miércoles, 26 de diciembre de 2018

GALANES

Galán
(Del fr. galant)
1. adj. galano.
2. m. Hombre de buen semblante, bien proporcionado y airoso en el manejo de su persona.
3. m. Hombre que galantea a una mujer.
4. m. Actor de teatro o cine que representa papeles principales, sobre todo de carácter amoroso.

Gilda: Me odias, ¿verdad Johnny?
Johnny Farrell: No creo que tengas idea de cuánto.

“Una película que no tenga una protagonista femenina no suele ser interesante.” No sé muy bien dónde lo leí o qué director lo dijo, si Luis Buñuel o Alfred Hitchcock, por cierto ambos acusados de misóginos, y si dijeron eso exactamente, pero tampoco tengo ganas de buscar entre mis libros para verificarlo. Y en cuanto a sus preferencias, vicios o virtudes, que queréis que os diga: ¡yo veo la película solamente, no suelo entretenerme en analizarlas tanto!.

"Parezco una cantera que alguien ha dinamitado."
Charles Bronson

A mí me pasa lo mismo, no lo de la misoginia claro, si no que si una mujer no es la protagonista de la película suele aburrirme. Ahora que he acabado de leer un libro sobre Rita Hayworth me viene a la mente como ejemplo “Gilda” (Columbia, 1946). En esto no coincidía con mi padre, a él las películas donde la actriz fuera la heroína no le iban. Por lo menos era así como yo lo recuerdo.

"Una ganancia extra de una película es cuando te gusta
la chica de la que te has enamorado."
Clark Gable

En general prefiero actores poco expresivos, cuanto menos gesticulen mejor. Pero la verdad es que me resultaría más fácil hablar de los actores a los que no soporto, como por ejemplo James Stewart, que de los que me gustan. A Stewart no le aguanto ni en versión original, así que doblado no te quiero ni contar. Solo le resisto gracias al genio de Hitchcock y en un derroche por mi parte de fidelidad al maestro del suspense, consigo ver películas como “Vértigo” (Paramount, 1958) o “La ventana indiscreta” (Paramount, 1954) y ésta última con nota, porque de las pocas actrices que no aguanto está Grace Kelly. Creo que solo he visto “Mogambo” (MGM, 1953) y sus películas con Hitchcock y suelo hacerlo de tarde en tarde.

"Mi éxito se debió a la suerte,
tanto como la suerte de un tirador de dados."
Adolphe Menjou

Muy a menudo suelo ver películas de Gary Cooper, Clark Gable y por supuesto Cary Grant. Claro que también es verdad que en su momento de máximo esplendor trabajaron con lo mejorcito del Hollywood clásico, así que si por ejemplo me pongo a ver una película de Claudette Colbert, Myrna Loy o Carole Lombard, es fácil que el protagonista masculino sea cualquiera de ellos. Creo que de estos tres he visto casi toda su filmografía.

"Creo que hacer el amor es la mejor forma de ejercicio."
Cary Grant

Si tengo que decantarme por un actor, como todos los mortales, me decanto por Cary Grant, en cualquier género en el que aparezca, exceptuando “Orgullo y pasión” (United Artists, 1957), donde comparte protagonismo con Frank Sinatra y Sofía Loren, ambos insoportables para mí. Es tal mi antipatía hacía Sinatra, que me resisto a ver “El hombre del brazo de oro” (United Artists, 1955), aunque esté acompañado de Eleanor Parker. Grant por cierto es agradable de ver en cualquier época. ¡Es como el vino, mejoraba con los años!

"Gary Cooper no era ni inteligente ni cultivado.
Al igual que los otros actores, fue elegido por su físico, que, después de todo, era más importante que un cerebro activo."
Marlene Dietrich

A Gary Cooper, como dije en alguna otra ocasión me gusta verle principalmente en sus comedias de los años 30, las cintas de Cecil B. DeMille y en algún western, pero prefiero huir del género, solo lo tolero en raras ocasiones con John Wayne como protagonista. Otro género que no me apasiona son los musicales, principalmente en los que cantan cada dos por tres. Casi prefiero que sean más bailongos y puestos a elegir un bailarín prefiero a Fred Astaire antes que a Gene Kelly.

