domingo, 29 de diciembre de 2013

ELEANOR PARKER

El pasado 9 de diciembre fallecía a los 91 años Eleanor Parker en Palm Springs (California) debido a complicaciones surgidas a partir de una neumonía. Como la revista Fotogramas no la considera lo suficientemente importante como para darle una página en su revista (cosa que si va a hacer con Joan Fontaine y Peter O´Toole) se la dedico yo desde Sopa de Mitos.

Eleanor Parker en una foto publicitaria para "Never Say Goodbye" (Warner Bros, 1946))

La verdad es que la Parker no llego a alcanzar un grado de popularidad como otras de sus contemporáneas. No fue por carecer de talento, mayor que el de muchas, ni por falta de belleza, más si cabe cuando la vemos desenvolverse en el maravilloso Technicolor.

Eleanor Parker en una publicidad de la época

Como muy bien dijo Terenci Moix: “la Warner Bros la consideraba estrella pero no superestrella.” Actriz de considerable e infravalorado talento, ella misma se ocupaba de buscarse papeles interesantes.

Eleanor con Stewart Granger en "Scaramouche" (MGM, 1952)

La gran virtud de Eleanor Parker era que hacía suyo el papel, haciéndonos olvidar a la actriz que lo interpretaba. No la veíamos haciendo de ella misma, como podía ocurrir con Dietrich, Lamarr u otras actrices que tanto me gustan. Tampoco fue víctima de los mismos como le pasaría a Rita Hayworth o Marilyn Monroe. Cuando vemos a la Parker estamos viviendo las aventuras que corría Lenore en “Scaramouche” (1952) o Joanna en “Cuando ruge la marabunta” (1954).

La Parker como el "piano usado" de "Cuando ruge la marabunta" (Paramount, 1954)

Además otra virtud que a mí en particular me gusta mucho era su capacidad de robar la película a sus verdaderos protagonistas. Como ejemplo basta recordarla en su breve papel como la Baronesa Elsa Schraeder en “Sonrisas y lágrimas” (1965). Todavía hoy, me pregunto (y no solo yo) como es que Christopher Plummer prefirió llevar al altar a la cursi de Julie Andrews.

Esto era una nimiedad si pensamos que ya venía curtida robándole la función a una estrella de la MGM como Janet Leight en la mencionada “Scaramouche”.

Eleanor Parker junto a Stewart Granger y  Janet Leight en "Scaramouche" (MGM, 1952)

De “robos” sabía mucho esta señora. No hay más que verla como ladrona reincidente en la memorable película carcelaria “Sin remisión” (1950). ¡¡Y de dramas tenía matrícula de honor!! Sabiendo compaginar belleza y cerebro, los melodramas la llevaron a estar nominada al Oscar en tres ocasiones.

 Eleanor junto a Agnes Moorehead en "Sin remisión" (Warner Bros, 1950)

Años después confesó: “Una gran dama es Joan Crawford. Ella estaba entonces en la Warner y tenía prioridad sobre cualquier guión. Me recomendó para “Sin remisión”. Confesando que ella era demasiado mayor pero que yo debía de hacerlo sin la menor duda.”

Eleamor Parker luciendo una belleza insuperable para un reportaje de LIFE

Procedente del teatro, Eleanor Parker debutaría en el cine en 1941 apareciendo en “Murieron con las botas puestas”, aunque sus escenas serían cortadas. Después de pequeños papeles en los años cuarenta, su década más gloriosa fue la de los años 50.

Pocas estrellas podían presumir de ser tan fotogénicas como Eleanor Parker

En la década siguiente sus apariciones fueron menos frecuentes, como sucede todavía hoy, por falta de papeles como protagonista y por las nuevas generaciones emergentes. Durante los años 70 y 80 trabajaría con asiduidad para la televisión apareciendo en conocidas teleseries de la época.

Nada ni nadie se resistía a su simpatía
He de confesar que siempre la he preferido más en las aventuras en Technicolor que en los dramas en blanco y negro, pero esto es porque valoro más el “envoltorio” en sí que la historia.

Eleanor Parker en una espléndida madurez

Vivaz, desinhibida y simpática, demostró que haciendo desplantes era inigualable y su resplandeciente cabello pelirrojo no consiguió hacernos olvidar que era una gran actriz.

Venenosos salu2 desde Crystal Lake!!

