viernes, 30 de junio de 2017

COOPER, AHORA Y SIEMPRE

Que Gary Cooper encarnó como pocos el ideal americano es algo que no se puede poner en duda. Que era un tipo normal que llegó desde Montana para conquistar Hollywood tampoco.

"Mira esa cara. La gente le creerá."
(Samuel Goldwyn)

En pantalla, sus personajes, siempre representaron al hombre honesto, sencillo y con buen fondo. La sencillez la trajo incorporada de serie desde su Montana natal.

Conocido por todos como el hombre monosilábico: “yep, not, up”. No leyó un libro en su vida, o eso dicen, pero no hacía falta, solo con su presencia, discretas miradas y sonrisas tímidas, seducía por igual a grandes y pequeños, fueran mujeres u hombres.

"Lo único que me preocupa es memorizar lo que tengo que decir en cada escena..."

Para muchos biógrafos es la versión masculina de otro mito de su época como fue Greta Garbo. Conclusión: cuanto menos hablaran mejor daban en pantalla. De hecho, él mismo pedía a los guionistas que redujesen en todo lo posible sus textos. Durante un tiempo se le identificaba como una estrella más que como un actor.

Con poco dialogo lo decía todo, como mencionaban algunos directores y actrices con los que trabajó. El gran Lubitsch lo expresó muy bien: “Gary Cooper y Greta Garbo son dos seres esencialmente fotogénicos, de presencia sosa y aburrida, salvo cuando son enfocados por las cámaras. Entonces son mágicos. Él, por ejemplo, es como cera moldeable frente a la cámara”.

Cooper en "Una mujer para dos" (Paramount, 1933)

Mucho antes de convertirse en cera moldeable, pasó su infancia y juventud en el rancho de sus padres cuidando ganado y desarrollando el gusto por la naturaleza, la caza y las cosas simples de la vida. Entre medias, pasó tres años en Inglaterra (sus padres eran inmigrantes británicos), estudiando bajo la atenta mirada de sus abuelos paternos, ya que su madre quería que sus hijos se educasen allí. Nunca se sintió interesado por los estudios y lo único que consiguió de su estancia en Inglaterra es volver más reservado que nunca. Una profesora intentó que retomase los estudios pues no se daba por vencida. Fue misión imposible.

"Nunca existirá un caballo que nunca se haya montado; Nunca habrá un jinete que no pueda ser derribado."

Interesado por el cinematógrafo, antes de partir hacia Hollywood siguiendo los pasos de los peones que habían trabajado codo con codo con él en el rancho, se empleó en distintos trabajos como: guardia en el Parque de Yellowstone (el famoso parque “habitado” por el popular oso Yogui), como dibujante, realizando pequeñas viñetas para distintos periódicos, para un fotógrafo local y vendiendo espacios publicitarios para salas de cine.

Desarmando a sus enemigos con su mirada en
"Tres lanceros bengalíes" (Paramount, 1935)

Su habilidad montando a caballo le abrió las puertas del cine como extra, haciendo de cowboy. Básicamente montando a caballo y realizando acrobacias. El autor Homer Dickens comentó en su libro “The Films of Gary Cooper” que: “la tarea de reconstruir la carrera de Gary Cooper como extra no es fácil”. Para poder hacerlo primero tendrían que estar disponibles todas las películas distribuidas durante 1925 y 1926. Para la realización de su libro, el señor Dickens solo contó con la octava parte de sus apariciones en pantalla y en ocasiones de recuerdos del propio Gary Cooper.

Cooper en "El gran combate" (First National, 1928)

Una vez situado en Hollywood iba de estudio en estudio acompañado de una serie de fotografías estilo Valentino. Los Estudios buscaban caras nuevas, pero su suerte cambio cuando se encontró con una directora de reparto que se interesó por él, en más de un aspecto. Nan Collins, que luego se convertiría en su agente, le aconsejó que se hiciera fotos más naturales olvidándose de modelos a seguir y se hiciera una prueba de cámara con la que acudir a los estudios. También le recomendó cambiar de nombre. Gary el nombre por el que se le conocería a partir de entonces era el lugar de procedencia de Miss Collins.

"Hasta que llegué todos los hombres principales eran guapos, pero por suerte escribieron un montón de historias sobre el chico de al lado."