"Rita fue mi pareja de baile favorita."
Fred Astaire

En cuanto a Clark Gable, iría a la par de Cary Grant y lo mismo me pasa con el primero. Todo depende de quién sea su pareja. Si aparece la Loren, no hay nada que hacer, pero no es el caso de “Mogambo" aunque salga la Kelly. Y ya que menciono a esta última puedo decir que una película mítica como “Solo ante el peligro” (United Artists, 1952) con Cooper, la habré visto una vez y porque mi padre insistió.

"Cultive la soledad y la tranquilidad y unos pocos amigos sinceros,
en lugar de la multitud, el ruido y miles de conocidos asintiendo con la cabeza."
Willian Powell

Seguramente me dejaré nombres en el tintero y aunque no vea todas sus películas, en mi lista de preferencias también pueden aparecer entre otros: William Powell, Humphrey Bogart, Herbert Marshall, Melvyn Douglas, Charles Boyer, Glenn Ford, Gregory Peck, Rod Taylor o Montgomery Clift. Si bien una inmensa mayoría de cinéfilos destacaría a James Dean o Marlon Brando, no me gustan nada ninguno de los dos. Prefiero sin dudarlo a Clift. De Dean solo veo “Gigante” (Warner Bros., 1955), porque aquí está acompañado por dos grandes que están fantásticos en sus respectivos papeles: Elizabeth Taylor y Rock Hudson.

De izda a dcha y de arriba a abajo: Bogart, Clift, Douglas, Marshall,
Menjou, Powell, Raft y Taylor.

Tengo que señalar que Hudson, acompañante ideal de mi adorada Doris Day, es un entrañable recuerdo de mi infancia por su serie “McMillan y su esposa”. Pero no me quedo solo con eso, ya que en su filmografía tiene un buen número de estupendas películas.

“Será como salir con una de las chicas.
Estarás tan segura con él como si estuvieras con tu madre.”
Comentario de una amiga a Mamie Van Doren antes de acudir ésta a una gala junto Rock Hudson. Contra todo pronóstico la noche terminó de una manera muy distinta…

Si o si detesto a partes iguales tanto a Burt Lancaster como a Kirk Douglas, tanto es así que mencionarlos en Sopa de Mitos me da rabia. Dentro de su estilo se encontrarían Robert Mitchum y Charlton Heston, que sí son de mi agrado, especialmente el segundo a pesar de tener muchos detractores.

"¿Por qué no pones esto en el titular: Solo hizo tres con Doris? "
Rock Hudson

Con Heston depende de la película que se trate. Desde luego no es Cary Grant. Siempre vuelvo a ver entre otras: “El mayor espectáculo del mundo” (Paramount, 1952) de DeMille claro, “Cuando ruge la marabunta” (Paramount, 1954) con Eleanor Parker o “Sed de Mal” (Universal, 1958). En cuanto a esta última, Heston bajó su caché y luchó por imponer a Orson Welles como director ya que éste no era muy querido en Hollywood. Desde luego ni he visto ni pienso hacerlo: “El Cid” (Samuel Bronston Production, 1961). ¿Sabéis quien hace de Jimena? Pues eso…

"Todas las películas buenas y modernas
van para Jack Lemmon o Cary Grant."
Charlton Heston

Para las películas de aventuras, además de Heston me quedo con Stewart Granger y Errol Flynn, que no era santo de la devoción de Bette “ojos de huevo” Davis. ¡El enemigo de mi enemigo es mi amigo!

"Lo que me atrajo de actuar
fue la oportunidad de ser muchas otras personas."
Charlton Heston

También un buen punto a favor de que me guste un actor o no depende de si son conocidos por ser buenas personas. Así parece ser que fue Bogart, que entre otras muchas cosas, apoyó a Kay Francis cuando La Warner se la quería quitar de encima. En general se destacaba que era un buen compañero. Además tiene el extra añadido de que era también, persona non grata de Miss Davis. Independientemente de todo eso Bogart es Bogart.