Las fotografías parte son de mi colección y de Internet.

domingo, 3 de noviembre de 2013

SISTEMA REVOLUCIONARIO: SI OLOR


Yo no hiberno como mi querida Escolopendra Venenossa, simplemente desaparezco sin más hasta la próxima reencarnación o cuando no me queda más remedio. Hace unos meses he tenido que dejar Crystal Lake y regresar a la normalidad y rutina común a todos los mortales.

El último baño del Sr. Voorhees...

Dos razones me han impulsado a hacerlo: Una porque como todos, tengo que pagar la hipoteca de mi cabaña (sí amigos también la tengo) y otra  más trivial y frívola porque si no, me es imposible seguir acumulando comics, fotos de artistas, muñeniquitos, etc, etc…
Una buena estación para empezar mi andadura...

En fin, que aquí me veo recorriendo los pasillos y andenes de mi “querido y añorado” suburbano de nuevo. Otra vez sufriendo problemas oculares: por el mal gusto de la peña; Olfativos: por ese aroma a almizcle, doritos, culete y cebolleta; Táctiles: por ese no se qué, que se te pega en las manos o ese vaya usted a saber por el cual piensan que formas parte del mobiliario y te crea la incertidumbre de si eres persona o reposabrazos...

Pongo a Dios por testigo que prefiero agarrar una babosa antes que sujetarme a la barra del  metro

Para poder hacerlo y sobrellevar de la mejor manera posible tal condena, tenía varias opciones: ¿vestirme de buzo?, ¿convertirme en una especie de Michael Jackson zombie equipado con guantes y mascarilla? o ¿dejar de asearme todos los días? Indudablemente la solución más factible era esta última. Así que me he lanzado. Como diría Martirio: ¡¡arreglao pero informal!!

Modelos Otoño-Invierno 2013-2014

Cansado de tanto: Aarg!! Me veía a mí mismo como una versión en 3D de la revista Cuore. ¡¡Me abandono!! Cuando quiero puedo ser muy, pero que muy guarro.

Polos opuestos vs Tú a Boston y yo a California
Como aquí en Crystal Lake cohabitan amigablemente el Glamour y la Serie B, no ha sido un paso transcendentalmente doloroso. Eso sí, no he llegado al extremo de ser un huele-huele ¿recordáis los tiempos escolares en los que toda clase que se preciara de diversidad tenía uno? No llego a tanto pero un puntillo no me falta.

¡¡Que levante la mano el huele-huele de la clase!!

Para los que me conozcáis en persona deciros: que aunque mi pelo recobró su estado natural, eso no impide que me sigan observando cuando cojo el metro. Como no me considero nada del otro mundo, posiblemente siga pareciendo un extraterrestre. Ir como salido de la Paris Fashion Week no procede.

Jason vuelve a la carga con un nuevo poder...

La culpa he de decir, que en parte la tiene mi querida Bamba Negra y el abrigo que gentilmente me cedió y (¿por qué no voy a decirlo?) tan maravillosamente bien me sienta.

Tampoco es que use marcas condenadamente caras

Otra ventaja añadida es que ya no debo cargar todo el puñetero día con mi bolsa Living Dead Souls. ¿Llevará un libro, documentos TopSecret, una PSP, las llaves de una mazmorra? Siempre arriba y abajo cargando con colonia, jabón liquido de manos, pañuelitos, desodorante, estropajo… Ahora puedo circular libremente sin ataduras, aditivos o conservantes añadidos!!

Haciendo amigos

El lado malo de todo es que cuando llega el fin de semana y me acomodo en mi cálida morada parezco un Robinson Crusoe salido por patas del papel impreso.

¡¡Su lado bueno es que cuando voy al parque con Frankenweenie todos los perros me adoran!!

Venenosos salu2 desde Crystal Lake!!

martes, 16 de julio de 2013

LECCIONES DE GLAMOUR O LA FÁBRICA DE SUEÑOS

En estos tiempos que corren donde prácticamente todos los valores se han perdido, es difícil mirar hacia el futuro evitando evocar tiempos y escenas pasadas.

Joan Crawford pasando la tarde de domingo
No soy quien para dar lecciones de Glamour pero, enlazando con mi entrada anterior no puedo evitar dar mi punto de vista al respecto. Para ser un mito, se ha de alimentar el misterio y dejarse de tonterías. Cuando menos se cuida una imagen pública, menos atractiva resulta para el ciudadano de a pie.

Si lo que pretendemos es desconectar de nuestros problemas del día a día, poca gracia te hace encontrarte al salir del super a la estrellita de turno sin maquillaje, sin clase y encima con aires de grandeza.

