viernes, 14 de noviembre de 2014

DAVID JASON: EL ORIGEN

Un 9 de noviembre de 1914, nacía en Viena Hedy Lamarr. El mismo día en Madrid, 56 años después, lo hacía un servidor, aka David Jason. Madrid, un lugar interesante pero menos atractivo que Crystal Lake.

Welcome to Crystal Lake

Con pocos días de edad y a bordo de un seiscientos me trasladaron a Mérida, ciudad de la que nada recuerdo. De lo único que me acuerdo es de unas navidades en las que los Reyes Magos me trajeron un Geyperman barbudo con su helicóptero, al cual dando a un botoncito le hacías mover las hélices. De aquí  parten mis primeros fetiches: el Citroën 2cv, los pingüinos y Winnie the Pooh.

En un santiamén pasaba de los juegos bélicos a ser tan dulce como la miel...

Unos pocos años después, conservando un acento extremeño, nos fuimos a Cataluña. Me acuerdo del sitio en el que vivíamos, las Tres Carabelas, nosotros estábamos en la Santa María (las santas siempre me han acompañado), la bodega, las fiestas de San Juan y una tormenta de granizo que me dejó bastante parecido al Vengador Tóxico. Recuerdo también un poster de la película “Grease”, al que mi hermana con unos rotuladores, repasó los labios de Olivia Newton-John y los ojitos a John Travolta.

Una granizada me convirtió en un niño tóxico.

Básicamente la época de Esparraguera, que así se llama el lugar exacto donde vivíamos, sería la etapa del descubrimiento de la Ciencia Ficción con una de mis series favoritas de los 70´s: “Espacio 1999” o “Cosmos 1999” según el doblaje.

Primera toma de contacto con los monstruos espaciales y la Ciencia Ficción de cartón piedra.

Base lunar Alfa… Allí aparecían el comandante John Koenig, la doctora Helena Russell, la metamorfa Maya y multitud de monstruos de las más variopintas formas y colores. Koenig es el alter ego que utilizo en mi cuenta de Instagram por si no lo sabéis.
¡¡Que aventuras!! Gracias a que ahora tenemos el dvd puedo revivirlas cuando quiera.

Los cojines en la cara, algo recurrente en mi afición por el horror.

Descubriría también las películas de monstruos gigantescos (ahora conocidas como Monsters Movies), el terror de la Hammer y los cojines en la cara, a Paul Naschy y a las estrellas del cine de entonces como: Agata Lys o María Kosty entre otras muchas.

¡¡Que guapa mamá!! Frase estrella del pequeño Davidjason.
Solo me interesaba por exigencias del guión...

Mi afición por la naturaleza (como la de todo el mundo) comenzaría con los documentales de Félix Rodríguez de la Fuente. “El Hombre y la Tierra” y sus cuadernos de campo, marcan mi fijación por los animales con cuernos como: el Muflón y la Cabra Montesa.

Rodríguez de la Fuente y mi afición por los cuernos...

Haciendo mío el refrán: “Le gusta más que a un tonto un lápiz” me pasaba horas dibujando en álbumes de dibujo todo lo que había visto en los documentales.

Los mencionados cuadernos de campo, me los traía mi padre del kiosco junto con tebeos de Tarzán, Batman (que ahora valdrían un dineral) y unos tomitos del gato Pumby, que aún conservo.

El gato Pumby todo un "destroyer".
Ocultaba más de lo que se intuía a simple vista...

Antes de que apareciese Indiana Jones en la cultura popular, yo ya corría innumerables aventuras por mundos misteriosos, emulando lo que veía en la tv o en los tebeos de Pumby, soñando tanto despierto como dormido, acompañado de mi inseparable pingüino rojo, que me acompañó en la cama desde mis tiempos en Mérida, hasta la friolera edad de 12 años.

El Citroën 2 CV, el coche oficial de Crystal Lake!!

Cuando ya era una especie de marciano, además con acento catalán, porque lo de ser friki todavía no se estilaba, obsesionado con los muflones, la ciencia ficción, los 2cv, los monstruos y todo lo demás, aterrizamos en Madrid…

Una tarde de sábado no sería lo mismo sin Harryhausen.

Correremos un tupido velo sobre los últimos 70´s y primeros 80´s, ya que no hay nada memorable que contar si exceptuamos mi afición por los “Clicks de Famobil” (ahora conocidos como Playmobil a secas) y las Barbies de mi hermana pequeña, para quedarnos en la mitad de la década, cuando mis ojos de infante se toparon frente al televisor con Rita Hayworth.

De la noche a la mañana pasé de jugar con  Clicks  a coleccionar Barbies.

Ya he repetido en muchas ocasiones, que solo había dos canales de televisión, por lo que teníamos la suerte de ver cosas muchísimo más interesantes que ahora.
¡¡Como echo de menos el UHF!!