"Hice más películas pésimas
que cualquier otro actor de la historia."
Humphrey Bogart

Leí en un libro sobre Bogart y Bacall, que me regaló mi madre, que Bacall contaba que Sinatra se aprovechó un poco de él. Y si Sinatra ya no me gustaba de antes, después de eso menos. No se que le ven, pero a mí, ni me gusta como actor, ni como cantante, ni físicamente.

"Una mujer francesa, cuando es traicionada, matará a su rival;
la italiana preferiría matar a su engañoso amante;
la inglesa simplemente rompe relaciones, pero todas se consolarán con otro hombre."
Charles Boyer

No me va mucho Henry Fonda, no al estilo de Sinatra. Fonda para mí ni fu ni fa, me resulta bastante anodino. Seguramente habré visto muchas películas suyas cuando programaban ciclos enteros de un actor o actriz en el “Cineclub” de Tve2, pero de él solo vuelvo a ver: “Hasta que llegó su hora” (Paramount, 1968). Tengo pendiente una película que me regaló Escolopendra Venenossa hace muchos años: “El fugitivo” (Warner Bros., 1947) y solo porque la protagoniza junto a Dolores del Rio. Mientras escribo estas líneas repaso su filmografía y compruebo que es un total “desconocido” para mí. ¡O sea, que ni fu ni fa!

"Parte de 10 millones de dólares los gasté en juegos de azar,
parte en alcohol y parte en mujeres.
El resto lo gasté tontamente."
George Raft

El que en una película esté una actriz a la que siga, no es garantía de que vea una película de un actor que no me guste como habréis visto, pero tampoco lo es el director. Pese a que Billy Wider está entre mis favoritos, no puedo con Jack Lemmon. Me matareis muchos pero me arriesgo: incluso me cuesta ver “Con faldas y a lo loco” (United Artists, 1959).

"A lo largo de mi carrera mantuve la idea, una y otra vez,
de que todos debemos aprender a respetarnos los unos a los otros."
Cornel Wilde

Seguramente me remataréis cuando sepáis que, increíblemente, tolero muchísimo mejor a un Cornel Wilde o un Víctor Mature, ambos considerados buenas personas dentro del gremio. El primero actor de teatro, protagonizó antes de llegar a Hollywood obras importantes y por lo menos una de ellas fue producida por Laurence Olivier, y el segundo, diana de las burlas de compañeros y críticos, que él se tomaba con un encomiable sentido del humor.

"Me tomé la actuación cinco veces más en serio que cualquier otra persona. Simplemente no podía demostrarlo."
Victor Mature

Llamado “el grandote” por sus amigos, "el Stallone de su época", como lo ha definido mi querida Escolopendra, era considerado mediocre, torpe y uno de los peores actores de Hollywood, pero como dijo Terenci Moix: “Sin ser nada que se pareciese a un actor, Mature demostró una personalidad poderosa en varias ocasiones”.

"No fui mimado como lo fue Tyrone Power."
Victor Mature

A mí en particular me cae simpático, es posible que el que se burlaran de él juegue a su favor. Suelo verle muy a menudo gracias a Hedy Lamarr y Cecil B. DeMille en “Sansón y Dalila” (Paramount, 1949), y aunque sea solo por una película, es mucho más de lo que pueden aspirar otros.

"La mayoría de las películas están hechas hoy para adolescentes. De vez en cuando aparece una buena."
Richard Widmark

Mayormente intervino en películas mediocres y peplums pero cuando supieron aprovechar sus deficiencias llegó a estar convincente. Josef Von Sternberg “utilizó con gran ventaja su máscara insolente” como comenta Moix en “El embrujo de Shanghai” (United Artists, 1941), aunque claro, el director buscaba para su personaje una versión masculina de la Dietrich.

"Una vez le pregunté a Barbara Stanwyck el secreto de la actuación.
Ella dijo: Sé sincero, y si puedes fingir eso, ya lo tienes hecho."
Fred MacMurray

En su época se convirtió en una personificación de la masculinidad, supongo que para el público femenino y pese a no estar muy dotado para la interpretación, algo tendría fuera de las pantallas cuando mantuvo sonados romances con: Rita Hayworth o Lana Turner. Con Rita estuvo a punto de casarse, pero ella, aprovechando que él se alistó en la Marina, se casó con Welles. Louella Parsons, amiga de Rita y de Hearst, acusó a Orson de robar las novias a los heroicos muchachos que se iban al frente.