Marlene descansando después de un agotador día
No se puede vivir en la nostalgia eternamente, no es sano y no procede, pero en algunas ocasiones es necesario para poder escapar de la realidad que nos rodea.
Esto lo sabían muy bien los pioneros de la industria cinematográfica.

Una fuente principal de escapismo era el cine. Como he dicho en más de una ocasión, fue en su día una fábrica de sueños y alimento fundamental de las masas.

Jean Harlow preparada para dar un paseo en coche
Durante los años siguientes a la invención del cinematógrafo, las películas eran fantasías sin el menor contacto con la realidad, no existía el concepto de “sex-appeal”, desconocido por los primeros intérpretes. La Primera Guerra Mundial dejó a muchas personas solas, principalmente mujeres, dándolas mayor libertad y un nuevo estilo de vida, lo que favoreció la creación de lugares de diversión baratos y menos formales que el teatro por ejemplo.

Rita practicando bici-pisci...
En la década de los años 20 los productores más astutos se habían dado cuenta ya, que determinados interpretes atraían al público hacía sus películas, por lo que comenzaron a cuidarse las producciones, dándoles al público lo que querían.

Con el hallazgo del sonoro, el cine siguió dominando el mercado del entretenimiento y los años 30 significaron para Hollywood su momento de mayor esplendor. De hecho la crisis económica favoreció la popularidad del cine aun más como espectáculo de evasión barato.

Hedy encantada con el trinar de las aves
Circunstancias políticas conocidas por todos, bien entrados los años 30, favorecieron la emigración de artistas europeos que añadieron a Hollywood un aura de misterio y exotismo que desencadeno en el llamado Glamour.

Hollywood popularizó entonces el Star System. Sus estrellas y producciones, con románticas e idealizadas imágenes, glorificaron los tradicionales sueños de éxito frente a la depresión que afectaba al país.

Dorothy Lamour de barbacoa
En aquella época “Ir a Hollywood”, indicaba una fantástica calidad, un aire sofisticado ligeramente artificial, con un toque de dramatismo, separando ilusión de realidad. Donde se igualaba la creencia de la estrella con las mágicas imágenes manufacturadas por el estudio. El público pedía a estos grandes fantasías por 25 centavos.


Los estudios tenían el tiempo y el dinero necesario para hallar y pulir a futuras estrellas y contaban con una serie de artistas dedicados a diseñar una imagen sofisticada o sencillamente atractiva para el público, proporcionándoles diversión y libertad emocional.

Carole Lombard retozando en la piscina
Durante esa época el término Glamour se utilizaba para designar a algunas estrellas femeninas. West, Lombard, Dietrich, Harlow, Garbo, Crawford… La personalidad, el carisma, el estilo y la belleza de estas estrellas, fue copiado por millones de mujeres y enamoró a otros tantos hombres. Estilo este que ofrecía una indefinible atracción, generado por un pequeño grupo de creativos repartido por los diferentes estudios, que cuidaban tanto sus vehículos de lucimiento como sus apariciones públicas.

Dolores adiestrando a su perrito
En la actualidad, no hay programa de tv o revista, sea dominical de un periódico o del corazón, que te cuenten con todo lujo de detalles el día a día de estas “carismáticas personalidades” que no conocen ni el carisma ni el Glamour ni de lejos.

Maria Montez dejándose querer
Su imagen pública como dije en la entrada anterior, se abarata hasta grados tales que terminan por aburrir hasta al más firme mitómano que se precie.


Impensable en la época dorada del cine encontrarte a una Dietrich saliendo de compras sin haber calculado previamente hasta el más mínimo detalle de su apariencia, midiendo como si fuera un tesoro de incalculable valor cualquier gesto por nimio que fuese.

Ahora, cuando llegue la época de los Goya o los Oscar, como siempre me llevaré las manos a la cabeza y me reiré a carcajadas cuando se les llene la boca de hablarnos del Glamour del cine.

Venenosos salu2 desde Crystal Lake!!

jueves, 11 de julio de 2013

EL ABARATAMIENTO DEL ARTE

En todo este tiempo que el Sr. Voorhees se ha mantenido en un discretísimo segundo plano, observando desde su pedestal, como el protagonista del mediometraje de su admirado Luis Buñuel (Simón del desierto, 1965); más su vuelta al plano semi-laboral y sus encuentros con los aromas del metro… Nido de hámster de varias semanas con tufillo a bacalao y cebolleta y esas texturas resbaladizas de pasamanos con aroma a doritos y saladitos… (Por ponerse en plan fino y no sacar su lado ordinario), le ha dado tiempo a reflexionar mucho.

