Inmortalidad
1. f. Imposibilidad de morir.
2. Perdurabilidad de algo en
la memoria de la humanidad.
Los antiguos egipcios muy
sabios, pensaron que la muerte física podía ser vencida y así alcanzar la vida
eterna. La muerte para ellos era la desintegración de los modos de existencia,
por lo que sus rituales funerarios servían para preservar la integridad del
individuo en una vida futura. Momificando al difunto, preservaban y transformaban
su cuerpo físico en una forma idealizada con aspectos divinos. Lograr ser uno
de sus dioses era el máximo deseo del egipcio para su vida tras la muerte.
El nombre del fallecido, que constituía
su individualidad y era solicitado para mantener su existencia, se escribía en
varios lugares a lo largo de “El Libro de los Muertos” para cerciorarse de que
el finado recordaba su propio nombre. Además se aseguraban de preservar y
proteger mediante sortilegios su fuerza anímica y su sombra. Si todos estos
aspectos de la persona se conservaban y recordaban entonces el difunto podía asegurarse
la inmortalidad.
A principios del Siglo XX, en
un barrio de Los Ángeles, en lo que hoy conocemos como Hollywood, se
establecieron unos primitivos estudios de cine que evolucionaron hasta
convertirse en la meca del cine. Al igual que los antiguos egipcios divinizaron
todo aquello que les agradaba creando una multitud de entidades, en dichos
estudios durante la época dorada de Hollywood, crearon su propio panteón de
dioses y diosas, que han llegado a ser recordados gracias al celuloide (una
especie de momificación), hasta nuestros días.
Dietrich por Eugene Robert Richee en 1935 |
"Las personas estúpidas me molestan. Hay admiradores míos que
me adoran e idolatran, y que me admiran. Son personas estúpidas. ¿Quién soy yo
para ser admirada? ¿Qué he logrado? Si uno debe admirar a alguien, que sea a un doctor o a un brillante científico. No a un intérprete. Nunca podría ser
amigo de alguien que sea tan estúpido como para adorarme."
Marlene era berlinesa,
desconozco sus creencias religiosas y no me consta (o puede que sí) que
quisiera ser inmortal, pero yo tendría que hacerme un test de ADN, para averiguar
si tengo antepasados egipcios, porque el culto a los mitos lo tengo muy
arraigado. Igual en otra vida vivía en la época de los faraones. ¿Quién lo
sabe?
Mi culto al mito Marlene
comenzó hace 33 años, con una carta que le escribí, cuando vivía retirada de la vista del público en su casa de París, que decía
así:
Querida señora:
Soy un joven español de quince
años. Estudio para diseñar vestidos como los de usted. He visto todas las
películas donde aparece. Las películas que más admiro de todas son “El expreso
de Shanghai”, “Capricho Imperial”, “El diablo es una mujer” y “Deseo”, y la
canción sobre todas “Lili Marlene”.
Leí su libro que es muy
interesante. Tengo amigos que igualmente la admiran. Me gustaría tener una
fotografía con su autógrafo si es posible, por favor, lea mi carta.
Perdón por mi francés. Se
despide de usted su más atento admirador.
En septiembre de 1986, recibí la
foto firmada, su libro (el cual yo no le pedí) y también una “regañina” por
adjudicarle el apellido que aparecía en las enciclopedias.
Lo demás: ¡es historia!
Cuando falleció, escribí una carta a un periódico que me publicaron en la
sección "Cartas al director", para sorpresa de mis padres y como dije en ella: ¡Marlene,
para mí, no tendrá fecha de caducidad!
"Cuando estás muerto, estás muerto. Eso es todo."
Marlene Dietrich
Venenosos Salu2 desde Crystal
Lake!
Todas las fotos colección del
autor.
"No soy un mito".
Marlene Dietrich
"No soy un mito".
Marlene Dietrich