Gracias a las sugerencias y consejos de su agente, el productor Samuel Goldwyn se fijo en él y le dio un papel en “Flor del desierto” (1926), que se convirtió en la película más taquillera de aquel año. Gary Cooper gustó tanto al público como a los críticos. Entre unas cosas y otras la Paramount que anteriormente le había tanteado, le ofreció un contrato, adelantándose a MGM, para disgusto de los ejecutivos que poco antes lo habían rechazado.

En una foto publicitaria para "El general murió al amanecer" (Paramount, 1936)

Mientras la Paramount no sabía dónde colocarle, Clara Bow estrella del Estudio, le había echado el ojo. La altura de Cooper (1,90 m) y su presencia, no pasaron desapercibidas para la estrella y lo convirtió automáticamente en uno de sus amantes. El estudio le emparejó junto a ella en “It” (1927), convirtiéndose en el “It Boy”. Ella a su vez, se convertiría en la primera amante de muchas. La Bow junto con la mexicana Lupe Velez (durante los primeros años 30) fueron de sus relaciones más sonadas, escandalosas y que más páginas rellenaron en las revistas de cotilleos.

No, no es Lupe Velez. Es Toluca junto a "Coop" en 1932.

A finales de la década de los 20 protagonizó “El Virginiano” (Paramount, 1929), convirtiéndolo en una de las figuras destacadas del primer sonoro. Alcanzado el estrellato, Gary Cooper no pararía de trabajar, encadenando éxito tras éxito, subiendo a la cima y por añadidura aumentando sus exigencias. La sencillez empezó a brillar por su ausencia y la dejó para sus personajes.

Duelo de titanes: Cooper vs. Sternberg.
En medio, La Dietrich a lo suyo.

En 1930, coincidiría con Marlene Dietrich, recién llegada a Hollywood. Trabajaría con ella en “Marruecos” (Paramount, 1930) y ante el éxito de la misma, la Paramount le ofreció reunirse de nuevo con ella en “Fatalidad” (Paramount, 1931), a lo que él se negó. Cooper dejó bien claro que jamás volvería a trabajar con ella, pero se refería más bien al director Josef von Sternberg con el que no hizo muy buenas migas, dado que este centró toda su atención en Dietrich. En los primeros copiones de la película, Dietrich encabezaba el reparto. Una vez que lo vio Cooper, exigió que se le colocara a él en primer lugar. Alegó que ella era una total desconocida en EEUU y él una estrella. Tenía razón después de todo, porque la responsabilidad de que la película funcionara dependía sobre todo de su tirón en taquilla.

"El comprensiblemente popular Gary Cooper, que actúa peor que cualquier actor del que podamos acordarnos, nunca ha estado tan acertado, y nunca ha demostrado ser un intérprete tan experto como en Marruecos."
(Richard Watt Jr., en el New York Herald Tribune)

Para disgusto de muchos biógrafos, a los que les gusta alimentar mitos, su encuentro en esta película no terminó en romance, como reconoció la propia Dietrich y confirmó su hija María Riva más tarde. Durante el rodaje de “Marruecos”, Gary Cooper estaba totalmente “vampirizado” por Lupe, que no le dejaba ni un momento de respiro. ¡¡Vamos, una lapa!!

¡¡Milagro de la fotogenia!!

Después de unos años ininterrumpidos de trabajo, Cooper se toma unas vacaciones (porque él lo vale) y pone rumbo a Europa. Su romance con Lupe Velez había acabado gracias a la intervención de su madre. ¡Oh, las madres! que ven la paja en ojo ajeno…

Durante su estancia en Europa, conoce a Dorothy di Frasso, una ricachona americana casada con un conde italiano venido a menos y convive con ellos en Villa Madama en Roma. Con Di Frasso mantiene una provechosa relación amorosa, que le aporta refinamiento en los modales y en el vestir, gracias sobre todo al dinero de ella, porque entre otras cualidades de Cooper se encontraba su tacañería. La tosca roca volvería a Hollywood convertido en una piedra preciosa.

Cooper tras su estancia en Europa y su encuentro con Di Frasso.

