sábado, 18 de agosto de 2012

BAJO LA MÁSCARA DEL PLACER…


El título de esta película de la Garbo que da nombre a esta entrada, aunque no tenga mucho que ver, me da la réplica perfecta para hablar sobre máscaras y el placer que supone, si eres bastante avispado como un servidor, descubrirlas.

Paulette Goddard jugando al despiste...

Como todo el mundo sabe las máscaras se han utilizado sobre el rostro desde la antigüedad con propósitos ceremoniales y prácticos. Ahora también se usan sobre las paredes como decoración, ja, ja, ja.

Las máscaras de las que hablo son de las más peligrosas de todas y no me refiero a la mía… ¡¡Para no ver la máscara de Hockey tendrías que ser un topo!!

Vaya, no pensé que me descubrirías tan rápido...

Estas máscaras no están hechas de material alguno. No forman parte de elaborados maquillajes decorativos en el rostro de cualquier individuo. Estas no se ven y no se descubren hasta que se han caído o es demasiado tarde…

Jean Harlow retocándose la máscara...

Tenemos para todos los gustos: la máscara de la indiferencia, de la alegría, de la diplomacia, de la pena, de la inocente o la tonta, etc. El problema es el individuo que la usa y como la usa. Indistintamente si eres hombre o mujer.

Para descubrirlas, necesitarías tener la pericia de Angela Lansbury en su conocida serie “Se ha escrito un crimen”.

Angela Lansbury observando la máscara de la pena de Lewis Stone

Importante aclarar que en todos los casos: No es lo mismo ser que parecer… 

La máscara de la indiferencia se caracteriza por sentir todo lo contrario a lo que realmente significa dicho sentimiento.

Una cosa es: “No te hago ni caso pero en el fondo estoy deseando arrastrarme a tus pies”.

Y otra muy distinta: “No me interesas en absoluto”.


La máscara de la alegría: “Demuestro a todo el mundo lo feliz que me siento aunque sé muy bien que es mentira y acabaré (gran frase la que sigue) el día llorando sobre la almohada”.

Útil para pasar un mal momento y dar a más de uno o una con un canto en los dientes. Combinada con la máscara de la indiferencia es ideal para utilizar delante de todo aquel que te amarga el día, no te hace ni caso, dar celos, etc., etc.

Fredric March en "Dr Jekyll and Mr Hyde"

La máscara de la diplomacia: La diplomacia como bien sabéis muchos es el arte de la habilidad, la sagacidad y el disimulo. Aquí no hay medias tintas o la tienes o no la tienes.

Estupenda máscara para casos como el que sigue:

-“Te veo muy bien” (En el fondo la ve vieja, gorda, etc).


Olga Baclanova convenciendo a Harry Earles de que es el hombre de su vida...

La máscara de la pena: Está es una máscara utilizada habitualmente por gente interesada. Normalmente sus efectos son devastadores en personas de gran corazón que sienten empatía con cualquier individuo que se les cruce.

¡¡Por lo tanto es la más difícil de vencer si sientes empatía con cualquiera, claro!!

El usuario de dicha máscara añade unas lágrimas de “cocodrilo” para causar gran efecto y desarmar a su contrincante si no ha bastado con dar lástima...

Un ejemplo práctico seria:

-“No sé que voy a hacer… estoy hecho polvo… tengo que ir a la revisión del médico y no tengo coche”.

–“No te preocupes, te acerco yo”.

–“Ya de camino me llevas al Mercadona y me subes la compra a casa”.

Lon Chaney Sr no engaña a nadie como payaso... 

La máscara de la inocente o vulgarmente conocida de “hacerse la tonta” es la que utiliza gente muy lista pero para nada tonta, para arreglar cualquier desaguisado provocado por ella misma…

Los refranes: “Unos crían la fama y otros cardan la lana” o “Tiro la piedra y escondo la mano”, están creados para ellas.

“…porqué será…?” Diría la popular La Bombi del célebre concurso.

Por descontado que está última máscara utilizada por usuarios expertos, combinada con la pena y el añadido de unas lágrimas soltadas en los momentos más oportunos, causan estragos tanto para el rival a combatir como para sumarse aliados a su causa…

¡¡Un verdadero rostro desenmascarado!!

Imaginareis que hay tantas máscaras como personas en el mundo y muchas formas de usarlas pero no me voy a extender…

El único remedio para combatirlas lo da la experiencia. Una vez has descubierto una difícil es que caigas en la trampa otra vez.

Como decía el dramaturgo Tennessee Williams: “Debemos desconfiar unos de otros. Es nuestra única defensa contra la traición”.

Barbara Steele castigada por sus fechorías en "La máscara del demonio"

Lo que si os recomiendo y pongo por tarea es que releáis la entrada del día 3 de abril de este año titulada: “Llorar sobre la almohada” donde hablo de ese personaje “tan querido” por un servidor como es la Mantis Religiosa, que es el complemento ideal a esta entrada. 

Venenosos salu2 desde Crystal Lake!!

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