El título de esta película de
la Garbo que da nombre a esta entrada, aunque no tenga mucho que ver, me da la réplica
perfecta para hablar sobre máscaras y el placer que supone, si eres bastante
avispado como un servidor, descubrirlas.
Paulette Goddard jugando al despiste... |
Como todo el mundo sabe las máscaras
se han utilizado sobre el rostro desde la antigüedad con propósitos ceremoniales
y prácticos. Ahora también se usan sobre las paredes como decoración, ja, ja,
ja.
Las máscaras de las que hablo son
de las más peligrosas de todas y no me refiero a la mía… ¡¡Para no ver la máscara
de Hockey tendrías que ser un topo!!
Vaya, no pensé que me descubrirías tan rápido... |
Estas máscaras no están hechas
de material alguno. No forman parte de elaborados maquillajes decorativos en el
rostro de cualquier individuo. Estas no se ven y no se descubren hasta que se
han caído o es demasiado tarde…
Jean Harlow retocándose la máscara... |
Tenemos para todos los gustos:
la máscara de la indiferencia, de la alegría, de la diplomacia, de la pena, de
la inocente o la tonta, etc. El problema es el individuo que la usa y como la
usa. Indistintamente si eres hombre o mujer.
Para descubrirlas, necesitarías
tener la pericia de Angela Lansbury en su conocida serie “Se ha escrito un
crimen”.
Angela Lansbury observando la máscara de la pena de Lewis Stone |
Importante aclarar que en
todos los casos: No es lo mismo ser que parecer…
La máscara de la indiferencia se
caracteriza por sentir todo lo contrario a lo que realmente significa dicho
sentimiento.
Una cosa es: “No te hago ni
caso pero en el fondo estoy deseando arrastrarme a tus pies”.
Y otra muy distinta: “No me
interesas en absoluto”.
La máscara de la alegría: “Demuestro
a todo el mundo lo feliz que me siento aunque sé muy bien que es mentira y
acabaré (gran frase la que sigue) el día llorando sobre la almohada”.
Útil para pasar un mal momento
y dar a más de uno o una con un canto en los dientes. Combinada con la máscara
de la indiferencia es ideal para utilizar delante de todo aquel que te amarga
el día, no te hace ni caso, dar celos, etc., etc.
Fredric March en "Dr Jekyll and Mr Hyde" |
La máscara de la diplomacia:
La diplomacia como bien sabéis muchos es el arte de la habilidad, la sagacidad
y el disimulo. Aquí no hay medias tintas o la tienes o no la tienes.
Estupenda máscara para casos
como el que sigue:
-“Te veo muy bien” (En el
fondo la ve vieja, gorda, etc).
Olga Baclanova convenciendo a Harry Earles de que es el hombre de su vida... |
La máscara de la pena: Está es
una máscara utilizada habitualmente por gente interesada. Normalmente sus
efectos son devastadores en personas de gran corazón que sienten empatía con
cualquier individuo que se les cruce.
¡¡Por lo tanto es la más difícil
de vencer si sientes empatía con cualquiera, claro!!
El usuario de dicha máscara añade
unas lágrimas de “cocodrilo” para causar gran efecto y desarmar a su
contrincante si no ha bastado con dar lástima...
Un ejemplo práctico seria:
-“No sé que voy a hacer… estoy
hecho polvo… tengo que ir a la revisión del médico y no tengo coche”.
–“No te preocupes, te acerco
yo”.
–“Ya de camino me llevas al
Mercadona y me subes la compra a casa”.
Lon Chaney Sr no engaña a nadie como payaso... |
La máscara de la inocente o vulgarmente
conocida de “hacerse la tonta” es la que utiliza gente muy lista pero para nada
tonta, para arreglar cualquier desaguisado provocado por ella misma…
Los refranes: “Unos crían la
fama y otros cardan la lana” o “Tiro la piedra y escondo la mano”, están
creados para ellas.
“…porqué será…?” Diría la
popular La Bombi del célebre concurso.
Por descontado que está última
máscara utilizada por usuarios expertos, combinada con la pena y el añadido de
unas lágrimas soltadas en los momentos más oportunos, causan estragos tanto
para el rival a combatir como para sumarse aliados a su causa…
¡¡Un verdadero rostro desenmascarado!! |
Imaginareis que hay tantas
máscaras como personas en el mundo y muchas formas de usarlas pero no me voy a
extender…
El único remedio para
combatirlas lo da la experiencia. Una vez has descubierto una difícil es que
caigas en la trampa otra vez.
Como decía el dramaturgo Tennessee
Williams: “Debemos desconfiar unos de otros. Es nuestra única defensa contra la
traición”.
Barbara Steele castigada por sus fechorías en "La máscara del demonio" |
Lo que si os recomiendo y
pongo por tarea es que releáis la entrada del día 3 de abril de este año
titulada: “Llorar sobre la almohada” donde hablo de ese personaje “tan querido”
por un servidor como es la Mantis Religiosa, que es el complemento ideal a esta
entrada.
Venenosos salu2 desde Crystal
Lake!!