El Sr. Voorhees vs Simón del Desierto (1965)

Gracias a sus largas conversaciones en la tienda-templo, entre las fotografías de las estrellas de sonrisa congelada, con sus queridas Escolopendra Venenossa y Carmen Munster, le ha dado por pensar en lo abaratado que está el mundo del arte.

Sus dardos venenosos han ido a dar de lleno sobre el mundo de la música y la fotografía, sin olvidarse de la pintura y el diseño.

Reproductor a punto de cometer suicidio harto de meterse en oídos indeseables...
Hoy mismo cuando escuchaba en su MP3 a su grupo favorito, daba toda la razón a la  Srta. Escolopendra, haciendo eco de sus palabras, dandose cuenta que mientras uno escucha una melodía, una  letra que le sugiere, que le hace pensar, gracias a los medios actuales llega a los oídos de cualquiera y termina prostituida en anuncios de seguros horrendos, refrescos, tonos, polítonos, coñas, realitys de descerebrados, etc..., con el beneplácito de los propios autores.

¡¡Nos vamos a ver a la Siouxie!!
Esto es más patente cuando decides ir a un concierto y te encuentras con que la mayoría del público no tiene ni criterio, ni un gusto estético definido, lo mismo les da ir a un concierto de Julio Iglesias que a otro de Alejandro Sanz y comprendes que la música se ha convertido en un artículo más de consumo de usar y tirar.

La culpa la tienen también los propios músicos a los que solo les interesa vender, ganar dinero y no cuidarse de tener un público minoritario pero más acorde con el espíritu del grupo en cuestión. Hace poco tocó Siouxsie (la reina gótica) y pudo comprobar que entre el público no había ni niñatos, ni corbatudos, ni nada parecido. Público homogéneo y entregado.

¡¡A los de arriba que ni se les ocurra pasarse por mi concierto!!

La gente en general cual borreguito de Norit, se mueve por lo que se lleva ahora o te venden en cualquier reality. Lo mismo da que sea el de Alaska y Mario que el Gandia Shore. Lo que para unos pocos era especial termina siendo pasto de chonis y oficinistas revenidos. Solo recordar a la masa bailando la conga en el Moroco al son de Alaska y Dinarama le pone malo al Sr. Voorhees.

¿Sueñan los robots con ovejas eléctricas?
¡Por eso le gusta el cine! Porque aunque nació para ser entretenimiento de masas, siempre encuentras esa parcela intocable a la que solo acceden unos pocos y en la que te sientes seguro, teniendo la certeza de que no aparecerá por cualquier lugar ese elemento distorsionante que te altere.

Comité de sabios...

Además el cine tiene la ventaja aunque no lo parezca de poner a cada cual en su sitio. Es poco probable que alguien aficionado a las películas ordinarias y bajunas tipo: “Torrente, el brazo tonto de la ley” o americanadas como: “American Pie”, decida meterse en un cine a ver una película muda o un clásico en blanco y negro en versión original con subtítulos.

El glamour de la Garbo

Con la música no pasa esto, gracias principalmente a medios como la tv o la radio, que machacan los oídos de todo el mundo ya estés en el autobús, en un centro comercial o mismamente en Urano. Todo es de todos, ya sigas a un grupo desde hace años como si no los conoces de nada. Te tienes que apuntar al carro de lo que se lleva ahora.

Fast food!!

El "glamour" de Torrente...
Otra gran prostituida es la fotografía.

Todo el mundo que dispone de una cámara o directamente con el móvil, gracias a las herramientas a su alcance, es fotógrafo.

Más de uno se siente un profesional del medio sin tener ni gusto ni idea, todo vale. Disparan sobre una caca de perro, le dan un filtro et voilá ya tienes una obra de arte. Creyéndose grandes artistas en perjuicio de los que sí lo son.

Oh!! Qué maravilla...

Cualquier excusa es buena para disparar una cámara y luego sin el más mínimo pudor lanzarse a hacer exposiciones a troche y moche. Lo peor de todo es que si lo hace el famosete (actores, modelos, personajillos de tres al cuarto, músicos, futbolistas) de turno no hay nadie que, con un mínimo sentido del decoro sea capaz de decirles que lo que hacen es una ¡¡puta mierda!! y que si fueran gente de a pie, esas vanagloriadas muestras de ego no se expondrían jamás de los jamases.

Famosete con cámara acoplada...

Lo mismo pasa con la pintura. Si eres Fran Rivera Ordoñez por poner un ejemplo (no se sí este individuo pinta o no) ya con eso lo tienes todo ganado.

