faceta como directora no fue tan extensa como su trayectoria como actriz, nos dejó un grupo de películas con temas bastante arriesgados en su momento, como: los embarazos no deseados o la violación.

“Había abandonado casi por completo la actuación y me dediqué a la producción y dirección. Esto me dio la libertad de tomar mis propias decisiones.”
Ida Lupino 

De sus seis films donde apareció acreditada como directora, sin contar que participaba activamente como guionista e incluso se reservaba algún papel, sólo uno se estrenó en España (una comedia familiar de los años 60) y tres de ellos se conocieron posteriormente en nuestro país, tras su paso por la televisión. Estas películas fueron: ‘Never Fear’ (1949), ‘Outrage’ (1950), ‘Hard, Fast and Beautiful!’ (1953), ‘The Hitch-Hiker’ (1953), ‘The Bigamist’ (1953) y ‘The Trouble with Angels’ (1966). En esta entrada voy a centrarme exclusivamente en las películas que he tenido oportunidad de ver.

Durante un periodo en el que el Estudio en el que estaba contratada la suspendió, Ida, atraída por las labores de producción, se interesó en la dirección, lo que le llevo a crear en 1948, junto a su entonces marido el productor y guionista Collier Young, la compañía independiente The Filmakers, para producir, escribir y dirigir películas de bajo presupuesto caracterizadas por temas comprometidos, que como dije en mi anterior entrada sobre Lupino, luchaban con sus mensajes contra las convenciones de la época, desde un punto de vista crítico y social.


“Nadie me pidió que dirigiera una historia de amor.”
Ida Lupino
 
Aunque no aparece acreditada como directora de ‘Not Wanted’ (1949), Lupino asumió la dirección sin darse crédito, después de que recién comenzado el rodaje, su director Elmer Clifton, sufriera un infarto. Este film sigue la trayectoria de Sally Kelton, una joven de 19 años dominada por sus tradicionales padres, que se enamora de Steve Ryan, un pianista que actúa en un local de su pueblo. Él abandona el lugar después de tener un idilio con ella, pero Sally, obsesionada con el músico y tras enterarse de que está esperando un bebé va en su busca. Después de encontrarle, descubre que Steve ambiciona una carrera como artista de éxito y que ella no forma parte de sus planes. Desesperada ante tal panorama, pues no puede regresar a su casa y no sabe muy bien qué hacer con el embarazo, se sumirá en un estado de shock que le causará más de un conflicto.


“Not Wanted narra la historia, con fuerza y franqueza, con todo su patético detalle, a través de los ojos y las lágrimas de una chica, voluntariosa y hermosa.”
Ida Lupino
 
Titulada ‘Ultraje’ cuando se estrenó en televisión española, ‘Outrage’ (1950) fue el tercer film producido por su compañía, con guión co-escrito por la propia Lupino y el segundo que abordaba el espinoso tema de la violación, después de ‘Johnny Belinda’ (Belinda, 1948), película por la que Jane Wyman ganó el Oscar.
 
Ann Walton (Mala Powers en su primer papel), es una oficinista que una noche, tras salir tarde del trabajo, es acosada por un hombre que la persigue y finalmente la viola. A partir de aquí, la película sigue los acontecimientos que sufre Ann tras su traumática experiencia. Tras ser víctima de las murmuraciones de sus vecinos (aunque su familia, su novio y los compañeros del trabajo la apoyen) decide romper con todo y comenzar de nuevo en otro lugar, pero los recuerdos desagradables afloran a la mínima ocasión con consecuencias nefastas tanto para ella como para quienes la rodean.
 
Lupino trata el tema en todo momento con gran sensibilidad, aunque no renuncia a criticar y denunciar la ocultación forzada del suceso por parte de la protagonista, la cultura machista (las miradas y comentarios obscenos) del hombre dominante y la resistencia del sistema legal a tomar medidas eficaces (y contundentes) para hacer frente a este tipo de agresiones.


“Era una directora excelente; te protegía. Si te atrevías a ser original y a probar cosas nuevas, ella estaba ahí para ti.”
Mala Powers
 
‘The Hitch-Hiker’ (1953), el ‘El autoestopista’ en su pase por TV, fue el primer Film Noir dirigido por una mujer. Esta película sigue a dos amigos que son tomados como rehenes por un asesino fugitivo al que recogen en la carretera, cuando viajan hacía Baja California para pasar unos días de pesca. El guión de la propia Lupino junto al que fue su segundo marido, Collier Young, estaba basado en la historia real del asesino en serie Billy Cook, que haciendo autoestop, mató a los cinco miembros de una familia (los tres hijos eran pequeños), a su perro y a un vendedor ambulante, para terminar, antes de ser arrestado, secuestrando a dos amigos que iban de cacería.
 
Con una fuerza, que en su momento los críticos cinematográficos (el New York Daily News le dio a la película tres estrellas y media de cuatro) solo veían en los directores masculinos, Lupino consigue crear una atmósfera sobria y noir, que como dijo uno de ellos: “trasmite la verdad emocional que se esconde tras lo tabú o lo terrenal” y nos ofrece un film en el que la tensión no disminuye ni un instante. Ida quiso conocer a Cook (que estaba en San Quintín), consiguiéndolo gracias a sus amigos del FBI y como cuenta en su autobiografía: “le tuve miedo, le encontré frío y calculador.”


“The Hitch-Hiker es la historia real de un hombre, una pistola y un coche. El arma pertenecía al hombre. El coche podría haber sido tuyo o de esa joven pareja al otro lado del pasillo. Lo que verás en los próximos setenta minutos podría haberte sucedido a ti.”
Ida Lupino

Su penúltimo film como directora ‘The Bigamist’ (El bígamo en TV) lo rodó en 1953 y está considerado como el primer largometraje en el que la protagonista femenina se dirigió a sí misma. El guión fue escrito por su exmarido, Collier Young, siendo la otra protagonista Joan Fontaine que curiosamente, en esa época, era su segunda esposa.

