Conjunto, ta
Del lat. coniunctus.
3. adj. Aliado, unido a alguien por el vínculo de parentesco o de amistad.
7. m. Grupo de personas que actúan bailando y cantando, en algunos espectáculos teatrales, como variedades o revistas.
Del lat. coniunctus.
3. adj. Aliado, unido a alguien por el vínculo de parentesco o de amistad.
7. m. Grupo de personas que actúan bailando y cantando, en algunos espectáculos teatrales, como variedades o revistas.
Hace unas semanas, trasteando
entre la pila de antiguas revistas de cine que tengo, eché un ojo a uno de los
ejemplares, concretamente un Films Selectos de 1931, donde aparecía Marlene
Dietrich y reparé en un artículo al que no había prestado atención, titulado:
Las alegres chicas de los conjuntos.
En el mismo, en un tono un
tanto rancio propio de la época, se habla de estas mujeres en estos términos: “Disciplinadas
‘girls’, que levantan a un tiempo la pierna izquierda, […] bañistas, que pasean
por las arenas de la playa la tentación de su belleza, velada por el breve y
ajustado ‘maillot’; muñequitas vaporosas y frágiles, […]. De cualquier manera
que se presenten a nuestra visualidad insaciable, las encontraremos
encantadoras, bellas, gentiles, frívolas, inconscientes; estilizadas…” Según el
autor del escrito: “han encontrado, al fin, motivo de lucimiento y categoría.
En ellas culmina en muchos casos, el máximo de atractivo de las cintas.”
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¿Se llamaba Evelin Smith o no?
¿Apareció en películas o era una pin-up anónima? Modelo misteriosa de 1948. |
¡Ahora sal y sé tan genial que harás que te odie!
Bebe Daniels como Dorothy Brock en 42nd Street (Warner
Bros., 1933).
A mí en particular, cuando miro sus alegres caritas en las películas clásicas, lo que me inspiran son sentimientos ambivalentes. Si las observo detenidamente, no puedo dejar de imaginármelas en esos castings leoninos por los que tendrían que pasar si querían entrar en el coro y en las terribles situaciones en las que se verían envueltas. Audiciones, que para muchas, serían el primer peldaño para tener la oportunidad de destacar y llegar al estrellato. Pienso en cuáles serian sus esperanzas e ilusiones, cómo transcurriría su día a día y si habrían logrado alcanzar la fama que tanto anhelaban. El artículo lanza al aire la siguiente pregunta: ¿qué futuro les espera? Siempre me lo he preguntado, ¿no os ha pasado?
Respecto a las que tuvieron la
“suerte” de conseguir aparecer en una película, fantaseo viéndolas caminar
hacía el Capitol Theatre el día del estreno, sentarse orgullosamente en una
butaca junto a su familia para, tras verse, exclamar: ¡esa soy yo, la tercera
por la izquierda! Algunas tuvieron la fortuna de tener sus minutos de gloria en
breves primeros planos, pero: ¿qué cara pondrían las que descubrieran que la
escena en la que salían había sido eliminada del montaje final?
La verdad de esos rostros anónimos
que desde la pantalla nos sonríen, es que no son más que máscaras que ocultan
un mundo de amargura, lleno de zancadillas, envidias e incluso abusos:
engañadas por ese “amigo” de tal director o productor, asegurándolas que sus
recomendaciones son la “clave” para llegar a la meta.
“La escalera del éxito en
Hollywood suele ser así:
agente de prensa, apoderado, director, productor,
galán y jefe de estudio: y se llega a estrella si una se acuesta con cada uno y
en ese orden. Es crudo, pero es la realidad.”
Hedy Lamarr (“Extasis” y yo,
1966).
El grupo de coristas
cinematográficas más célebres eran las Goldwyn Girls creadas por el productor
de Hollywood, Samuel Goldwyn, siguiendo el impacto que provocaron las producciones
teatrales de Florenz Ziegfeld y sus Ziegfeld Girls. Estas últimas actuaron entre
1907 y 1931 en los espectáculos de Broadway conocidos como Ziegfeld Follies y
formaron parte de ellos en diferentes años, actrices que posteriormente fueron muy
populares como: Marion Davies, Paulette Goddard, Joan Blondell o Barbara
Stanwyck, entre otras. Es cierto que muchas dejaron atrás los escenarios para
alcanzar el éxito en el cine, pero formar parte de las Ziegfeld Girls tampoco se
lo aseguraba: de hecho, muchas aspirantes que llegaron a ser estrellas célebres,
Joan Crawford o Alice Faye por ejemplo, fueron rechazadas e incluso en más de
un intento, como les sucedió a Lucille Ball o Norma Shearer. Quizás la
esperanza de ser descubiertas por un cazatalentos de Hollywood formando parte
de un grupo de coristas era más una quimera que una realidad.