¡¡Última promoción de Diseñadores Gráficos!!

Y por último, algo que le toca de lleno al Sr. Voorhees. El diseño…, que puedo decir… Ahora mismo cualquiera que utilice el Photoshop, tenga un cursito de 150 horas del INEM ya se considera un diseñador y encima se creen con la capacidad necesaria de darle lecciones.

Venosos salu2 desde Crystal Lake!! 

Todas las fotografías han sido sacadas de http://www.google.es/

miércoles, 13 de marzo de 2013

LIMONES ALIENIGENAS


Ayer me pasó un hecho insólito…

A estas alturas ya sabéis que soy un ser de costumbres, muchas de ellas compartidas con mi amiga Carmen Munsters. Una cita obligada que mantenemos durante décadas es acudir juntos al estreno de la última película de Almodovar, de la que ella es gran admiradora como puede atestiguar Escolopendra Venenossa.


A lo que voy: ayer acudimos nerviosos a ver “Los amantes pasajeros” con desiguales expectativas. Ella se niega a leer, ver o escuchar cualquier comentario, noticia o critica hasta ver la película para no hacerse una idea preconcebida al respecto. A mí las opiniones, criticas y demás no me influyen en absoluto (tanto de amigos como de enemigos) para que algo me guste o no.


Antes de entrar en la sala, situada en la calle Fuencarral, fuimos a tomar un aperitivo en un bar de la zona. El típico madrileño con decoración años 70 por lo menos y allí compartimos impresiones ajenas al inminente estreno.


En un momento de la amena charla entre cañas y bravas, como suele ser habitual en esas situaciones, la Munsters se ausento breves momentos para ir al aseo, lo que me dejo tiempo para observar detenidamente el lugar, a la parroquia, a los camareros y a unos sorprendentes limones que parecía me sonreían maleficamente desde su cesta…


Aunque solo me había tomado una caña, mi cerebro analizó tan rocambolesca impresión y zanjó la cuestión pensando que los efectos del alcohol (aunque no suelo beber mucho o por eso mismo) me habían jugado una mala pasada. Carmen volvió y nos encaminamos al cine…


Un horita y media después volvimos al mismo bar a comentar objetivamente el nuevo film. Munsters (a la que había observado durante la proyección) estaba más tensa que de costumbre y sin anestesia ni nada me soltó a bocajarro que la película no le había gustado casi nada. ¡¡Me dejó realmente desconcertado!!

Me di cuenta que en su primera vista al baño algo había sucedido y me la habían cambiado. Volvimos a tomar las respectivas cañas y algo de picar, servido por unos camareros realmente amables y relucientemente uniformados.


Mientras consumíamos, ella una empanadilla que por lo que sucedió posiblemente fuera de Texas y yo un sándwich vegetal a rebosar de una temible mahonesa que ponía en peligro mi aerodinámica figura y mi control mental ante tan adictivo manjar, volvió a bajar al aseo…


En ese instante los limones empezaron a girar a la velocidad de la luz y la barra del bar de forma sinuosa como una serpiente, empezó a vibrar y a transformarse en un cuadro de mandos con sus brillantes lucecitas, como de una nave espacial tipo Star Trek se tratara.


¡¡Ya me extrañó que hubiese tanto papel de aluminio por todas partes!!

En cuando regresó, venciendo mi temor a los baños públicos (sobre todo de aeropuertos y multicines), temor este que tengo desde que vi “Único testigo”, bajé rápidamente las escaleras y casi me doy de bruces con un limón antropomórfico y un tanto baboso que se estaba metamorfoseando en mi gran amiga.



Después de acabar con el dichoso limón a puñetazo limpio, quitarme toda la pulpa de encima, tomar el correspondiente antídoto por si acaso y dejar el aseo con un brillo que haría palidecer de envidia a Mr Proper, regresé con gran tensión bien disimulada, ¡¡de Goya por lo menos!! que para eso me pagué unas clases en el Maxfactor Studio y volví a ocupar mi taburete en la barra del bar.


Ante mis ojos el bar se presentaba con la estética de nuestra primera visita. Gracias a mis esfuerzos por sacarla de su trance, hacerla ver mis sospechas sobre los limones, los camareros y la disimulada nave nodriza donde habíamos ido a parar, salimos de allí dejando el eco de nuestros pasos en la distancia.


Volveremos a repetir, nos gusta el riesgo!!

Venenosos salu2 desde Crystal Lake!!