domingo, 9 de abril de 2017

LA CARA OCULTA DE LA LUNA

Sofisticada dama de la alta comedia, el primer recuerdo que tengo de Claudette Colbert, siendo niño, es oír a mi padre decir: ”¡Puf, la Colbert!”, cuando su nombre aparecía en alguna película.

"Siempre he creído que actuar es un instinto con el que naces;
Lo tienes o no lo tienes."

Setenta años de carrera, avalan la trayectoria de una actriz pizpireta y versátil, que cultivó todos los géneros habidos y por haber. Se inició en el teatro, desarrolló su carrera mayoritariamente en el cine, frecuentó la televisión y después de su retiro del cine en 1961, volvió al teatro hasta 1992.

El fastidio que al parecer mostraba mi padre cuando la Colbert encabezaba el reparto, se me quedó grabado. Lógico también porque la imagen que recuerdo de ella en esa época, era la de la señorona del drama, la Colbert madura, con ese eterno flequillo que no abandonó nunca.

"Bette Davis fue la más afortunada de todas nosotras.
Empezó a interpretar mujeres mayores cuando era joven.
Así que nunca tuvo que salvar la brecha."

Recuerdo eso sí, una película que le gustaba o por lo menos de la que solía hablar: “Sangre en Filipinas” (Paramount, 1943), drama bélico en el que podíamos ver la suerte de aventuras que corría un grupo de enfermeras durante la Segunda Guerra Mundial. Compartía protagonismo con Paulette Goddard y Veronica Lake. Sobra decir que yo estaba más interesado en la última.

"Siempre tuve la sensación en la pantalla, y nunca la perdí,
que nunca había dado lo mejor de mi." 

Durante mi adolescencia, me entró el gusanillo por la historia y mi paso por la Escuela de Artes y Oficios abrió mis ojos al exterior e hizo que profundizase en el tema. Evidentemente en lo artístico dado lo que se impartía allí. Ya de niño en el colegio era uno de mis temas preferidos… Bueno, más que los hechos históricos, lo que me interesaba era la vida de sus protagonistas. Por ejemplo: si el tema de un examen era sobre la Revolución Francesa, yo rellenaba hojas hablando exclusivamente de María Antonieta. Cosa que, por cierto, asombraba a la profesora pero que no me reportaba buena nota. No quiero ni pensar si el tema hubiese sido Luis XIII. Seguramente hubiera hablado de Los tres mosqueteros, Milady de Winter y Richelieu. En fin…

Icónica imagen de Colbert en plan Cleopatra.

Como decía, Artes y Oficios fue como una ventana al mundo (por muchas y variadas razones) y así entre unas cosas y otras acabé un día en el Museo de Arte Contemporáneo (hoy Museo del Traje) viendo a Claudette Colbert en “Cleopatra” (Paramount, 1934) de Cecil B. DeMille. He de decir que pese a que la versión de 1963 protagonizada por Elizabeth Taylor es espectacular, la versión Art Déco de Colbert es simplemente maravillosa por su surrealismo. Con verla correr por el desierto envuelta en lamés y terciopelos lo digo todo.

Claudette Colbert fue una actriz de éxito, seleccionando como pocas cada uno de sus papeles, y lo que es más importante: reconocida y respetada ya desde sus tiempos en el teatro.

"Sé lo que es mejor para mí,
después de todo he estado en el negocio de Claudette Colbert más tiempo que nadie."

Obviando sus papeles en melodramas donde siempre, que yo recuerde, hacía de sufridora, más que nada porque no es el género que cultivó que más me gusta de ella (para melodramas de señoronas siempre he preferido a Joan Crawford o Lana Turner), es de reconocer que Claudette Colbert fue una actriz competente en cada una de las películas que interpretó. Capaz en el melodrama e ideal en la comedia, su etapa en los años 30 como reina de las Screwball Comedys (en dura competencia con Carole Lombard) y por añadidura de la Paramount, no tiene igual.

"Si no puedo reírme, prefiero morirme."

Mientras que el sistema de Hollywood era especialmente injusto estereotipando a sus principales estrellas femeninas, Claudette Colbert experta ex-actriz de Broadway, ofreció en cambio, una alternativa sorprendentemente diversa. Se podría decir de ella que era una actriz todoterreno. Su formación, su técnica y la experiencia que adquirió durante sus años en los teatros, le proporcionó una gran cantidad de registros interpretativos, pero tanta técnica en ocasiones le restó naturalidad, haciéndola un tanto predecible y poco misteriosa. Más evidente en los melodramas.