El argumento, en principio sencillo, cuenta la historia de Harry Graham (Edmund O’Brien), un comercial que viaja constantemente a Los Ángeles desde San Francisco, donde vive con su mujer Eve (Joan Fontaine) con la que está tramitando la adopción de un niño. En uno de esos viajes en autobús conoce a Phyllis Martin (Ida Lupino), con la que simpatiza y por la que pronto se sentirá atraído. Mientras tanto es investigado por el Sr. Jordan (Edmund Gwenn) un agente del centro de adopción que le encontrará en Los Ángeles con otro nombre y descubrirá que está casado con Phyllis (a la que en principio consideraba una aventura pasajera) con la que tiene un hijo. Antes de que la policía le detenga por bígamo, Harry le contará su historia al Sr. Jordan.



“Esta frágil directora domina la acción con una tensión creciente, una compasión contenida y una contundencia propia de un tiburón. El espectador promedio podría sentir que está escuchando a escondidas los excelentes diálogos."
El New York Times acerca de ‘The Bigamist’.

Desechando lo escandaloso del tema, Lupino aborda la película desde una perspectiva humana, profundizando en las emociones del protagonista ante la culpabilidad por el engaño y la necesidad de responsabilizarse de sus acciones. Además la trama hace un guiño con astucia, a aspectos de la vida privada de Ida como: su embarazo extramarital con el actor Howard Duff o compartir el mismo marido con Fontaine. Sobre esto último es muy ilustrativo el intercambio de miradas entre las protagonistas en la escena del juicio: ambas sabían lo que significaba estar casadas con el mismo hombre en la vida real. Una broma privada que no pasó desapercibida en Hollywood. En su estreno ‘The Bigamist’ fue elogiada y recibió excelentes críticas, siendo considerado el mejor trabajo de Lupino como directora hasta la fecha.

Tras el cese de Filmakers en 1955, Lupino se dedicó con éxito a la televisión, además de actuar, dirigió entre 1956 y 1968 multitud de episodios para series. Entre las más conocidas por el público español destacaríamos: ‘Alfred Hitchcock Presenta’, ‘El Fugitivo’, ‘Los Ángeles de Charlie’ o ‘Embrujada’. Su último largometraje fue ‘The Trouble with Angels’ (1966) una comedia protagonizada por Rosalind Russell y Hayley Mills, la niña de ‘Tú a Boston y yo a California’ (1961).


“Donde hay coraje humano, hay drama. Cuando la gente lucha a diario por la vida y el amor, se encuentra la esencia misma del heroísmo. Intenté capturar esto en cada película que dirigí.”
Ida Lupino

Adelantada a su época, Lupino se propuso crear films que abordaran, como hemos visto, temas poco convencionales y controvertidos que los productores de los estudios no se planteaban. Ella misma se refería a su trabajo como: “películas con trascendencia social y a la vez, entretenimiento, basadas en historias reales, cosas que el público podía entender porque habían sucedido o habían salido en la prensa.” En muchas de ellas, se centró en temas femeninos y le gustaban los personajes fuertes: “No mujeres con cualidades masculinas, sino un personajes con una gran fortaleza, con agallas.”

Ida Lupino nunca fue nominada al Oscar.

¡Venenosos Salu2 desde Crystal Lake!
Todas las fotos colección del autor.


miércoles, 12 de febrero de 2025

LAS ALEGRES CHICAS DE LOS CONJUNTOS

Conjunto, ta
Del lat. coniunctus.
3. adj. Aliado, unido a alguien por el vínculo de parentesco o de amistad.
7. m. Grupo de personas que actúan bailando y cantando, en algunos espectáculos teatrales, como variedades o revistas.

Hace unas semanas, trasteando entre la pila de antiguas revistas de cine que tengo, eché un ojo a uno de los ejemplares, concretamente un Films Selectos de 1931, donde aparecía Marlene Dietrich y reparé en un artículo al que no había prestado atención, titulado: Las alegres chicas de los conjuntos.

42nd Street (Warner Bros., 1933).
42nd Street (Warner Bros., 1933).

En el mismo, en un tono un tanto rancio propio de la época, se habla de estas mujeres en estos términos: “Disciplinadas ‘girls’, que levantan a un tiempo la pierna izquierda, […] bañistas, que pasean por las arenas de la playa la tentación de su belleza, velada por el breve y ajustado ‘maillot’; muñequitas vaporosas y frágiles, […]. De cualquier manera que se presenten a nuestra visualidad insaciable, las encontraremos encantadoras, bellas, gentiles, frívolas, inconscientes; estilizadas…” Según el autor del escrito: “han encontrado, al fin, motivo de lucimiento y categoría. En ellas culmina en muchos casos, el máximo de atractivo de las cintas.”

¿Se llamaba Evelin Smith o no? ¿Apareció en películas o era una pin-up anónima?
Modelo misteriosa de 1948.

¡Ahora sal y sé tan genial que harás que te odie!
Bebe Daniels como Dorothy Brock en 42nd Street (Warner Bros., 1933).

A mí en particular, cuando miro sus alegres caritas en las películas clásicas, lo que me inspiran son sentimientos ambivalentes. Si las observo detenidamente, no puedo dejar de imaginármelas en esos castings leoninos por los que tendrían que pasar si querían entrar en el coro y en las terribles situaciones en las que se verían envueltas. Audiciones, que para muchas, serían el primer peldaño para tener la oportunidad de destacar y llegar al estrellato. Pienso en cuáles serian sus esperanzas e ilusiones, cómo transcurriría su día a día y si habrían logrado alcanzar la fama que tanto anhelaban. El artículo lanza al aire la siguiente pregunta: ¿qué futuro les espera? Siempre me lo he preguntado, ¿no os ha pasado?


Gold Diggers of 1933 (Warner Bros., 1933).

Respecto a las que tuvieron la “suerte” de conseguir aparecer en una película, fantaseo viéndolas caminar hacía el Capitol Theatre el día del estreno, sentarse orgullosamente en una butaca junto a su familia para, tras verse, exclamar: ¡esa soy yo, la tercera por la izquierda! Algunas tuvieron la fortuna de tener sus minutos de gloria en breves primeros planos, pero: ¿qué cara pondrían las que descubrieran que la escena en la que salían había sido eliminada del montaje final?

Murder At The Vanities (Paramount, 1934).