La Hayworth me introdujo en el mundo del cine clásico, pero fue Marlene Dietrich la que cimentó y culminó mi gran afición por él. ¡¡Casi 30 años coleccionándola dan prueba de ello!!

La aparición de Rita, marca el comienzo de mi adolescencia, mi ingreso en la Escuela de Artes Aplicadas, la aparición de Carmen Munster, mi gusto por The Cure, el descubrimiento de otros mundos (tanto artísticos como intelectuales), la ciudad de noche, la Bola de Cristal, etc… Años de enriquecimiento, cuando me relacionaba y compartía impresiones con gente que me sacaba como mínimo 10 años de edad.

Hayworth y Dietrich. El Glamour llegó a Crystal Lake!!

¿En qué otro lugar podías codearte con una señora mayor, una punki, gente de otros países, un marinero o una monja entre otras muchas peculiares personas? Aquella época la recuerdo como una especie de Fama (la serie de tv), pero sin música y sin baile.

Hace relativamente pocos años me volví a encontrar a un profesor de dibujo artístico de mis tiempos en la escuela y le comentó a María Escolopendra Venenossa: “era muy distante”.
¡¡El mejor cumplido que le podía hacer a mi ego!!

¡El tamaño no importa!

Con la Srta. Munster conocí a los fotógrafos Joel Peter Witkin y Robert Mapplethorpe y eso para un chico que hasta hacía bien poco se entretenía con recortables de su propia creación, inventando su propio periódico, comics o diseñando carteles de cine, es un paso de gigante...

A estas alturas si antes era un marciano, ahora era un extraterrestre cuando (en las pocas veces que lo hacía) me relacionaba con gente de mi edad.

Joel Peter Witkin y Mapplethorpe. El bizarrismo se apodera de mí.

Siguiendo el curso de la historia, me dio por el mundo de la Moda en los 90´s. Como la moda es efímera y banal mi “enamoramiento” fue breve. Tan breve que no le dedicaré más líneas.

La mitad de los 90´s, fueron el año de la Ilustración en muchos sentidos…

Es la época en la que hizo su primera aparición Escolopendra Venenossa. Me aficioné a los Pokemón y empecé a estudiar Ilustración en la Escuela de Arte. Seguidamente me dediqué a ello profesionalmente, para descubrir junto al artista con el que trabajaba, que la mejor enseñanza es tener un buen maestro.

Las puertas de Crystal Lake están abiertas para todos.

Como toda gran figura del cine clásico en un gran estudio, tuve mis años de esplendor y mis años de decadencia, trabajando en una empresa en la que me dedicaba al Diseño Gráfico y lo que más hacía era ver porno…

En esos años aprendí a no dejarme mangonear, aunque ya venía resabiado y me llevo buenos amigos, en especial a mí (nuestra) querida e idolatrada Bamba Negra.

O cómo compaginar a Winnie the Pooh con Jenna Jameson.

Una vez que me alejé del inframundo (como lo llamaban algunos) y de compartir mis días con gente que no merecía la pena, vi la luz dedicándome a lo que más me gustaba: los animales.

Comencé como Auxiliar Veterinario y terminé como Peluquero Canino. Aprendí mucho y añadí nuevos amigos.

Después pase por un pequeño bache del que salí principalmente gracias a mi perro Frankie y a la paciencia infinita de Escolopendra Venenossa, comprendiendo que lo mejor que podía hacer era, cual camaleón, adaptarme a mi nuevo horizonte profesional…

Tantas patas tiene Escolopendra, como mundos hay en Crystal Lake.

Como me apunta ella con su peculiar humor: “has pasado de la lujuria a la usura”.
¡¡Buen título para una biografía!!

Y aquí estoy, escribiendo estas líneas sabiendo que Escolopendra Venenossa, que no se ha separado de mi en estos últimos 20 años, estará protegiéndome con sus afiladas forcípulas venenosas.


Venenos salu2 desde Crystal Lake!!

1 comentario:

  1. ¡Genia¡ Me ha encantado ,digno hijo de tus padres,aunque muchas veces se escapan muchas cosas ;y tenemos que ponernos nuestra peculiar armadura igual que la tortuga,para no sufrir algún golpe que otro,de todos modos a veces es mejor desembarazarse de ella .Por mi parte la he tenido puesta mucho tiempo,es ahora cuando ya casi no me hace falta y se me cae el yelmo ,después otra pieza y así poco a poco me sensibilizo con los demás y comprendo muchas cosas .Siempre hay tiempo para seguir aprendiendo.Espero que no sea demasiado rollo ,y puedas entender .Al buen entendedor con pocas palabras le bastan.,Me alegra saber que tienes una magnífica ayuda con Escolopendra en esos momentos de bajón,un 10 para ella .Un saludo afectuoso

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