“La gente está acostumbrada a
mí en los papeles más suaves,
pero creo que se acostumbraran a Angie.”
El pasado 31 de agosto terminé de ver la serie ‘Falcon Crest’ (Lorimar Televisión, 1981-1990) que empecé el 14 de marzo cuando se decretó el estado de alarma por coronavirus. Durante 227 episodios repartidos en 9 temporadas he acompañado a la maquiavélica Ángela Channing en su lucha por conservar la finca Falcon Crest y dominar el resto de viñedos del Valle de Tuscany.
Por increíble que parezca, nunca llegué a ver la serie entera cuando se emitió en España el 7 de enero de 1985, solo algunos episodios de la 4ª y 5ª temporada, pero la seguía gracias al coleccionable de la revista Teleindiscreta.
Lo bueno de verla 35 años después es que ahora aprecias su sutil sentido del humor, sus referencias a películas tanto del cine clásico como contemporáneo (de la serie), las rocambolescas tramas pergeñadas por los guionistas y la aparición de estrellas del Hollywood del pasado. Después de casi 6 meses de vivir y sufrir los avatares de los Channing, los Gioberti y los Agretti: ¡los echo de menos!
Lo positivo de ver y analizar la serie, y a sus protagonistas, es que me ha dado la oportunidad de redescubrir a la actriz Jane Wyman. También, y esto menos cinéfilo, porque sigo “bebiendo los vientos” por Melissa Agretti (Ana-Alicia).
Podría decirse que ver la serie ha sido un homenaje involuntario hacía su protagonista. Miss Wyman falleció en su casa Rancho Mirage (California) un 10 de septiembre de hace 12 años.
Acostumbrado a dejarme deslumbrar por el glamour de Dietrich, Garbo, Lamarr, Hayworth o Turner, Miss Wyman había pasado desapercibida. Como decía muy bien Terenci Moix: “Jane siempre tuvo cara de dramática y de mujer mayor”, y al lado de semejantes competidoras nada podía hacer.
Con los años, posiblemente, tanta sofisticación ha cortocircuitado mis neuronas perjudicando (en parte) a las mencionadas estrellas y Jane Wyman se ha hecho un hueco en mi corazoncito mitómano. En conseguirlo, ha tardado mucho más tiempo que alcanzar el estrellato, en los años 50, cuando ya estaba en la cuarentena, después de ser una actriz todoterreno. Ahora Miss Wyman tiene un lugar en mi galería de mitos, aunque mantenga ese “regusto de señora mayor”.
Olvidándonos de la citada serie y de su amplia carrera, siempre la he tenido presente gracias al tándem Hitchcock/Dietrich en: ‘Pánico en la escena’ (Warner, 1950). La película me gusta bastante y la veo de vez en cuando, como todas las de Hitchcock. Curiosamente, aunque Marlene Dietrich es una de las protagonistas, no es precisamente su actuación la que atrapa mi atención. Pese al control total que le fue concedido a Dietrich por el director, ni los trajes de Dior ni el tema de Cole Porter que interpreta me apasionan.
Contradiciendo al director, a mí Wyman es la que más me gusta y me parece que le da frescura a la película. Hitchcock no contento con Jane le confesó a Truffaut en ‘El cine según Hitchcock’: “Tuve muchas dificultades dirigiendo a Jane. Cuando se disfraza de doncella, hubiera necesitado que apareciera más fea (…) Cada vez que iba a ver la proyección se comparaba con Marlene Dietrich (…) No podía resignarse a hacer un papel de composición, y Marlene estaba realmente guapa. Por tanto, día a día mejoraba su apariencia, y por eso no consiguió dar el papel.” Tampoco a Marlene, según su hija, le apasionaba su compañera.
En cambio, para Billy Wilder, que la dirigió en la película ‘Días sin huella’ (Paramount, 1945), era una actriz muy disciplinada. Aunque otras fuentes mencionan que a raíz del reconocimiento por ésta película, cuando se encontró con Hitchcock ya se comportaba como una estrella. Para Terenci Moix era: “una actriz tantas veces probada y a menudo ignorada” y “‘Pánico en la escena’ fue un paréntesis notable en su carrera aunque: se la vio muy desplazada”. Por lo visto el tema está en las simpatías de cada uno.