La Paramount harta de reclamar su vuelta a Hollywood, Cooper se lo está pasando muy bien con los Di Frasso (con el marido mirando hacia otro lado) y los actos sociales donde se les invitaba, le amenaza con su último descubrimiento: ¡un nuevo Gary Cooper! El susodicho en cuestión no es ni más ni menos que Cary Grant, prácticamente un recién llegado, estrella en auge y devorado vivo por Mae West nada más poner un pie en Paramount. Notemos la malicia de los publicistas de Paramount que utilizan las iníciales invertidas de Gary Cooper para presentar a Archibald Alexander Leach.

"No sé una maldita cosa acerca de cómo vestir. Yo solo confío en el momento y mantengo mis zapatos limpios."

Una curiosidad: Von Sternberg no siempre tuvo problemas con los actores con los que trabajaba. El característico peinado de Cary Grant, fue “obra” de Sternberg y Grant lo mantuvo durante toda su carrera.

"Ningún interprete alcanza la fama sólo por su talento.
A los actores los moldean fuerzas ajenas a ellos."

La “Mula de Montana” como se le apodó en Hollywood debido a sus cualidades sexuales, Tallulah Bankhead comentó que estaba deseando rodar en Hollywood solo por irse a la cama con él, tuvo una larga lista de amantes, principalmente sus coestrellas, pero no le hacía ascos a nadie. Revisando su filmografía nos quedamos sin palabras… A la hora de airear sus affaires, Cooper no brilló por su discreción cuando se refería a alguna de ellas. Ellas en cambio, siempre tuvieron palabras “amables” para con él.

"Grace Kelly era muy guapa. A los hombres podía parecerles fría como un pez, pero sólo hasta que se bajaba las bragas."

"Si le veía con una muchacha arrastrando los pies, con aire tímido,
me decía ¡vaya, la serpiente ataca de nuevo!..."
(Howard Hawks)

En especial tuvo una intensa relación con Patricia Neal desde que trabajaron juntos en “El Manantial” (Warner, 1949) a la que llevaba 25 años de diferencia, aborto de por medio y que hizo tambalear los “precarios” cimientos de su matrimonio con Veronica Cooper, con la que estaba casado desde 1933 y a la que conoció en casa de Dolores del Rio y Cedric Gibbons. La Sra. Cooper era bastante liberal con los escarceos amorosos de Gary mientras estos fueran discretos y no la pusieran demasiado en evidencia. A Cooper que le gustaba la caza, debería haber visto que la mejor pieza se encontraba en su casa…

"La mujer ideal es la que se queda en casa construyendo un hogar para su marido. Cuando Verónica Balfe y yo nos casemos, espero que ella abandone su carrera en el cine."

En cuanto a su vida social, Cooper la centró en cenas con amigos de la industria y principalmente en actividades al aire libre y los deportes. Nunca abandonó su afición al dibujo y al arte, esto último acrecentado por las enseñanzas impartidas por la Di Frasso en sus visitas a los Museos durante su estancia en Europa.

"La vida me ha dado muchas cosas buenas, quizá demasiadas.
Fama, éxito, dinero y, claro, amor. Mucho amor."

En cuanto a sus amoríos, sean con mujeres y por lo que se ve algún hombre, es un tema que no me preocupa demasiado y más viendo a Cooper en todo su esplendor. Además la bisexualidad era moneda común en el Hollywood de los años 30. Solo basta ver el estilo de las fotografías que le hizo el reconocido fotógrafo gay Cecil Beaton.

"En Hollywood casi todos los actores somos bisexuales, vivimos en un mundo de magia, luces, glamour y apadrinamientos... Salvo excepciones, todos queremos alcanzar la cima, a cambio de lo que sea... Así es Hollywood y así será siempre."

Fotografiado por Cecil Beaton en 1931.

Mantuvo una ambigua amistad (de años) con el actor homosexual Anderson Lawler, con el que parece convivio por un tiempo y del que su madre no dijo ni mu y frecuentó junto al bisexual Howard Hughes la casa de Cary Grant y Randolph Scott. Esto no quita para que añadiera más conquistas femeninas a su currículo o que frecuentase junto a  George Raft durante el rodaje de “Almas en el mar” (Paramount, 1937), el camerino de Marlene Dietrich, quien celebraba “pequeñas reuniones” junto a Mae West.


"Almas en el mar" (Paramount, 1937)

Durante la Segunda Guerra Mundial, Cooper no sirvió en ejercito alguno (algunas fuentes lo indican erróneamente) debido a su edad y problemas de salud (lesiones principalmente debidas a sus años como extra), pero se involucró entreteniendo a las tropas.