En una proyección privada de “Sansón y Dalila”, Cecil B. DeMille le preguntó a Groucho Marx qué pensaba de la película. Groucho respondió: "Bueno, solo hay un problema, C.B. Ninguna película puede ser de mi interés cuando las tetas del protagonista masculino son más grandes que las de la protagonista femenina". A DeMille no le hizo gracia, pero a Victor Mature sí.

Existe una anécdota acerca de Mature, en la que se cuenta que una vez que intentó entrar en un restaurante donde se vetaba a los actores, él dijo chistoso: “No soy actor, tengo 64 películas y un centenar de críticas de cine que así lo demuestran”.

"Creo que un artista debe hacer su trabajo y luego callarse."
Richard Widmark

Rara es la película protagonizada enteramente por un actor que me guste. Ahora mismo me viene a la cabeza “Matar a un ruiseñor” (Universal, 1962) con Gregory Peck, dónde él lleva el peso de la misma sin ninguna actriz que le eclipse.

"Tu palabra es tu obligación."
Melvyn Douglas

Siento predilección por las estrellas femeninas, por lo que sus colegas masculinos siempre estarán en un segundo plano. Igual es que soy más mitómano que cinéfilo y tiene razón mi proveedor de mitos cuando me dijo aquello de que: “lo tuyo es el glamour”.

"Proporciono presencia.
Nunca hay escenas largas de diálogo para establecer un personaje."
Charles Bronson

Venenosos salu2 desde Crystal Lake!
Todas las fotos colección del autor.

"Si amas a una persona, puedes perdonar cualquier cosa."
Herbert Marshall como Robert Crosbie en "La Carta" (Warner Bros., 1940)

“Sabes que no tienes que fingir conmigo, Steve. No tienes que decir nada y no tienes que hacer nada. Nada de nada. O tal vez solo silbar. Sabes silbar, ¿verdad Steve? Juntas los labios y soplas.”
Lauren Bacall a Humphrey Bogart en “Tener y no tener” (Warner Bros., 1944)

Para Cristina A., una de mis lectoras favoritas!

martes, 11 de diciembre de 2018

POR LA CARIDAD ENTRA LA PESTE


Empatía
A partir del gr. ἐμπάθεια empátheia.
1. f. Sentimiento de identificación con algo o alguien.
2. f. Capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos.

¡Muchos se llevaran las manos a la cabeza después de leer esta entrada!
Para empezar la definición de Empatía es toda una declaración de intenciones. Tengo un sentimiento de identificación con “algo”. Este “algo” desde luego son todos los seres vivos del reino Animalia, exceptuando como ya sabréis por otras ocasiones, algún primate homínido y al Homo sapiens.

En una sociedad tan hipócrita como la nuestra, pocas veces te encuentras con alguien que diga lo que piensa. Normalmente se dice lo políticamente correcto aunque uno piense todo lo contrario. Pesa mucho el tener miedo al qué dirán los demás y la mayoría prefiere estar dentro de lo que se acepta como normal y no ser un outsider o ser considerado algo peor.

Como en parte me da igual lo que piensen los demás sobre mí, suelo soltar algunas perlas por mi boca que le ponen la cara colorada o más bien morada a Escolopendra Venenosa, aunque ella no es la más indicada para llamarme la atención, cuando con sus forcípulas inyecta veneno a diestro y siniestro sobre arañas, cucarachas, grillos, saltamontes, escarabajos, caracoles, ratones, lagartijas y un largo etcétera. Mejor no sigo: ¿verdad querida Escolopendra? ¡Eres muy dañina con los pobres artrópodos!

Siempre hay alguien que ve la paja en ojo ajeno.
En ocasiones mi buena educación me impide decir lo que pienso, pero no por el qué dirán si no más bien por no herir sensibilidades o que malinterpreten mis palabras, pero no tengo reparos en decir abiertamente que mi empatía hacia otros seres humanos es nula y que la tengo muy desarrollada hacía el resto de seres vivos. En cuanto a otros pensamientos, digamos incómodos o difíciles, los dejo para la élite de mis amistades.