La verdad de esos rostros anónimos que desde la pantalla nos sonríen, es que no son más que máscaras que ocultan un mundo de amargura, lleno de zancadillas, envidias e incluso abusos: engañadas por ese “amigo” de tal director o productor, asegurándolas que sus recomendaciones son la “clave” para llegar a la meta.

Palmy Days (Samuel Goldwyn Productions, 1931).

“La escalera del éxito en Hollywood suele ser así:
agente de prensa, apoderado, director, productor, galán y jefe de estudio: y se llega a estrella si una se acuesta con cada uno y en ese orden. Es crudo, pero es la realidad.”
Hedy Lamarr (“Extasis” y yo, 1966).

El grupo de coristas cinematográficas más célebres eran las Goldwyn Girls creadas por el productor de Hollywood, Samuel Goldwyn, siguiendo el impacto que provocaron las producciones teatrales de Florenz Ziegfeld y sus Ziegfeld Girls. Estas últimas actuaron entre 1907 y 1931 en los espectáculos de Broadway conocidos como Ziegfeld Follies y formaron parte de ellos en diferentes años, actrices que posteriormente fueron muy populares como: Marion Davies, Paulette Goddard, Joan Blondell o Barbara Stanwyck, entre otras. Es cierto que muchas dejaron atrás los escenarios para alcanzar el éxito en el cine, pero formar parte de las Ziegfeld Girls tampoco se lo aseguraba: de hecho, muchas aspirantes que llegaron a ser estrellas célebres, Joan Crawford o Alice Faye por ejemplo, fueron rechazadas e incluso en más de un intento, como les sucedió a Lucille Ball o Norma Shearer. Quizás la esperanza de ser descubiertas por un cazatalentos de Hollywood formando parte de un grupo de coristas era más una quimera que una realidad.

Gold Diggers of 1935 (Warner Bros., 1934).

En mi libro Joan Crawford: Alma en Suplicio, Joan rememora, de manera ilustrativa, las penurias que compartió con Myrna Loy en la película Pretty Ladies (1925) cuando eran simples coristas casi formando parte de la decoración diseñada por Cedric Gibbons: “ Nos sentamos en bloques de hielo, algunos se derretían más rápido que otros […]. No teníamos líneas. Yo era estrictamente una momia de grandes ojos, observando todo”.

Murder At The Vanities (Paramount, 1934).

Alrededor de 1929 Ziegfeld aterrizó en Hollywood para ayudar a Goldwyn en la producción de Whoopee! (1930) una película musical con elaboradas coreografías de Busby Berkeley en las que aparecen futuras estrellas acreditadas como Goldwyn Girls. Siguiendo la dinámica de Ziegfeld y aprendiendo de él, Goldwyn estableció sus propias pautas que, según explicó a la prensa, eran una serie de cualidades que debían cumplir: “belleza, personalidad, talento, confianza en sí mismas y ambición.” Entre las actrices, bailarinas y modelos cuya carrera empezó en las Goldwyn Girls podemos encontrarnos entre otras a: Lucille Ball, Virginia Bruce, Paulette Goddard, Betty Grable, Toby Wing e incluso a Jane Wyman.

42nd Street (Warner Bros., 1933).
En la parte inferior derecha podemos ver a la platinada Toby Wing.

Tan agradable me resulta encontrarme en los films clásicos a los habituales actores y actrices de reparto, bajo contrato por sus respectivas productoras, como descubrir rostros conocidos entre las chicas de los coros: una suerte de ¿Dónde está Wally? en movimiento, que dificulta la tarea. Hay que ser muy rápidos y tener ojo de lince, evitando parpadear, para dar con ellas. Como Mamie Van Doren cuenta en su autobiografía: “en muchas de mis películas si pestañeas te pierdes mi aparición.”

Dejando a un lado las figuras más conocidas, con extensas carreras en el cine como protagonistas, una destacada showgirl, activa principalmente en las películas de los años 30 fue: Toby Wing.

“Porque soy una rubia vivaz y la gente piensa que soy una corista,
no creerán que soy más que eso.”
Toby Wing

¡La corista más hermosa de Hollywood!

Con su característica imagen de rubia platino, era habitual verla en el coro y tras las bambalinas en los films musicales o en todo tipo de películas donde hubiese jarana: grandes o pequeñas fiestas en mansiones, night clubs o habitaciones de hotel, apareciendo especialmente ligera de ropa, sin apenas dialogo y normalmente no acreditada.

Toby Wing en Search for Beauty (Paramount, 1934).
En la parte superior derecha, una jovencita Ann Sheridan.

La pizpireta Toby (apodo familiar) conocida como “la corista más hermosa de Hollywood”, empezó en el cine a la edad de 9 años gracias a su padre que era ayudante de dirección en Paramount. En 1931, a los 16 años, se convirtió en una de las primeras Goldwyn Girls comenzando su carrera en el film Palmy Days (1931). Se la veía en muchas comedias realizadas por el mencionado estudio, impresionando tanto a productores como al público, pero nunca consiguió papeles protagonistas. Reconocida como una sex symbol, además de su trabajo cinematográfico, tuvo mucho éxito haciendo publicidad y apareciendo en multitud de revistas de fans durante la década de los 30.

Toby Wing en Murder At The Vanities (Paramount, 1934).

Fuera de la pantalla tuvo numerosos romances, incluso llegó a estar prometida en dos ocasiones. Con tan solo 22 años se casó en 1938 con el piloto de aviación Henry “Dick” Merrill, 20 años mayor que ella y se retiró del cine. El matrimonio, que tuvo dos hijos, se trasladó a Florida, donde Merrill fue asignado a la ruta Nueva York-Miami de Easterm Airlines. Wing tuvo éxito en el sector inmobiliario en California y Florida, para más tarde mudarse a Virginia dónde él dirigió un Museo del Aire hasta su fallecimiento en 1982. Toby le siguió 19 años después.

¡Encantadoras coristas! Sonriendo, siempre sonriendo...

Grupo de extras de Warner Bros.

¡Venenosos Salu2 desde Crystal Lake!
Todas las fotos archivo del autor.





jueves, 30 de enero de 2025

MUJER OCULTA

Oculto, ta
Del la. occultus.
1. adj. Escondido, ignorado, que no se da a conocer ni se deja ver ni sentir.

