Independientemente de otras
cinematografías, no tengo ninguna duda en afirmar que el cine norteamericano reinó
en el arte de crear sueños, aunque estos se nutrieron en gran parte de
personalidades foráneas (directores, guionistas, actores…) que imprimieron su
estilo en una época, los años 30 y 40 (la de su mayor esplendor), cuando
dominaba el Star System.
La reina del Art Deco. |
No solo me atraen las
películas de dicho período, sino también esas maravillosas fotografías
realizadas por grandes fotógrafos (muchas veces anónimos), que veían la luz gracias
a la labor de los departamentos de publicidad de los diferentes estudios que
dominaban Hollywood.
No me imagino lo que me
hubiese perdido de no haber visto, hace casi 30 años, una simple foto de
Marlene Dietrich y todo lo que descubriría, cual efecto dominó, a partir de
entonces.
Si bien mi afición al cine se
la debo a mis padres, un semi-aislamiento voluntario más una cabeza que vivía
más intensamente los sueños que la realidad, hicieron que encontrara en el cine
(principalmente el clásico) mi mejor aliado. Una vez se abrió la Caja de
Pandora, ya no hubo manera de cerrarla y el abanico de posibilidades que se
desplegó ante mí, se descubrió inmenso.
Así empecé, cuando mi economía
me lo permitía, a coleccionar películas, fotografías y libros. No es que a día
de hoy mi “colección” sea para tirar cohetes, pero creo que no es nada
desdeñable y está especialmente escogida.
Con motivo de mi 20 cumpleaños
recibí entre otras cosas, algo de dinero, que yo invertí (otros no se en que lo
harían) en un libro al que ya le había echado el ojo unas semanas antes en la
Cuesta de Moyano, titulado “Leading Ladies”.
Dolores en todo su esplendor. |
El libro es un claro ejemplo
de cómo el poder de fascinación de sus fotografías seguía vigente. Abrió a mis
ojos a muchas estrellas y en él, descubriría a Dolores del Rio.
Quizás a Del Rio ya la conocía
de antes. Como he dicho, en casa éramos muy aficionados al cine y posiblemente
ya habría visto las películas mexicanas de “El Indio” Fernández, como: “María
Candelaría” (1943) o “Bugambilia” (1944), pero hasta que no vi a Dolores en la
foto del libro que ilustraba su entrada, concretamente en “In Caliente” (1935),
título por lo demás sugestivo, no había reparado en ella más allá de su faceta
de actriz.
Dolores en la foto que captó mi atención. "In Caliente" (Warner Bros, 1935) |
A mí en especial me interesa
más la Dolores del Rio estrella de Hollywood porque su carrera allí es, relativamente,
la más desconocida por mí. Excepto por alguna película muda y algunas de
décadas posteriores son difíciles de ver o encontrar en dvd. Por ejemplo:
“Volando a Río” (1933) protagonizada por ella, es conocida hoy en día por ser
la primera película en la que aparecen como pareja Fred Astaire y Ginger
Rogers.
Pensar que una fotografía de
estudio conserve esa magia es algo único e irrepetible de una época en la que
se cuidaban hasta los más mínimos detalles.
Por avatares del destino, Dolores,
de familia aristocrática, no tenía la necesidad de actuar en el cine, pues su
posición la permitía vivir cómodamente.
Llegó a Hollywood a principios de los
años 20 junto a su primer marido Jaime Martínez del Rio, después de viajar por
toda Europa.
Aceptó el ofrecimiento que tiempo atrás le hiciese en su tierra natal
el productor y director Edwin Carewe (algo así como el Stiller de Garbo y el
Von Sternberg de Marlene), que impresionado con ella le ofrece un pequeño
papel. Dolores accede a intervenir en la película, más como una pequeña broma
que como el inicio de un futuro profesional.
En "The Trail of 98" (MGM, 1928) |
“Joanna” (1925) sería el
comienzo de una carrera que se prolongó en Hollywood hasta los años 40, cuando
regresó a México.
Hollywood siempre ávida de
exotismo la “vendió” en sus inicios en el cine mudo, como una especie de
Valentino en su versión femenina. Pese a que le disgustó pasar al cine sonoro,
se desenvuelve bien y en 1930, en la cima de su fama se casa con el director
artístico de la Metro, Cedric Gibbons.
"Madame Du Barry" (Warner Bros, 1934) |
Gibbons es prácticamente el
responsable de la consolidación de Dolores como estrella en Hollywood. Del Rio,
abandona el rol de estrella exótica para convertirse en una de las grandes
princesas de Hollywood. En el tiempo que duró su matrimonio, por su casa Art
Deco construida por Gibbons a capricho de Dolores, pasará lo más granado del
mundo del cine.
Acompañada de Marlene Dietrich, Lili Damita y Errol Flynn. |
Considerada en su tiempo “la segunda
mujer más bella de Hollywood” (la primera era Garbo según la revista Photoplay),
se convertiría tras su paso por RKO, en la respuesta de Warner a la Garbo en Metro
y a Dietrich en Paramount. Dolores, interesada en la moda y las artes, fue
precursora de un nuevo tipo de belleza que incluso influyó en una gran diva
como Joan Crawford.
Garbo, Dietrich y Del Rio, las divas de los 30. |
Era tal su impacto, que cuando
el productor David O. Selznick preparaba una película para Dolores, le comentó al
director King Vidor: "No me importa que historia utilices, pero al final,
Del Río debe de ser arrojada al interior de un volcán". La película era
“Ave del Paraíso” (1932).
Por aquella época los estudios tenían el
tiempo y el dinero necesario para hallar estrellas y pulirlas a su antojo, contaban
con una serie de artistas dedicados a diseñar imágenes sofisticadas o
simplemente atractivas para el público. La personalidad, el carisma y la
belleza de estrellas como Dolores del Río, Lombard, Dietrich o Crawford, crearon
estilos que serían copiados por millones de mujeres.
A finales de los años 30 su
carrera empieza a declinar y ni siquiera su marido Cedric Gibbons, hombre clave
en Metro, puede hacer nada por ella en unos estudios donde ya contaban con
grandes estrellas femeninas como Garbo, Harlow, Crawford, Shearer y no estaban
a favor del lucimiento de estrellas raciales. No solo Dolores fue víctima de
este tipo de “política”, peor lo tuvo Anna May Wong.
Dolores y Anna May Wong, marcando la diferencia. |
Si bien el glamour no
desaparece en la época siguiente, sí pierde sus rasgos más característicos y como
muchas estrellas, debido a sus grandes salarios y poco impacto en el público, es
declarada “veneno para la taquilla”, ya que no encajan en el perfil de estrella
comercial que se impondrá en los años 40.
Después de verse relegada a
películas mediocres, verse afectada por la “caza de brujas” hacia los supuestos
comunistas del cine y su tumultuoso romance con Orson Welles, Dolores toma la
decisión de regresar a México y comenzar una nueva etapa, que en propias
palabras de la actriz, definiría así:
“Quería dejar de ser estrella
y convertirme en actriz y eso sólo lo podría hacer en México.”
Es posible que se convirtiera
en actriz, pero sigo prefiriéndola en su etapa en Hollywood. Para mí su imagen en
los años 30 es más poderosa.
Ya he dicho que vivo más para los
sueños que para la realidad.
Venenosos salu2 desde Crystal
Lake.
Todas las fotografías de mi
colección.
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