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Gold Diggers of 1935 (Warner Bros., 1934). |
En mi libro Joan Crawford:
Alma en Suplicio, Joan rememora, de manera ilustrativa, las penurias que
compartió con Myrna Loy en la película Pretty Ladies (1925) cuando eran simples
coristas casi formando parte de la decoración diseñada por Cedric Gibbons: “
Nos sentamos en bloques de hielo, algunos se derretían más rápido que otros
[…]. No teníamos líneas. Yo era estrictamente una momia de grandes ojos,
observando todo”.
Alrededor de 1929 Ziegfeld aterrizó
en Hollywood para ayudar a Goldwyn en la producción de Whoopee! (1930) una
película musical con elaboradas coreografías de Busby Berkeley en las que
aparecen futuras estrellas acreditadas como Goldwyn Girls. Siguiendo la
dinámica de Ziegfeld y aprendiendo de él, Goldwyn estableció sus propias pautas
que, según explicó a la prensa, eran una serie de cualidades que debían cumplir:
“belleza, personalidad, talento, confianza en sí mismas y ambición.” Entre las
actrices, bailarinas y modelos cuya carrera empezó en las Goldwyn Girls podemos
encontrarnos entre otras a: Lucille Ball, Virginia Bruce, Paulette Goddard,
Betty Grable, Toby Wing e incluso a Jane Wyman.
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42nd Street (Warner Bros., 1933). En la parte inferior derecha podemos ver a la platinada Toby Wing. |
Tan agradable me resulta encontrarme en los films clásicos a los habituales actores y actrices de reparto, bajo contrato por sus respectivas productoras, como descubrir rostros conocidos entre las chicas de los coros: una suerte de ¿Dónde está Wally? en movimiento, que dificulta la tarea. Hay que ser muy rápidos y tener ojo de lince, evitando parpadear, para dar con ellas. Como Mamie Van Doren cuenta en su autobiografía: “en muchas de mis películas si pestañeas te pierdes mi aparición.”
Dejando a un lado las figuras más conocidas, con extensas carreras en el cine como protagonistas, una destacada showgirl, activa principalmente en las películas de los años 30 fue: Toby Wing.
“Porque soy una rubia vivaz y
la gente piensa que soy una corista,
no creerán que soy más que eso.”
Toby Wing
Con su característica imagen
de rubia platino, era habitual verla en el coro y tras las bambalinas en los
films musicales o en todo tipo de películas donde hubiese jarana: grandes o
pequeñas fiestas en mansiones, night clubs o habitaciones de hotel, apareciendo
especialmente ligera de ropa, sin apenas dialogo y normalmente no acreditada.
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Toby Wing en Search for Beauty (Paramount, 1934). En la parte superior derecha, una jovencita Ann Sheridan. |
La pizpireta Toby (apodo
familiar) conocida como “la corista más hermosa de Hollywood”, empezó en el
cine a la edad de 9 años gracias a su padre que era ayudante de dirección en
Paramount. En 1931, a los 16 años, se convirtió en una de las primeras Goldwyn
Girls comenzando su carrera en el film Palmy Days (1931). Se la veía en muchas
comedias realizadas por el mencionado estudio, impresionando tanto a productores
como al público, pero nunca consiguió papeles protagonistas. Reconocida como
una sex symbol, además de su trabajo cinematográfico, tuvo mucho éxito haciendo
publicidad y apareciendo en multitud de revistas de fans durante la década de
los 30.
Fuera de la pantalla tuvo
numerosos romances, incluso llegó a estar prometida en dos ocasiones. Con tan
solo 22 años se casó en 1938 con el piloto de aviación Henry “Dick” Merrill, 20
años mayor que ella y se retiró del cine. El matrimonio, que tuvo dos hijos, se
trasladó a Florida, donde Merrill fue asignado a la ruta Nueva York-Miami de
Easterm Airlines. Wing tuvo éxito en el sector inmobiliario en California y
Florida, para más tarde mudarse a Virginia dónde él dirigió un Museo del Aire
hasta su fallecimiento en 1982. Toby le siguió 19 años después.
¡Encantadoras coristas! Sonriendo, siempre sonriendo...
¡Venenosos Salu2 desde Crystal
Lake!
Todas las fotos archivo del
autor.