La primera vez que fui consciente de que Ida Lupino, la protagonista de esta entrada, era una gran actriz, fue cuando vi 'The Drive by Night' (La pasión ciega, 1940), dirigida por Raoul Walsh, en la que compartía protagonismo con tres de mis estrellas favoritas: George Raft, Ann Sheridan y Humphrey Bogart. 'The Drive by Night' es un film noir donde Lupino interpreta a la esposa del propietario de una empresa de transportes obsesionada con un camionero, Raft, que es amigo de su marido. Esta fijación tóxica con él es parte de una trama sobre los conflictos en el mundo del transporte de dos camioneros independientes, Raft y Bogart, haciendo de hermanos. Lo que queda claro al verla es que Lupino roba la película.


“The Drive by Night me empujó a la cima.”

Desconocida por una inmensa mayoría, Lupino una de las mujeres fatales del cine negro de los años 40, además de actriz y cantante (cantó en muchos de sus films) fue una de las primeras mujeres directoras, guionistas y productoras del Hollywood clásico. Sus películas producidas en su compañía independiente abordaron temas tan comprometidos como: los embarazos no deseados, la violación, la bigamia o enfermedades como la poliomielitis, todo desde un punto de vista crítico y social, luchando con sus mensajes contra las convenciones de la época. Por si esto fuese poco, también fue la primera directora en rodar un film noir: 'The Hitch-Hiker', en 1953.

¿Quién fue Ida Lupino? Situémonos brevemente: nacida en Londres, era hija de los actores de teatro Connie O’Shea y Stanley Lupino. Este último, que se inició en el music hall, fue además un destacado bailarín, cantante, guionista y productor cinematográfico. Perteneciendo a una familia británica de artistas de origen italiano, enseguida se le animó a entrar en el mundo del espectáculo. Su padre le construyó un teatrillo en el patio trasero de su casa para que, tanto ella como su hermana, dieran rienda suelta a su creatividad. Con solo 7 años ya escribió su primera obra de teatro, realizando giras itinerantes y con 10 ya había memorizado los roles femeninos de las obras de Shakespeare. Posteriormente, gracias a su tío, consiguió papeles como actriz en los British Studios.


“Mi agente me había dicho que me convertiría en la Janet Gaynor de Inglaterra: iba a interpretar todos los papeles agradables.
A la tierna edad de trece años, decidí dedicarme exclusivamente a interpretar a prostitutas.”

Lupino quería ser escritora no actriz, pero para contentar a su padre se matriculó en la Real Academia de Arte Dramático, apareciendo por primera vez en una película en 1931 con tan solo 13 años. Hacía finales de 1933 y con cinco películas en su haber, llega a Hollywood de la mano de los estudios Paramount, que no sabían muy bien qué hacer con ella. A partir de este punto, el resto es historia: 48 años de trayectoria, 59 películas como actriz y 8 como directora, además de una fructífera carrera en televisión donde cultivó todos los géneros: westerns, comedias, thrillers, historias de misterio y de gangsters.

Actriz todo terreno, tengo que reconocer que en mi adolescencia no la conocía más allá de los magníficos retratos que le hizo el fotógrafo Scotty Welbourne y que aparecían en un viejo libro sobre estrellas de los años 40 que compré, realizados precisamente para  'The Drive by Night', la película que mencioné al principio de esta entrada. Es posible que también la viese en algún otro film, pero como sabéis los que me leéis, mi atención estaba puesta en otras actrices. Con el tiempo la he descubierto en todo tipo de registros que resumiré (dada la  amplia trayectoria de Lupino), por las películas que he ido visionando.


“Me pareció muy interesante estar en Los Ángeles.
Lo único que conocía eran las películas inglesas y si alguna vez podía conocer a Gary Cooper, ¡guau! Lo vi y le dije: '¡Eres hermoso!'.
Él dijo: 'Gracias, jovencita'. ¡Terminé haciendo un film con él!
Y ver a Marlene Dietrich. Era una gran admiradora de ella.”

Empezó su carrera en Paramount como glamurosa “sirena”, con mejor fortuna que una improbable Bette Davis en similares cometidos: no es por nada, pero Davis no es de las que a su paso te hacen volver la cabeza. Aparecía como tal una jovencísima Lupino de 16 años en 'Search for Beauty' (Campeones Olímpicos, 1934), un film pre-code que con la excusa de mostrar la vida atlética en un balneario, nos ofrecía escenas escandalosas para la época: homosexualidad, prostitución, exhibicionismo tanto masculino como femenino. La película vista hoy es curiosa por todo esto pero por poco más.

En 1939, tras dieciséis films realizados tanto en Paramount como en préstamo a otros estudios, prácticamente siempre haciendo de ingenua, 20th Century-Fox la reclama para 'The Adventures of Sherlock Holmes' (Las aventuras de Sherlock Holmes), segunda película de la serie del detective encarnado por Basil Rathbone, donde Lupino es la víctima de una trama elaborada por Moriarty para distraer a Holmes del verdadero caso. De vuelta a su estudio protagoniza 'The Light That Failed' (En tinieblas, 1939) junto a Ronald Colman y Walter Huston.

Lupino en este film, encarna a una mujer de dudosa vida que se convierte en la modelo de un pintor (Colman) que se está quedando ciego debido a una antigua herida de guerra. Como la ceguera es inevitable, esto le lleva a presionarla hasta provocarle la histeria para conseguir la expresión deseada para su obra, lo que tendrá fatales consecuencias para ambos. La película fue un éxito y la crítica destacó la actuación de Ida, reconociendo la sorpresa que les produjo encontrarse con una gran actriz después de haber visto sus anteriores interpretaciones.


“Trabajé en contra de mi éxito (comercial) al negarme a interpretar papeles en los que no creía.”

Después de 'The Light That Failed', Lupino fue tomada por fín en serio, y la Warner impresionada, le ofreció el papel de Lana Carlsen en 'The Drive by Night'' (La pasión ciega, 1940). El gran éxito de esta película propició que el estudio le ofreciera un contrato que ella renegoció para asegurarse una carrera como freelance. Gracias a este acuerdo que le beneficiaba, obtuvo mejores papeles a lo largo de la década de los 40 y a menudo se refería a sí misma como “la Bette Davis de los pobres”, porque en los estudios Warner Bros., aceptaba los papeles que ésta rechazaba. Pese al reconocimiento como actriz que tenía, eran habituales sus enfrentamientos con Jack Warner al rechazar películas, guiones o por hacer revisiones que el estudio consideraba inaceptables.


