domingo, 3 de junio de 2018

A TI LO QUE TE GUSTA ES EL GLAMOUR


Con tan sentenciosa frase me definió mi proveedor de mitos hace ya algunos años. Fue motivada por una conversación que mantuvimos con él, mi amiga Carmen Munsters y yo en la desaparecida Isla de los Espíritus Olvidados, cuando estábamos rodeados de sonrisas capturadas a perpetuidad en papel fotográfico.

El burrito de la Lollo más inteligente que muchas personas.

No creo que a mí me guste solo el glamour, si no que también me gustan las personalidades y ahora carecemos de ellas.

La frase vino derivada de mi afirmación (que sigo manteniendo a día de hoy) de que el cine actual (y por actual me remonto a los años 90), no me interesa en absoluto. Si hablamos del reciente, (casi) no lo tengo en cuenta, limitando mis preferencias a directores a los que sigo (pocos), el cine de terror, Monsters Movies, catastrófico y los superhéroes. Independientemente de lo malas (principalmente) o buenas que sean.

No es oro todo lo que reluce y no todo lo que
se crea es arte, como bien sabe Virginia Mayo.

Con el cine que se hace hoy soy muy crítico, radical y no me bajo de la burra fácilmente. Ni Carmen Munsters llega a convencerme de lo contrario y tampoco lo consigue Escolopendra Venenossa cuando me comenta lo buenas que son ciertas series de televisión y lo que me estoy perdiendo. En este sentido tele no veo y menos cosas seriadas.

La Temple a sus cosas, como yo.

En cuanto al cine, que es lo que nos ocupa ¿cómo es para mí? Pues un mundo plagado de guiones más vistos que el tebeo; efectos especiales; remakes y más remakes; segundas partes, terceras, cuartas…; precuelas; comedias burdas (que todos ven y de las que todo el mundo habla) y dramas realistas (¡para realismo un día en el Inem, un hospital o la comisaria!), todas ellas aderezadas con nuevos valores sin una pizca de carisma (no hablo de talento, que es algo bien distinto), promocionados en revistas del medio, que luego no duran ni un telediario.

Errol, un perfecto desconocido para mucha gente,
menos para su perro.

Gracias a la cultura de la incultura, la masa borreguil está más puesta en los dimes y diretes de futbolistas, supervivientes, masterchef, OT, GH y toda la fauna de los realitys o del corazón, así que no me sorprende que entre otros, las nuevas generaciones, no sepan (¡me lo han preguntado!), quienes son por ejemplo: Errol Flynn, Humphrey Bogart, Lauren Bacall, Lana Turner, Gloria Swanson y un largo etcétera. Ya ni te cuento, si obviamos a los actores clásicos, lo terrorífico que me resulta que desconozcan a otras figuras interesantes de verdad como investigadores o escritores. Es lo que puedes esperar cuando en las librerías te encuentras los libros de la Esteban o de Terelu o novelas de gran éxito pero muy mal escritas…

El libro de la Esteban no lo leería
ni el chimpancé de Gary Cooper.

Asombrado me quedé un día, cuando me contó mi amiga Tere que escuchó a unos chicos hablando de una película antigua (de la que no sabían el título) que vieron una noche, pero que estaba muy bien. La peli iba de unos ladrones que entran en un local que luego resulta ser una guarida de vampiros. Sí, la película antigua de la que hablaban era: Abierto hasta el amanecer (1996), de la que por cierto hicieron una tercera parte.

Pola Negri inculcando el buen gusto a
un pequeño seguidor.

En unos tiempos, en los que nuestras vidas giran en torno al móvil (que algunos por no levantar el hocico de la pantalla se arriesgan a darse un castañazo), las redes sociales (que solo sirven para cotillear, opinar e insultar sin ningún criterio), los eventos deportivos de toda índole (que no aportan nada, solamente al que lo practica), la tv de la peor calaña, sigo refugiándome en el cine clásico, como si fuese uno de los últimos ¿cien? rinocerontes del parque nacional de Ujung Kulonde, que se “obstinan” por sobrevivir en la Isla de Java.

No hay nada mejor como un buen libro,
parece querer decirnos La Swanson.

Si para evadirse del mundo que nos rodea muchos optan por el lexatin, yo recurro a las estrellas de cine para habitar en un mundo de sueños e imposibles. Foto a foto, libro a libro, película a película, he levantado un muro de nostalgia que me protege mientras la sociedad avanza irremediablemente hacía la involución.

Dolores del Rio demostrando que se puede tener
glamour con un libro en las manos.

Observando (en silencio) a la gente cada día, me voy dando cuenta que cada vez tienen menos luces que un Homo Neanderthalensis, y estos pobres, que fueron más listos de lo que se pensaba en un principio, se extinguieron (no sé si más bien se auto-inmolaron) viendo el panorama que se les venía encima compartiendo el espacio con los Homo Sapiens. Una vez desaparecidos los Neandertales dejaron la Tierra en sus desaprensivas manos, que nos han conducido a la situación actual, un mundo de ciencia y tecnología mal aplicada.

Powell y Loy mantiendo una buena conversación con Asta
sin el móvil entre las manos.

Si la ciencia avanza buscando alargar la vida, la tecnología avanza para idiotizarnos aún más. No quiero ni pensar en un futuro dónde hasta una ameba será más resolutiva que un ser humano. Si los avances tecnológicos y científicos nos llevan a esto, mal estamos… Por si acaso voy ocultando mis libros y todo lo que huela a cultura, no vaya a ser que me detengan por acumular armas…

La Dietrich está confundida.
¿Los libros son buenos o no?

Mientras todo esto sucede, sigo auto-medicándome de tanto en tanto con mi ración de estrellas.
¡No puedo vivir sin mi medicación!

Venenosos salu2 desde Crystal Lake!
Todas las fotos colección del autor.

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