Esperpento
De or. inc.
1. m. Persona, cosa o situación grotescas o estrafalarias.
2. m. Concepción literaria creada por Ramón M.ª del Valle-Inclán hacia 1920, en la que se deforma la realidad acentuando sus rasgos grotescos.
De or. inc.
1. m. Persona, cosa o situación grotescas o estrafalarias.
2. m. Concepción literaria creada por Ramón M.ª del Valle-Inclán hacia 1920, en la que se deforma la realidad acentuando sus rasgos grotescos.
Valle-Inclán, el inventor del esperpento. |
Erróneamente siempre he
pensado que mis molestias de estómago, que me producían ardor y reflujo
gastroesofágico, tenían que ver con la hernia de hiato que me diagnosticaron
hace años, pero he llegado a deducir que todo se debe a que ciertos personajes,
como diría el cómico Joaquín Reyes, me resultan estomagantes. ¡Tendré que verificarlo
la próxima vez que visite a mi médico!
¡Lo que no mata, te hace más fuerte! |
Al haber nacido bajo el
influjo de Marte y Plutón, tan pronto coloco a alguien en un pedestal como lo
derribo con la misma intensidad con que lo había alzado. A veces puedo parecer
voluble como el agua, porque en muchas ocasiones lo reconstruyo, después de
todo mi naturaleza escorpiana simboliza la destrucción y el renacimiento pero para
el sujeto de mi ojeriza, no hay marcha atrás si verbalizo mis opiniones. ¡Esto
es lo que ha sucedido con Torrebruna y Dinarama!
Tan descriptivo nombre
artístico no procede de mi imaginación, sino de una crítica que leí en una
revista musical de los años 80, cuyo nombre no recuerdo para mi desgracia.
Nunca podré agradecer lo suficiente al autor del artículo el juego que este
apelativo me proporciona. Aclaro que no conservé la reseña porque en aquella
época era muy fan y me indigné (¡maldito pedestal!) y ahora me arrepiento. Como
se supone que todo está en la red lo sigo buscando pero es como intentar
encontrar una aguja en un pajar.
Mari Bárbola, la enana de Las Meninas. (Velázquez, 1656) |
El caso es que ambas
Factories tienen en común, por lo menos una y por añadidura su fundador, que
están sobrevaloradas y que parecen recién salidas de la moralizante y satírica
obra El Jardín de las Delicias del pintor neerlandés El Bosco. Aun así, la
cuestión de lo que se crean ellos y su camarilla no es suya, el problema lo
tienen sus fans que les siguen en las redes sociales. También es mío por no
relativizar y evitar hacerme mala sangre, pero es inevitable no hacerlo cuando
te bombardean por todas partes. ¡Abres una lata de espárragos y te salta uno a
la cara!
¿Un electroduende? No, un personaje de El Bosco. |
¡Reivindiquemos el producto autóctono! |
¡Guapa! ¡Brillante!
¡Eres un artista! ¡Me encantas como persona! ¡Eres como de mi familia! ¡Eres mi
modelo a seguir!
Como he dicho la
hipocresía (y el peloteo) gana la batalla a la honestidad. Cuando moneo para
echarme unas risas paso la tarde leyendo los comentarios que ponen en las
publicaciones. Por poner un ejemplo: es como si yo le dijese a Diana, la
Comandante suprema de los Visitantes, de la serie de los 80 V, que está
bellísima en su versión lagarta. Lo primero que haría si eso me pasase es ir
corriendo al oculista a graduarme de nuevo la vista. Eso es lo que parece que
no hacen los que siguen a alguna “insigne” actriz. ¡Poca gente veo yo con gafas
por la calle!
Los espejos no mienten: ¡tú lo que eres es un fantasmón! |
Los medios están plagados de callos malayos y aberronchos que con semejante cúmulo de parabienes deben tener el ego y la autoestima muy altos. Les recomiendo que hagan un Acto de contrición y que acudan raudamente a comprase un espejo. Recomendación de la que hago participe a personas no famosas. Además hay que ser solidario con los fabricantes de espejos que han visto disminuidas las ventas. ¡Los vampiros no son los únicos que huyen de ellos!
¡MasterChef sí, pero muy de barrio! |
Pintar pintar pinta sin paraaar, mojar extender y vuelta a empezar... |
Mamá, quiero ser artista, ¡Oh! mamá, ser protagonista... |
Las figuras del Museo de Cera de Madrid deslumbrando desde 1972. |
Nota: cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.