Gánster
Del Ingl. gansgter.
1. m. y f. Miembro de una
banda organizada de malhechores que actúa en las grandes ciudades.
“No siempre hace falta el
impacto de una bala para convencer a un hombre de que ha arruinado su vida.”
La primera vez
que escuché el nombre de George Raft se lo oí a mi padre. Estaban pasando por
televisión La vuelta al mundo en 80 días (Around the World in 80 days, 1956),
una producción dirigida por Michael Anderson y producida por Michael Todd (futuro
tercer marido de Elizabeth Taylor) plagada de estrellas en pequeños cameos. Mi interés
(en ese momento) por la película se centraba exclusivamente en el segmento del
Oeste, donde aparecía Marlene Dietrich como chica del saloon de San Francisco en
la que compartía secuencia con un amigo de los viejos tiempos y en el momento que
este aparece, mi padre mencionó su nombre: George Raft.
Ya he contado en alguna
ocasión que mi padre era dado a citar a algunas estrellas con fastidio
(comprendí pronto cuáles no eran de su agrado), pero cuando nombró a Raft reconocí
que lo hizo con verdadero entusiasmo. Nunca sabré realmente su opinión sobre
este actor, pero intuyo que le gustaba. Décadas después puedo decir que George
Raft es uno de mis actores favoritos.
“No creo que nadie
venga a ver solo a George Raft en ninguna película."
Como es habitual con muchas
estrellas de su generación, George Raft es un gran olvidado, eclipsado por actores
y actrices que perduran en la memoria colectiva sólo porque sus rostros son reproducidos
una y otra vez en tazas de café o cualquier objeto
de merchandising indigno de su categoría estelar. A George Raft no se le
recuerda por ninguna película y menos por una cita como: “…a Dios pongo por
testigo que jamás volveré a pasar hambre.” “Tócala una vez, Sam. Por los viejos
tiempos.” Pero, ¿a quién le gustaría serlo por un par de frases recordadas por
la inmensa mayoría?, una mayoría que se ha quedado sólo con la punta del
iceberg de lo que fue el Hollywood dorado, limitándose a repetir como papagayos
sin conocimiento los mismos títulos de los archiconocidos clásicos (El
acorazado Potemkin, Metrópolis, Ciudadano Kane, Casablanca, Desayuno con
diamantes…) que probablemente ni siquiera hayan visto tampoco, en detrimento de
verdaderas joyas que permanecen escondidas para la mayoría, salvo para
reconocidos directores o cantantes que directamente las plagian para sus propios
films o vídeos musicales. Teniendo en cuenta el panorama (cultural) actual, ya
ni por citas o películas se les recordarán. Las nuevas generaciones están más
interesadas en las idioteces de personajes de medio pelo e influencers.
Cuánta razón tenía
Gloria Swanson cuando en El crepúsculo de los dioses (Sunset Boulevard, 1950)
decía: “¡Teníamos caras!" Le faltó decir: ¡Y personalidad!
George Raft era toda
una personalidad y de eso no tengo duda alguna gracias, como siempre, a mi fiel
Escolopendra Venenossa. Atraída por el ambiente del hampa (mundo relacionado
con nuestro amigo), se ha leído el libro George Raft: El hombre que sería Bogart*
(que tenía “aparcado” dado mi pésimo inglés) y ha tenido la amabilidad de contarme
los detalles más interesantes de tan singular estrella.
De ascendencia alemana
e italiana, Raft nació el 26 de septiembre de 1901 en Hell’s Kitchen (Cocina
del Infierno), barrio marginal también conocido como Clinton, situado en el
West Side de Midtown Manhattan, New York. La relación con su padre, Conrad
Ranft, nunca fue buena: su aspecto más italiano que alemán no le hacía mucha
gracia, no veía con muy buenos ojos el camino que tomaba su hijo y para
empeorar las cosas se disgustó cuando cambió su verdadero apellido (Ranft) por
el que se le conoce. Mientras que él consideraba a su padre un hombre insignificante
y poco ambicioso.