Su siguiente película 'High Sierra' (El último refugio, 1941) dirigida por Walsh como la anterior, la emparejó de nuevo con Bogart, que hasta entonces era considerado un actor secundario. En principio ella iba a figurar como cabeza de cartel por ese motivo ya que los productores no confiaban mucho en él. Lupino destaca por su caracterización como la cautivadora novia del gangster.


“High Sierra fue un papel muy bueno para mí.”

En este punto de su carrera, había trabajado con Raoul Walsh en el mencionado film, Michael Curtiz en 'The Sea Wolf' (El Lobo de mar), Anatole Litvak en 'Out of the Fog', Charles Vidor en 'Ladies in Retirement' (El misterio de Fiske Manor), todas ellas de 1941 y compartido plano además de Bogart con Edward G. Robinson y John Garfield.

'Ladies in Retirement' nos presenta a Lupino como una solterona ama de llaves que se tiene que hacer cargo de sus inestables hermanas cuando son desalojadas de su antigua residencia, ya que corren el riesgo de acabar en una institución. La adinerada dueña de la casa, ante las súplicas de Lupino, las acoge primero de buena fe y después a regañadientes (¡ya llevan aquí 6 semanas!) pero la convivencia entre ellas, tendrá consecuencias fatales para la señora. Este thriller victoriano en el que Ida aparenta gracias al maquillaje, tener 40 años cuando en realidad tenía 23 años, le exigió un gran ejercicio de interpretación que no les pasó por alto a los críticos. La película es excelente y mantiene la atmósfera inquietante hasta su conclusión.


“¿El estilo actoral de Bogie? Real. Real en todo momento.”

Su posterior film 'Moontide' (1942) junto a Jean Gabin, al que querían introducir en Hollywood no tuvo mucho éxito, achacado a la mezcla de géneros, pero con 'The Hard Way' (1943) cuyo guión se basaba ligeramente en la relación de Ginger Rogers con su madre, recibió el Premio del Círculo de Críticos de Cine de Nueva York a la mejor actriz.

En esta película Lupino es una mujer ambiciosa que presiona a su hermana para alcanzar el éxito en el mundo del espectáculo sin tener en cuenta sus sentimientos ni el daño que puede llegar a hacerle a ella y a otras personas. Al final, este afán por ascender tanto social como económicamente a costa de los demás, le pasará factura.

'The Man I Love' (El hombre que amo) y 'Escape Me Never' (No me abandones) ambas estrenadas en 1947 resultaron ser un pequeño traspiés en su trayectoria, aunque en la segunda estuviera acompañada por Errol Flynn y Eleanor Parker, no se recuperaron los costos de producción.

A finales de 1948 estrenaría 'Road House' (El parador del camino), un drama que gira en torno al triángulo amoroso que forman los socios de una bolera (Cornel Wilde y Richard Widmark) y la cantante que actúa allí. A destacar a Widmark como villano psicótico (su especialidad) y el debut como cantante de Lupino. La película es interesante por sus diálogos inteligentes y una trama que nos mantiene en tensión hasta el clímax final.


"Usando mi propia voz, canto la canción 'Again' en Road House. Me pidieron que cantara en clubes nocturnos después del estreno de esta película".

Durante los años 50 compagina su carrera en la dirección con su trabajo como actriz, destacando en films como 'Woman in Hiding' (Mujer oculta, 1950) un thriller modesto pero que mantiene la intriga gracias al trabajo de Lupino interpretando a una mujer que finge su muerte para escapar de un marido abusivo, que solo se ha casado con ella por su dinero; 'On Dangerous Ground' (1952) dirigida por Nicholas Ray y coprotagonizada junto a Robert Ryan, donde da vida a la hermana ciega de un enfermo mental sospechoso de asesinato, que es perseguido por el detective (Ryan). El padre de la victima (Ward Bond) también le busca para aplicar la justicia por su propia mano, por lo que Lupino le ruega a Ryan que proteja a su hermano. Las actuaciones de los tres en este angustioso film noir son excelentes.

Acompañada de nuevo por Robert Ryan protagoniza 'Beware, My Lovely' (Día sin fin, 1952) donde da vida a una maestra que contrata a un “vagabundo” para que le ayude con las reparaciones de la escuela, sin sospechar que éste es un hombre inestable y paranoico que ya ha asesinado a otra mujer en una situación similar. Cuando nuestra protagonista deduce que este amable caballero no es lo que parece, él la retiene e intimida en su propia casa. La película es realmente buena y mantiene en vilo al espectador hasta su desenlace.


“De las películas que he hecho mis favoritas son Ladies in Retirement y Road House y mis protagonistas favoritos ‘Bogie’ y Robert Ryan.”

Sus siguientes incursiones en el cine negro son 'Jennifer' (1953) y 'Private Hell 36' (1954) protagonizadas junto al que era su marido, Howard Duff. La trama de la primera, con tintes de misterio gótico (mujer sola en una mansión “inquietante”) es un poco pobre. La segunda, producida por Filmakers (su propia compañía) está co-escrita por ella y el productor Collier Young, su primer marido y aunque el peso de la película recae en sus protagonistas masculinos (dos policías corruptos), las interpretaciones de Lupino en ambas no bajan del nivel al que nos tiene acostumbrados.

Finalizando la década de los 50, interpreta a una despiadada directora de una prisión de mujeres en 'Women’s Prision' (1955) que convierte la vida de las reclusas en un infierno; a la esposa de un actor explotado por su estudio, que duda si permanecer a su lado o separarse definitivamente de él, en 'The Big Knife' (1955) y un breve papel como periodista en 'While the City Sleeps' (Mientras Nueva York duerme, 1956) dirigida por Fritz Lang, en el que la trama abordada dos historias: por un lado la de un asesino en serie y por el otro la competición por el puesto de editor del periódico. Esta película, que cuenta con un guión refinado, unas magníficas interpretaciones de todo el reparto (Dana Andrews, Rhonda Fleming, George Sanders, Thomas Mitchel y Vincent Price),  su buena dosis de intriga y suspense, hacen de este film uno de los mejores del director.