No es que no me sienta nada por ninguna persona, pero es que mi radio de empatía se circunscribe a mi pareja, mi familia, unos pocos amigos y algunos conocidos. Me identifico más con, por ejemplo mi perro Frankie, que con cualquier persona de mí alrededor y no hablemos ya del resto del mundo. Para el caso tengo la misma comunicación con mi perro que con una persona que hable en alemán, chino o incluso inglés.

¡Qué horror! pensaran muchos, ¿pero no es verdad que paso más tiempo con mi perro que, por ejemplo, con mi hermana pequeña? Incluso puedo afirmar que en estos momentos, paso más tiempo con los perros Frankie y Happy, Hedy LaRat y el gato Banshee aka Quasimodo, que con Escolopendra Venenossa.

Marnie estaba más interesada en su caballo que en su galán.
Una conversación típica que tuviesen con alguien como yo sería una cosa así:
-¡Lloraste más cuando se murió tu cobaya que cuando lo hizo el tío Genaro!
-Normal, a la cobaya la veía todos los días y al tío Genaro una vez al año como mucho y además era bastante desagradable.

Así que es normal que lo que pase más allá de mi círculo más próximo me produzca una total indiferencia. También he de decir que hay casos y casos, sobre todo si se trata de niños, aunque estos no me gusten lo más mínimo.

Las catástrofes naturales y hechos históricos que a muchos les producen espanto a mi me dejan frío. No he conocido a esas personas y es posible que si conociera a unas cuantas me caerían mal. No los individualizo. Es como cuando alguien come un filete. Sabe que pertenece a un ser vivo, pero no lo piensa y lo simplifica viéndolo como una cosa. No les ponen cara. Recuerdo de niño visitar granjas extensivas y ver los cerdos o las gallinas como una masa, no como individuos independientes, pues eso mismo me ocurre con las personas desde hace mucho tiempo: ¡No les pongo caras!

En ocasiones algunos niños me inspiran ternura.
En cuanto a los animales, tampoco me relaciono con todos los del mundo, pero a las personas las conozco muy bien y con eso me basta.

“Un perro tiene bondad en su corazón y dignidad en su comportamiento.
Las mejores cualidades que cualquiera puede tener.”
(Kay Francis)

Muchas veces pienso en la gente que sale a la calle a solidarizarse por cualquier causa y no son capaces de serlo con los que tienen al lado. En masa todo es muy fácil y queda muy bien para comentar en el trabajo o tomando un café. Pero luego: ¿has sido amable con la persona que te sirvió el café? ¿con el portero de tu edificio? ¿con la azafata del tren que te lleva la prensa en tu viaje? ¿has dado las gracias a la dependienta que te ayudó? ¿acudes a comprar un domingo a última hora sabiendo que esa persona tiene vida, a parte de estar ahí para ti y encima eres grosero con ella? Mi empatía termina cuando traspaso los límites de la colonia donde vivo, exceptuando cuando me relaciono con alguien fuera de mi círculo más cercano y es amable conmigo o me cae bien por alguna razón.

A la hora de relacionarme me da igual el sexo, el físico, la edad, las situaciones personales, las enfermedades… Mi afecto acaba cuando acaba mi paciencia. En eso soy como los gatos: puedo llegar a ser simpático, incluso (aunque me cueste) cariñoso, pero en milésimas de segundo puedo sacar las garras cuando me dan la brasa en exceso. En cualquier caso prefiero mantener las distancias. Algo que como me recordó un profesor hace muchos años ya hacía con 15 años: “eras muy distante”.

¡Lo que piensen de mí me lo paso por el Arc de Triomphe!
Hace poco tiempo coincidí en un curso con un grupo de chavales invidentes y me entró el “pánico”. ¿Tendría que ayudarlos? ¿Me tocarían? Esto último más que nada porque no aguanto bien que me toquen o abracen, sean conocidos o desconocidos. En el grupito había también dos mujeres de edad indefinida, una que parecía salida de un grupo de cheerleaders (esto es una licencia creativa) y la otra, que de lo espabilada que era, si hubiese tenido que competir en inteligencia con un chorlito, seguro que ganaba el chorlito por goleada. Ni se me ocurriría emparejarla con un cefalópodo porque ni siquiera tendríamos que organizar una competición.