Su época de mayor apogeo comenzó a finales de los años 40 y se alargó hasta finales de los 50. Entre sus éxitos se encuentran la conocida ‘Belinda’ (Warner, 1948) por la que gano el Oscar a la mejor actriz interpretando a una muda; ‘El despertar’ (MGM, 1946) drama rural con ciervo de por medio y con nominación al Oscar; ‘El zoo de cristal’ (Warner, 1950); ‘No estoy sola’ (RKO, 1941) por la que ganó un Globo de Oro y fue nominada de nuevo al Oscar y ‘Obsesión’ (Universal, 1954) su tercera y última nominación al premio de la Academia.
Cuando su carrera en el cine llegaba a su fin, se retiró gradualmente y echó el ojo a la televisión. Ya en su contrato con Warner en los años 40 algo se olía, porque incluyó una cláusula novedosa en la que se le permitía aparecer en televisión. En aquella época no se intuía la importancia de ese extraño medio de difusión de imágenes y sonidos en la distancia.
A finales de los años 60, dándose cuenta de que Hollywood había cambiado, se retiró definitivamente del cine y se dedicó a la familia. Su vida familiar fue intensa. Cinco matrimonios. Con el cuarto, un segundo intento que en 1965 terminó en divorcio. Después no volvió a casarse.
Tuvo tres hijos con su marido más famoso: el anodino actor y posteriormente presidente de EEUU Ronald Reagan. Curiosamente, unos meses después de que éste reinara en La Casa Blanca, Jane resurgió cual Ave Fénix de sus “cenizas” para reinar en la televisión, medio que ya conocía sobradamente pues condujo su propio programa durante 3 años: ‘Jane Wyman Presents The Fireside Theatre’.
Tras años de retiro, ‘Falcon Crest’ supuso un éxito inesperado para la actriz. Por su papel fue nomina en cinco ocasiones para un ‘Soap Opera Digest Award’ y en dos ocasiones para el Globo de Oro, ganándolo en 1984. Wyman declaró que quiso hacerla por que le permitía cambiar su imagen de actriz de películas lacrimógenas para mujeres maduras: “No puedes perderte algo como esto.”
“Recuerde, he estado en este
negocio cincuenta y cuatro años. Hice ochenta y seis películas y 350 programas
de televisión.
No he estado inactiva.”
Jane Wyman en 1989
Cuando falleció, su hijo Michael Reagan, difundió un comunicado diciendo: “He perdido a una madre cariñosa, mis hijos a una abuela cariñosa, mi esposa ha perdido a una amiga cariñosa a la que llamaba mamá y Hollywood ha perdido a la dama más elegante que jamás haya aparecido en la pantalla grande.”
Desde sus comienzos en Warner y sus películas de Serie B hasta alcanzar el estrellato, Jane Wyman demostró, como he dicho, que fue una actriz todoterreno. Su carrera abarcó siete décadas con más de 80 películas dónde tocó todos los géneros y reveló que además de ser una buena actriz dramática podía incluso bailar y cantar.
“Nunca entro en algo excepto
con los dos pies
y con mucha ilusión.”
Aunque sus éxitos en el cine quedan lejanos, puede “sentirse orgullosa” de ser recordada todavía por su papel de Ángela Channing y de haberse convertido en un icono cultural. Pocas de sus contemporáneas pueden presumir de lo mismo.
Después de verla en la serie no tengo dudas de que haciéndola se divertía de verdad y lo más importante: ¡me ha hecho pasar unas tardes maravillosas y divertidas!
¡¡Gracias Miss Wyman!!
Todas las fotos colección del autor.
Richard Channing: Lo siento, tuve que ser amable contigo.
Ángela Channing: Puede que nunca me recupere.
Chao-Li se encuentra en el hospital y se niega a realizarse una operación que puede salvar su vida:
Chao-Li: Sra. Channing, es mejor morir en paz que vivir en desarmonía.
Ángela Channing: Bueno, lo que sea que eso signifique... Oh, qué vista tan terrible. Haré cambiar tu habitación. Deberías pasar tus últimos días mirando algo más agradable que el aparcamiento.
Melissa quiere trabajar en Angela´s Del Oro Spa:
Melissa Agretti: Puedo hacerlo, Ángela. Sé que sería buena en eso.
Ángela: En lo que eres buena, Melissa, es en hacer que maten a la gente.