Para no alargarnos mucho debido su extensa carrera, su labor como directora la dejaremos para una futura entrada en: Sopa de Mitos.


"Decidí que había algo más para mí en la vida que ser una gran estrella,
así que dije 'No' y me fui".

En general para mí, Ida Lupino es una actriz versátil que tristemente fue totalmente eclipsada por estrellas más conocidas por el público y un tanto sobrevaloradas como Bette Davis. Abordó con éxito cualquier género en el que participó y merece ocupar un lugar destacado y tener un reconocimiento mayor dentro de la Historia del Cine.

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martes, 24 de diciembre de 2024

LA VIDA ES UN AZAR

Azar
Del ár. hisp. azzahr, y este del ár. zahr ‘dado’.
1. m. Casualidad, caso fortuito.

Nunca hubiese previsto que con el paso de los años, actrices a las que ignoraba e incluso detestaba y que, en algunos casos, formaban parte de una “lista negra”, llegaran a gustarme. A lo largo del tiempo, las impresiones que sostenían mi criterio pierden importancia y mi punto de vista con respecto a ellas cambia para mejor.

Como en todo, hay matices: Loretta Young, por ejemplo, no es la misma en la década de los 30 (su período pre-code) que la Young señorona que se nos presenta en años posteriores. Es verdad que la primera nos hace ser indulgentes con la segunda.

Loretta definitivamente no me gustaba. Más allá de sus retratos glamurosos, siempre la encontré mojigata y sus interpretaciones (o por lo menos las que había visto), me parecían aburridas y convencionales. Hay que tener en cuenta que sus contemporáneas en los 30 eran estrellas como Crawford, Dietrich, Garbo o Harlow, a las que conocía muy bien, ya que sus películas se pasaban por televisión con relativa frecuencia. ¿Qué me quedaba entonces de Miss Young?: ‘Suez’ (1938), una película que contaba la construcción del Canal y ‘The Stranger’ (El Extraño, 1946) dirigida por Orson Welles, un film que tuvo bastante éxito pese a ser de bajo presupuesto y en el que Loretta ofrecía, como opinó el crítico del New York Times Bosley Crowther: “otra actuación tonta.” Con semejante “curriculum” ha sido necesario el paso del tiempo e Internet para acceder a sus primeros films y hacerme cambiar de idea. Peliculones de la Young a considerar: ‘Taxi!’ (Taxi/Pájaros de cuenta, 1932) con James Cagney, en la que junto a él lucha contra el monopolio de los taxistas; ‘Heroes for Sale’ (Gloria y Hambre, 1933) un film reivindicativo donde el protagonista, Richard Barthelmess, es un ex-soldado adicto y desempleado durante la Gran Depresión o ‘Born to Be Bad’ (Nacida para ser mala, 1934) con un Cary Grant recién salido de los brazos de Mae West, dando vida a una madre soltera que sobrevive como estafadora, educando a su hijo en el mismo oficio.


“Si desea un lugar bajo el sol, debe esperar algunas ampollas.” 
Loretta Young

Otro tanto me ha pasado con la popular Ginger Rogers. Siempre me ha parecido un poco irritante pese a su fama de pizpireta y sus exitosos musicales junto a Fred Astaire. Siguiendo la recomendación de un buen amigo y, dado que compartía protagonismo con Doris Day (en uno de sus escasos films dramáticos), accedí a verla ya madurita en ‘Storm Warning’ (Aviso de tormenta, 1951) donde da vida a una testigo de un asesinato cometido por el Ku Klux Klan. ¡Magnífica película por cierto! Este título me animó a descubrirla en otros registros alejados de sus papeles como bailarina un tanto (según mi opinión) rígida. ‘Primrose Path’ (Camino de rosas, 1940) en la que interpreta a una joven decidida a no seguir los pasos de la “profesión” de su madre y abuela, y ‘Kitty Foyle’ (Espejismo de amor, 1940) un drama romántico por el que ganó el Oscar, me han acercado a ella con otra mirada. También está bien revisitarla en su etapa pre-code (aunque renegase de ella), dejando de lado sus musicales.


“La única manera de disfrutar de algo en esta vida es ganárselo primero.”
Ginger Rogers

Pese a ser el arquetipo de estrella de los años 30 y la Reina de MGM, Norma Shearer, cuya carrera comienza en 1919 con el cine silente y termina en 1942, nunca fue una de mis favoritas. Es reconocible por su imagen un tanto Art Decó especialmente en la década de los 30 y es comúnmente recordada por la película coral ‘The Women’ (Mujeres, 1939). Como algunas de sus coetáneas, siempre pensé que su éxito como actriz dependió de su matrimonio con el productor Irving Thalberg, conocido como “The Wonder Boy” (“el chico maravilla”), que le asignaba los mejores papeles del Estudio. Cierto o no, la filmografía de la Shearer se compone de melodramas románticos en entornos sofisticados, contemporáneos o de época, que se convirtieron en éxitos de taquilla. Sus papeles principalmente en el pre-code eran mujeres modernas y libres (con todo lo que implica), ganando el Oscar por ‘The Divorcee’ (La divorciada, 1930), un tema, el del divorcio, que ahora no nos produce la mínima inquietud, pero que en su momento fue una sensación y motivo de escándalo. En ambientes históricos nadie podrá igualar su ‘Marie Antoniette’ (Maria Antonieta, 1938). Por desgracia, casi la totalidad de su films acusa el paso del tiempo con peor suerte que el de sus compañeras de generación. Aun así da gusto verla en películas como ‘A Free Soul’ (Alma libre, 1931) explícito título junto a Clark Gable, por la que aspiró de nuevo al Oscar (fue nominada en cinco ocasiones) o films que no han envejecido tan mal como ‘Escape’ (Evasión, 1940), una de sus últimas interpretaciones, en la que da vida a la amante de un nazi interpretado por Conrad Veidt, que ayuda a un norteamericano, Robert Taylor, a sacar a su madre de un campo de concentración.