Las dos no paraban de parlotear sobre lo majos que eran los invidentes, lo complicado que era para ellos el día a día y como se las arreglaban para integrarse. Asombradas estaban. Yo me mantenía al margen de todo. A la hora de salir del curso, ya de noche, debíamos caminar hasta el metro, según el paso, durante unos diez minutos, por calles que no estaban en su mejor momento, aunque tengamos un Ayto, que publicita que todo está mejor. Los invidentes evidentemente tardaban más. ¿Quién era el que los acompañaba hasta el metro ayudándoles y vigilando sus movimientos? Pues un servidor, porque estas señoritas tan “solidarias” salían de allí como alma que lleva el diablo sin mirar atrás. Lo más curioso es que cuando estábamos en el centro, rodeados de gente, estaban muy pendientes de ellos.

Se nos llena la boca de decir lo mucho que nos gusta ayudar a los demás, pero a la hora de la verdad la empatía brilla por su ausencia.

Dos muchachas muy solidarias...
Una cosa que a mí me da igual es que se solidaricen conmigo. Principalmente porque no voy contando mis penas por ahí y si lo hago es en contadas ocasiones y para que mi índice de explosividad volcánica no supere el nivel 6 o lo que es lo mismo: ¡colosal!. Es una forma de relajarme e intercambiar puntos de vista distintos al mío. No busco nada más. ¡Fuera hombros donde llorar, fuera victimismo!

En este punto retomo algo que apunté en mi entrada anterior dedicada a Greta Garbo: ¡hay que andarse con mucho ojo con la gente que dice quererte mucho!

Cuando montamos nuestro pequeño negocio, recibimos parabienes de muchas personas y también de este tipo de personas, de las que no paran de decirte que te quieren mucho. Luego estas mismas personas pedían firmas o compartían todo tipo de cosas por las redes sociales, llegando hasta el punto de compartir eventos de negocios similares al nuestro. ¿Alguna vez se acordaron de nosotros? Nunca. No me importa en absoluto, lo que me molesta es que luego van de solidarios pero no se acuerdan de los más cercanos. La cosa es colgarse medallas y ser más que nadie.

¿Quién no ha sufrido con las aventuras de Lassie?
Estos dos pequeños casos que he vivido en primera persona son una muestra del tipo de sociedad que tenemos. No lo digo desde el rencor, es que soy muy observador y excesivamente crítico. Conclusión: ¡cada uno va a lo suyo pero nos cuesta reconocerlo!

Aunque soy una persona muy habladora, para las cosas importantes soy parco en palabras. No hablo más de la cuenta si no estoy seguro de que pueda cumplir una promesa. Me gusta más actuar que prometer. Posiblemente he actuado poco, pero cuando lo he hecho lo hice de verdad y no por esperar nada de vuelta.

Hace también unos cuantos años, mi querida Bamba Negra tuvo que verse las caras con la empresa que la había despedido malamente en un juzgado. Se suponía que acudirían algunas personas para apoyarla o eso le dijeron. Yo no me encontraba entre ellas, pero averigüé sibilinamente dónde y cuándo se celebraba tan magno evento y allí que aparecí sin que la protagonista lo esperase. Puede que mi imaginación me traicione pero así lo recuerdo yo. En cualquier caso la protagonista pude dar su versión de los hechos ya que está vivita y coleando y lo que es más importante: ¡sigo manteniendo buena relación con ella!

Unos crían la fama y otros cardan la lana.
A veces también hago cosas porque me las piden como favor personal, pero siempre y cuando me apetezcan, no supongan una obligación o un trastorno en mi rutina. En general estoy más a gusto jugando el papel de que nadie espere nada de mí. Prefiero responder una vez que decepcionar mil veces.

Venenosos salu2 desde Crystal Lake!
Todas las fotos colección del autor.

“Todos sabemos que todos tenemos problemas, ¿pero a quién le importa excepto a nosotros?, ¿y por qué contárselos a otros?”
Joan Crawford

"Para qué recordar una cara si la vida es efímera y breve."
Una "vecina" de mi barrio