“Ningún chico de mi
calle quería ser presidente. Solo querían ser duros. Y lo eran.”
George abandonó pronto
el colegio y a los 13 años se marchó de casa. Pandillero, aficionado a los
pequeños hurtos, también trabajó como aprendiz de electricista, recogiendo
cerezas, tonteó con el boxeo profesional y jugó al beisbol en ligas menores,
pero su bateo era pobre y pronto fue descartado. Buscando el dinero fácil y
aficionado al baile gracias a su madre, frecuenta los Taxi Dancer, locales en
los que se contrataban bailarines para bailar con los clientes y donde le
resultaba más fácil robar. En estos lugares, en ocasiones en las zonas más sórdidas
de la ciudad, es donde aprende a bailar y comienza a realizar bailes de
exhibición, ganando alguna competición de Charlestón. De aquí parte el rumor
que le persiguió de por vida (que él siempre negó) que fue también gigoló.
Posteriormente comenzó
a trabajar en clubs nocturnos regentados por mafiosos, para los que pronto
empieza a hacer trabajos como vigilante para avisar si había alguna redada y
recadero. Durante este tiempo, Raft se hizo amigo de varios mafiosos y ejerciendo
de chófer ocasional en las entregas de mercancías ilegales, desarrollará una
gran habilidad conduciendo, lo que le sería de gran utilidad siendo una gran
estrella en algunas de sus películas.
“Era duro y engreído
porque llevaba un arma en el bolsillo y trabajaba para el jefe de la banda de
Nueva York.”
A raíz de uno de sus “trabajos”
para los hampones, en el que básicamente se dedica a recoger las ganancias de un
inversor de espectáculos de Vodevil que era un gánster, toma contacto con ese mundo.
Es por esta época, a mediados de los años 20, cuando conoce a Mae West, convirtiéndose
en amantes ocasionales desde entonces.
Picado por el gusanillo
del mundo del Vodevil, aprovecha sus dotes para el baile y empieza a hacerlo en
diferentes clubs de New York (muchos de ellos clandestinos), para posteriormente
salir de gira y popularizar el tango en Paris, Viena, Roma y Londres, donde
triunfó en 1926. La revista Variety en septiembre de ese mismo año hablaba
sobre la reputación de Raft como: "el mejor bailarín de Charleston en Nueva
York".
George Raft llegó a convertirse
en parte del elenco habitual del extravagante club de Texas Guinan (una
vedette, actriz y empresaria de clubs nocturnos). Su éxito le llevó a Broadway,
donde trabajaría como bailarín, pero su amigo, el mafioso Owney Madden, opinaba
que debería estar haciendo películas y le recomienda a sus conocidos de Hollywood.
Raft, buscando el dinero fácil, se decide a intentarlo trasladándose allí en
1927. Sin éxito al principio, sigue bailando en clubs para poder pagar las
facturas.
“Esos primeros días en
Hollywood fueron desgarradores.”
En octubre de 1928, Raft
apareció en un espectáculo presentado por Texas Guinan llamado Night Club. Los
Angeles Times dijo de él que: "obtiene un tremendo éxito individual".
Al año siguiente debuta en el cine en la película Queen of the Night Clubs protagonizada
por Guinan, quien insistió en que Raft tuviera un pequeño papel. Curiosamente
hacía de gigoló, aunque finalmente cortaron sus escenas.
A partir de aquí George
siguió con pequeños papeles hasta que le llegó su gran oportunidad acompañando
a (otro gran olvidado) Paul Muni en Scarface (1932). En la película, interpreta
al segundo al mando Guino Rinaldo, quien se enamora de la hermana de Camonte (Ann
Dvorak) y es asesinado por él. La película se convirtió en un éxito y consagró
a Raft como estrella.
Paramount, el estudio caracterizado
por su sofisticación, le contrató después del citado éxito y formó parte de un ramillete
de estrellas tan variadas y carismáticas como: Maurice Chevalier, Gary Cooper,
Marlene Dietrich, William Powell, Kay Francis, Mae West, Claudette Colbert, los
hermanos Marx, Fredric March, Carole Lombard, Miriam Hopkins y Cary Grant,
entre otros.