"Es imposible hacer o lograr algo sin pisar a otros; los enemigos son inevitables cuando uno es decidido.”
Norma Shearer

Gracias a mi inclinación por determinados actores, estos me llevan a reparar en las actrices que les acompañaban, a las que no había prestado la debida atención. Quizás por mi gusto por el glamour y la sofisticación, un tanto artificial de las estrellas de su época, siempre había ignorado a Sylvia Sidney. Alejada de ese estereotipo, su carrera que duró 70 años (comenzando en los 30 y terminando en los 90), incluyen sus dos papeles para Tim Burton en ‘Beetlejuice’ (1988) y ‘Mars Attacks!’ (1996), su última aparición antes de fallecer en 1999.

De apariencia frágil y delicada, Sidney interpretó en numerosas ocasiones a la heroína de clase trabajadora o a la hermana del gangster, demostrando durante su época de mayor esplendor (los años 30), su capacidad para emocionar y seducir sutilmente en films como: ‘City Street’ (Las calles de la ciudad, 1931) de Mamoulian junto a Gary Cooper; ‘An American Tragedy’ (Una tragedia americana, 1931) dirigida por Von Sternberg; ‘Street Scene’ (La calle, 1931) de King Vidor; ‘Fury’ (Furia, 1936) película de Fritz Lang en la que interpreta a la prometida de un hombre encarcelado injustamente al que terminan “linchando”; ‘Sabotage’ (Sabotaje, 1936) del maestro del suspense Alfred Hitchcock; ‘Dead End’ (1937) una película con trasfondo social de William Wyler, en la que comparte los créditos con Joel McCrea y Humphrey Bogart, sin olvidarnos del western rural dirigido por Henry Hathaway ‘The Trail of the Lonesome Pine’ (1936) el segundo largometraje filmado en Technicolor y el primero rodado al aire libre, en el que comparte pantalla con Fred MacMurray y Henry Fonda.

Ha sido verla en éstas y otras películas, dirigida por pesos pesados de la dirección, para que me seduzca y conquiste desde la pantalla. ¿Quién puede olvidarse de esos grandes y tristes ojos suyos?


“Paramount me pagó por lágrima. No fue una sensación, fue un hecho.”
Sylvia Sidney

Cuando se nos pregunta por una actriz emblemática del cine negro uno de los primeros rostros que nos viene a la cabeza es el de Lauren Bacall, pero sin desmerecerla, este género lo dominó con su voz ronca y susurrante, Lizabeth Scott. De sus 22 películas, fue la protagonista de todas menos de tres. Además cantaba: su voz y su presencia con cierta dureza, la encasilló en papeles de femme fatale. El productor Hall B. Wallis, que le permitió debutar en pantalla, valoraba “sus ojos vivos y brillantes, y esa voz que la hace intrigante”, como él mismo le dijo a un crítico cinematográfico.

Esas cualidades las volvió a demostrar en su segundo largometraje producido por Wallis, ‘The Strange Love of Martha Ivers’ (El extraño amor de Martha Ivers, 1946) protagonizado por Barbara Stanwyck y Van Heflin. Luego llegarían ‘Dead Reckoning’ (Callejón sin salida, 1947) junto a Bogart; ‘Desert Fury’ (La hija del pecado, 1947) donde es una hija conflictiva y competitiva que se enamora de un gangster; ‘I Walk Alone’ (1948) en la que interpreta a la cantante de un nigth club atraída por un ex-presidiario que llega al local donde actúa reclamando al dueño su parte del botín o ‘Pitfall’ (1948) esta vez como la novia de un estafador encarcelado, que seduce a un agente de seguros casado y aburrido conduciéndole hacía la mala vida.

Encasillada, como he dicho, en personajes de femme fatale de los cuales intentó escapar en varias ocasiones interpretando a mujeres abnegadas, volvería de nuevo a sus papeles habituales hasta que dejó el cine a finales de los años 50. Aunque era popular entre el público, su estilo de interpretación tranquila y naturalista no gustaba a los críticos que la menospreciaban, siendo víctima de incesantes comparaciones, siempre desfavorables, con Bacall.


“No quiero que me cataloguen como una ‘personalidad’, algo que llame la atención. Quiero que se respete mi talento, no solo por parte del público, sino por mí misma.”
Lizabeth Scott

Junto a estas actrices añadiría a Ida Lupino, injustamente olvidada por la mayoría. Actriz, cantante, directora y productora, destacó en géneros como el melodrama y el cine negro, a mi parecer mucho mejor que la sobrevalorada Bette Davis en el primero y mucho mejor que la magnética Bacall en el segundo. Imposible comprimir una brillante y extensa carrera en unas pocas líneas, por lo que Lupino es merecedora de una entrada para ella sola en Sopa de Mitos.


“El momento elegido por el azar vale siempre más que el momento elegido por nosotros mismos.”
Proverbio chino.

¡Venenosos Salu2 desde Crystal Lake!
Todas las fotos colección del autor.

domingo, 28 de julio de 2024

ESPERPENTOS

 

Esperpento
De or. inc.
1. m. Persona, cosa o situación grotescas o estrafalarias.
2. m. Concepción literaria creada por Ramón M.ª del Valle-Inclán hacia 1920, en la que se deforma la realidad acentuando sus rasgos grotescos.

 
Valle-Inclán, el inventor del esperpento.

Erróneamente siempre he pensado que mis molestias de estómago, que me producían ardor y reflujo gastroesofágico, tenían que ver con la hernia de hiato que me diagnosticaron hace años, pero he llegado a deducir que todo se debe a que ciertos personajes, como diría el cómico Joaquín Reyes, me resultan estomagantes. ¡Tendré que verificarlo la próxima vez que visite a mi médico!

¡Lo que no mata, te hace más fuerte!

Durante un tiempo este problema permaneció latente. Sinceramente creo que se debió a que las personas que me lo producían terminaron criando malvas. Como muchas veces pasa en la vida el pasado vuelve y los síntomas que afectaban a mi panza reaparecieron de la noche a la mañana.

Sentí un mareo, una náusea, un no sé qué...