"Gary Cooper no era ni inteligente ni cultivado. Al igual que los otros actores, fue elegido por su físico, que, después de todo, era más importante que un cerebro activo."
(Marlene Dietrich)

Lo que si me preocupa o más bien me decepciona un poco, es que fuese miembro de la asociación anticomunista de actores durante el proceso de la famosa Caza de Brujas. Aunque tenía ideas conservadoras, evitó delatar a compañeros, pero el mal ya estaba hecho. Una figura que representaba de alguna manera al americano ideal, acudiendo a los interrogatorios, hacía flaco favor a los perseguidos durante el proceso, más si cabe pronunciando discursos patrióticos.

Cooper en "El forastero" (Goldwyn, 1940)

"No he leído a Marx, ni algo especifico sobre comunismo. En realidad trabajo mucho y leo muy pocas cosas, como no sean guiones de películas. Pero por lo que sé del tema, el comunismo no me gusta."

Llegados a este punto he de confesar que Gary Cooper no me interesa mucho en sus papeles de vaquero, pues el Western no es un género que me apasione, más bien nada. Le prefiero en las comedias sofisticadas de los 30, aunque muchos críticos, no le veían para nada capacitado para ellas. Si ya le comparo con Cary Grant, un actor para mí mucho mejor y con películas más interesantes, la balanza se inclina hacía este último.

Junto a Marlene Dietrich en "Deseo" (Paramount, 1936)
Él en todo su apogeo, ella a punto de convertirse en Veneno para la taquilla.

Como no quiero alargar mi lista de preferencias con respecto a Gary Cooper, me limitaré a las películas que suelo ver con mayor frecuencia. Posiblemente olvidando grandes títulos que ahora no me vienen a la cabeza.

A Cooper, me encanta verle en: “Marruecos” (Paramount, 1930); “Una mujer para dos” (Paramount, 1933), cómo no, de Ernst Lubitsch; “Ahora y siempre” (Paramount, 1934) junto a Carole Lombard y Shirley Temple; “Deseo” (Paramount, 1936) dirigida por Frank Borzage bajo la atenta mirada de Lubistsch. De nuevo con Marlene Dietrich y ahora sí, con romance incluido; “La octava mujer de Barba Azul” (Paramount, 1938) otra vez Lubitsch. ¿Parece que me gusta mucho Lubitsch, verdad?

Aunque el título indique lo contrario,
en la realidad Cooper solo se casó una vez. 
Ya entrados los años 40 no puedo dejar pasar la oportunidad de volver a verle en: “Policía montada del Canadá” (Paramount, 1940) de otro de mis directores favoritos, Cecil B. DeMille; “Bola de fuego” (RKO, 1941) de Howard Haws; “Los Inconquistables” (Paramount, 1947) de DeMille, película  que me trae recuerdos de tardes de sábado de mi niñez delante de la tv y en la que me dejé deslumbrar momentáneamente por Paulette Goddard.

¡¡Muy bien, señor DeMille, estoy listo para mi primer plano!!

Cooper en los años 50.

Acercándome al final de su trayectoria: “Llegaron a Cordura” (1959) que aunque es un western la veo solo por él y claro, por Rita Hayworth. Esto resume bastante bien mis preferencias con respecto a Cooper.

"Cuando era más joven sólo pensaba en ser más importante, conseguir mejores papeles y conocer a mujeres hermosas y atractivas."

"El consenso general parece ser que no actúo en absoluto."

Independientemente de su ideología política y sus asuntos de cama, Cooper pese a sus limitaciones, pasó de ser una gran estrella a un más que aceptable actor. A finales de los años 30 era la estrella masculina mejor pagada y a lo largo de su carrera, primero con Paramount y luego de forma independiente trabajó con lo mejorcito de Hollywood. Es verdad que sus problemas de salud (lesiones, ulceras, operaciones) y su adicción al tabaco le pasaron factura, en especial a su imagen, echándole años de más, como se puede comprobar en sus películas comprendidas entre los años 50 y 60.

Acumuló tres Oscars, uno de ellos por toda su carrera, poco antes de que terminara sus días víctima de un cáncer en 1961.

Con todo, su química con la cámara fue indiscutible.

Venenosos salu2 desde Crystal Lake.
Todas las fotos colección del autor.

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