Su primer papel
protagonista fue en Noche tras noche (Night After Night, 1932) donde interpreta
a un exgángster convertido en el dueño de un club clandestino que se enamora de
una joven de la alta sociedad. Constituyó otro triunfo para él, aunque la
película se recuerde actualmente por ser la primera aparición de Mae West en un
pequeño papel. Si bien Raft quería que el papel lo interpretase Texas Guinan,
ya que se basaba libremente en ella.
Raft mantuvo su estatus
de estrella durante la década de los años 30 y parte de los 40, considerándose
uno de los actores más populares interpretando a gangsters junto a James
Cagney, Edward G. Robinson y posteriormente Bogart. Pese a tener sentimiento de
inferioridad, por su escasa formación académica y su origen humilde, encontró su
lugar en el cine, rechazando papeles para los que él creía no estar capacitado.
Sólo se encontraba más relajado trabajando con directores y actores sólidos con
los que repartía el peso de las películas.
“Nunca he estado
encerrado. Nunca he tomado un trago. Nunca lastimé a nadie, y regalé todo mi
dinero. Entonces, ¿cómo es que obtuve tan mala reputación?”
Durante sus años de
esplendor, era conocido por todos como un hombre educado, caballeroso, generoso
(con todo tipo de gente) y muy buena persona. Tanto Lucille Ball como Marlene
Dietrich tenían buenos recuerdos de su relación con él.
En sus comienzos en el
cine, Lucille recibió su ayuda cuando se la encontró llorando a la entrada del
estudio. Ball esperaba la visita de sus padres y como no había logrado nada durante
su estancia en Hollywood, temía decepcionarlos. Raft al enterarse de esto, le
prestó su coche y dinero para que les recibiese como una gran estrella.
Marlene Dietrich, que
trabajó con George Raft en Manpower (1941), dijo de él: “No puedo olvidarme de
George, mi compañero en la película. Su amabilidad única y adorable desmiente
su apariencia y sus papeles de hombre duro.” Un incidente notable ocurrió entre
ellos mientras rodaban una escena junto a una escalera: Raft nunca golpeó a una
mujer ni en pantalla ni fuera de ella. Era parte de su código personal y exigía
lo mismo en sus películas. La puesta en escena y el montaje hacían parecer que
estaba golpeando a Marlene cuando no era así. Sin embargo, el director Raoul
Walsh estaba seguro que esto no funcionaría: “Me llevó días convencer a George
para que golpease a Marlene.”
Al final, la opinión de
Walsh prevaleció y para horror de todos, Marlene se cayó por las escaleras
siguiendo la dirección de la bofetada y se rompió el tobillo. George se sintió
terriblemente culpable y le envió docenas de flores mientras se recuperaba. Como
curiosidad comentar que George Raft rechazó El Halcón Maltes (The Maltese
Falcon, 1941) por hacer la película junto a Dietrich.
“No puedo actuar.
Simplemente debo ser yo mismo, hacer las cosas que me parecen naturales. Cuando
me encuentre con un director que quiera que actúe, estaré perdido.”
Además de rechazar
grandes películas que podrían haberle proporcionado mayor reconocimiento
(muchas de ellas fueron éxitos para Bogart), otras exigencias del astro eran,
además de negarse a maltratar mujeres, no morir en sus películas y no
interpretar villanos. Raft se negó a aparecer en The Story of Temple Drake
(1933) con Miriam Hopkins, ya que no quería interpretar a un sádico, por lo
cual fue suspendido por el estudio. Él se expresaba de la siguiente manera:
"No es que me importe ser el tipo del lado equivocado de la ley. Pero no
tomaré un papel que sea puro villano. El personaje tiene que tener algún rayo
de calidez o alguna cualidad redentora."
Terminado su contrato
con Paramount recibió una oferta de Warner Bros., para aparecer junto a James
Cagney en Muero cada amanecer (Each Dawn I Die, 1939), un drama carcelario que resultó
ser un gran éxito, gracias a lo cual el estudio le ofreció un contrato a largo
plazo.