Al haber nacido bajo el influjo de Marte y Plutón, tan pronto coloco a alguien en un pedestal como lo derribo con la misma intensidad con que lo había alzado. A veces puedo parecer voluble como el agua, porque en muchas ocasiones lo reconstruyo, después de todo mi naturaleza escorpiana simboliza la destrucción y el renacimiento pero para el sujeto de mi ojeriza, no hay marcha atrás si verbalizo mis opiniones. ¡Esto es lo que ha sucedido con Torrebruna y Dinarama!

¡Lo que yo quisiera, es volverme invisible!

Tan descriptivo nombre artístico no procede de mi imaginación, sino de una crítica que leí en una revista musical de los años 80, cuyo nombre no recuerdo para mi desgracia. Nunca podré agradecer lo suficiente al autor del artículo el juego que este apelativo me proporciona. Aclaro que no conservé la reseña porque en aquella época era muy fan y me indigné (¡maldito pedestal!) y ahora me arrepiento. Como se supone que todo está en la red lo sigo buscando pero es como intentar encontrar una aguja en un pajar.

Mari Bárbola, la enana de Las Meninas. (Velázquez, 1656)
 
Pero no solo los mencionados me resultan estomagantes ¡qué va! Estos esperpentos, una suerte de bufones que ni el mismísimo Velázquez podría imaginar, son un grupito que se “creen” formar parte (a la española) de una Factory como la de Warhol, el cual en honor a la verdad, contra lo que se pueda leer en los medios, no les hizo ni puñetero caso cuando estuvo en Españistán. Al tipo solo le interesaba la guita que pudiera sacar y por lo que se supo se fue con las manos vacías. El único que si sacó algo fue Bosé que consiguió que el célebre “artista” del cual era admirador, le realizara la portada de su disco Made in Spain (1983). También un par de obras que le regaló por sendos cumpleaños y de las que se desprendió en subasta en 2015. ¡Y eso que eran “amigos”!

Lengua de fuego inmortal [...] (Fuego, 1983)
 
El caso es que ambas Factories tienen en común, por lo menos una y por añadidura su fundador, que están sobrevaloradas y que parecen recién salidas de la moralizante y satírica obra El Jardín de las Delicias del pintor neerlandés El Bosco. Aun así, la cuestión de lo que se crean ellos y su camarilla no es suya, el problema lo tienen sus fans que les siguen en las redes sociales. También es mío por no relativizar y evitar hacerme mala sangre, pero es inevitable no hacerlo cuando te bombardean por todas partes. ¡Abres una lata de espárragos y te salta uno a la cara!

¿Un electroduende? No, un personaje de El Bosco.

Me altera el hecho que demasiados simpatizantes no tengan la misma percepción de la realidad. La hipocresía vence a la honestidad con la intención más o menos velada de llamar la atención del objeto de su devoción y le conceda sus minutos de gloria. Algo similar a la expresión que se le atribuye al esperpéntico Warhol: “En el futuro, todos serán famosos mundialmente por 15 minutos.” De hecho es patético que muchos y muchas les supliquen que les sigan también en las redes y los muy ilusos piensen que cuando estos iconos del artificio lo hacen, presuman ante el resto del gallinero que los tienen como “amigos”.

¡Reivindiquemos el producto autóctono!
 
¡Guapa! ¡Brillante! ¡Eres un artista! ¡Me encantas como persona! ¡Eres como de mi familia! ¡Eres mi modelo a seguir!

¡Soy más guapa que una rana!

Como he dicho la hipocresía (y el peloteo) gana la batalla a la honestidad. Cuando moneo para echarme unas risas paso la tarde leyendo los comentarios que ponen en las publicaciones. Por poner un ejemplo: es como si yo le dijese a Diana, la Comandante suprema de los Visitantes, de la serie de los 80 V, que está bellísima en su versión lagarta. Lo primero que haría si eso me pasase es ir corriendo al oculista a graduarme de nuevo la vista. Eso es lo que parece que no hacen los que siguen a alguna “insigne” actriz. ¡Poca gente veo yo con gafas por la calle!

Los espejos no mienten: ¡tú lo que eres es un fantasmón!

Los medios están plagados de callos malayos y aberronchos que con semejante cúmulo de parabienes deben tener el ego y la autoestima muy altos. Les recomiendo que hagan un Acto de contrición y que acudan raudamente a comprase un espejo. Recomendación de la que hago participe a personas no famosas. Además hay que ser solidario con los fabricantes de espejos que han visto disminuidas las ventas. ¡Los vampiros no son los únicos que huyen de ellos!

¡MasterChef sí, pero muy de barrio!
 
No puedo con la vida cuando leo y veo que a una sapa que se dedica a la tele y a “freír papas” asistiendo a un evento se la describa como glamourosa, que un artista que expone sus pinturas, que parecen hechas por un niño de preescolar, sea alabado como si de obras maestras se tratasen, o cantantes que no cantan por no hablar de “actrices” que protagonizan obras de teatro, mientras las realmente buenas se las ven y desean para sacar proyectos adelante o libros publicados cuya autoría es más que cuestionable. Estoy pensado en reunir mi colección de postales en un libro y con suerte venderlo a precio de oro como hacen otros…

Pintar pintar pinta sin paraaar, mojar extender y vuelta a empezar...
 
Y sobre todo cuando un personaje irritante y tan pedante como Torrebruna o alguien similar menciona (algún amigo hará caja) con tanta aseveración: un libro, un disco, una película, una galería de arte, un bar de copas, a un DJ. o lo que se preste y la masa borreguil rauda y veloz lo fagocite haciéndolo suyo. Por fortuna siempre he tenido criterio y no me he dejado influenciar por las recomendaciones de famosillos.

Mamá, quiero ser artista, ¡Oh! mamá, ser protagonista...

Es inquietante que, para una persona aficionada como yo a los Museos de Cera, no comulgue con esta galería de grotescos individuos que más parecen ser personajes de ciencia ficción de la peor serie Z que seres reales. ¿O son productos de una IA de saldo?

Las figuras del Museo de Cera de Madrid deslumbrando desde 1972.
 
Como es de bien nacido ser agradecido, doy las gracias a: A.R., O.G., M.V., B.F., B.E., C.A. y muchos otros porque sin ellos esta entrada no hubiese sido posible.

¡Qué a gusto me he quedado!

 
¡Venenosos Salu2 desde Crystal Lake!
Todas las imágenes son de Google.
Nota: cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.