“Warner era como
Alcatraz.”
Hasta convertirse en
una estrella independiente, rescindiendo su contrato con Warner en 1942, Raft
siguió con su política de rechazar papeles, lo que le suponía ser suspendido constantemente.
Una de ellas sería el gran clásico Casablanca (1942).
La carrera como actor
independiente inicialmente comenzó bien, hasta que llegó su declive como
estrella a finales de los años 40 protagonizando películas de bajo presupuesto
y de escasa repercusión. Tras pequeños papeles como secundario o simplemente
cameos, en los años 50 Raft frecuenta la televisión, siendo su última aparición
en este medio a principios de los años 70.
“Este no es un buen
lugar [Hollywood] para envejecer. Sales y la gente se da codazos y dice: 'Ese
es George Raft. Él está acabado.”
En sus últimos años fue
imagen de supermercados (cosa que no le importaba porque le ponía en contacto
con sus fans) y recepcionista en casinos, siendo estafado más de una vez.
Perseguido por cierta mala fama por sus amistades mafiosas, muchas de sus inversiones
no llegaron a buen puerto. Por ejemplo, en 1955 se le ofreció comprar
participaciones en el Hotel Flamingo si aceptaba ser el director de
entretenimiento, pero se le rechazó debido a sus supuestas asociaciones con
figuras de los bajos fondos. Apeló, argumentando que, aunque conocía a muchos
mafiosos: "nunca hice negocios con ninguno de ellos." La decisión fue
revocada ese mismo año.
Raft fue contratado para
trabajar como recepcionista en el Casino Capri en La Habana, Cuba, donde
también era copropietario. Sin embargo, Fidel Castro tomó el país y cerró todos
sus casinos. El actor estaba en La Habana la noche en que llegaron los
rebeldes.
“Todo lo que sé es que
me hicieron muchas preguntas sobre Capone.”
En cuanto a su vida sentimental,
George Raft se casó con Grace Mulrooney en 1923, mucho antes de convertirse en
estrella. La pareja se separó poco después, pero su católica y devota esposa se
negó a concederle el divorcio hasta 1970, permaneciendo oficialmente casado con
ella, la siguió ayudando hasta su muerte.
Como personalidad elegante
y seductora, Raft tuvo aventuras amorosas con Mae West, Carole Lombard,
Tallulah Bankhead y Marlene Dietrich. La hija de esta última en sus memorias hace
alusión a las fiestas privadas que organizaba su madre en su camerino junto a
Mae West a las que acudían George Raft y Gary Cooper. Sin embargo, las
relaciones más duraderas del astro fueron con Betty Grable y Norma Shearer. Con
Shearer mantuvo un largo romance, declarando el actor sus intenciones de
casarse con ella, pero las reiteradas negativas de su esposa a concederle el
divorcio, hizo que Norma pusiera punto y final a la relación.
Hacía el final de su
vida, George Raft había gastado todo su dinero apostando a las carreras de
caballos, en mujeres y con amigos. El actor Christopher Lee, que coincidió con
él en una película, decía que con lo que Raft le había contado sobre su vida,
podría hacerse una película mejor que la que estaban haciendo.
“Debo haber gastado 10
millones de dólares durante mi carrera. Parte del botín se destinó a apuestas,
parte a caballos y parte a mujeres. El resto lo gasté tontamente.”
George Raft murió de
enfisema a la edad de 79 años en Los Ángeles el 24 de noviembre de 1980, sin
dejar testamento. Su patrimonio consistía en una póliza de seguro por valor de
10 mil dólares y algunos muebles. Raft vivía solo con 800 dólares al mes.
Estando muy enfermo en el hospital, sus amistades mafiosas iban a visitarlo: ¡genio
y figura hasta la sepultura!
¡Venenosos Salu2 desde
Crystal Lake!
Todas las fotos colección del autor.
*George Raft: The Man Who Would Be Bogart
(Stone Wallace, 2015)