Junto a Gary Cooper.

Aun así, con estos factores en “su contra”, es una auténtica delicia verla en todas y cada una de las Screwball Comedys que realizó junto a los más grandes actores, maestros en este género, midiéndose en igualdad de fuerzas: Maurice Chevalier, Charles Boyer, Clark Gable, Gary Cooper, James Stewart, Melvyn Douglas, fueron algunos de los galanes con los que se la emparejó. Demostró una habilidad especial para manejar los diálogos con doble intención e hizo del refinamiento su estilo.

Con Clive Brook en "The man from yesterday" (Paramount, 1932).

En 1923, Claudette Colbert debuta en el teatro, medio que frecuenta con asiduidad hasta sus inicios en el cine en 1929. Ya había incursionado en el sector en 1927, pero viendo los pésimos resultados en taquilla regresó al medio donde cosechó notoriedad.

A diferencia de su anterior experiencia, su película “The Hole in the Wall” (Paramount, 1929) es un rotundo éxito y ya no para de trabajar, encadenando trabajos. Citar por ejemplo, que solo en 1932 realizó cinco películas. Importante para la industria, sus películas daban dinero.

Como Popea en "El signo de la cruz".

Una de ellas sería “El signo de la cruz” (Paramount, 1932). Dirigida por Cecil B. DeMille esta historia bíblica es recordada sobre todo, por la famosa escena en la que Claudette como la Emperatriz Popea (versión femme fatal), se baña en leche de burra. Sin embargo, en realidad era leche de vaca en polvo. Después de unos días bajo los focos, la leche se volvió agria, haciendo muy desagradable para Colbert trabajar con el hedor.

La Colbert contenta, no sabe lo que le espera...

Tras cinco años de éxitos, llega su mejor etapa y sus papeles más recordados.

“Prestada” a la Columbia, interpreta a una rica heredera a la fuga en el clásico “Sucedió una noche” (Columbia, 1934) última comedia realizada antes de la llegada del Código Hays. Al terminar la película manifestó: “Acabo de hacer la peor película de mi carrera.” Se da la circunstancia que excepto su director Frank Capra, nadie apostaba un dólar por la película. Lo mismo pensaba Clark Gable que también como castigo, había sido prestado por la MGM. Ambos protagonistas ganaron el Oscar por sus interpretaciones. “Sucedió una noche” fue de las primeras en barrer con todas las categorías principales de los premios y es la película por la que más se la reconoce.

"Estaba tan feliz de estar a dos pies de él." (A propósito de Clark Gable)

"Me sorprendió ganar el premio. Realmente no tenía idea de que lo conseguiría. De hecho, estaba lista para irme a Nueva York la noche que llamaron para decírmelo. Vestida con un simple traje marrón, fui escoltada al salón de banquetes lleno de diamantes y chaquetas de cola. Era especialmente embarazoso porque me imaginaba que pensaban que estaba haciendo un acto, haciendo una entrada."

Volvió al erotismo refinado de nuevo de la mano de Cecil B. DeMille, en la mencionada “Cleopatra” (Paramount, 1934). Uno de los espectáculos más ambiciosos del director.

Cleopatra al gusto de Mr. DeMille.

Consagrada como actriz, con el Oscar bajo el brazo y olvidando papeles como el de Cleopatra, incursiona en el melodrama lacrimógeno con “Imitación a la vida” (Universal, 1934), primera adaptación de la novela de Fannie Hurst. Nuevo éxito para Colbert, aunque el remake de 1959 protagonizado por Lana Turner es la versión más conocida.

"Al público siempre le oigo como si estuviera contento de verme
y yo estoy muy contenta de verlos."

Sería interminable comentar la trayectoria de Claudette Colbert por extensa y por abarcar todos los géneros, además tampoco me conozco toda su filmografía.

Su recuerdo para mí está relacionado con las películas mencionadas y con las comedias que recomiendo no perderse: “Tovarich” (Warner, 1937) junto a Charles Boyer, “La octava mujer de Barba Azul” (Paramount, 1938) con Gary Cooper o “Medianoche” (Paramount, 1939) con Don Ameche.

Estilo aristocrático para la comedia ligera y el drama emocional.

En “Tovarich”, Boyer y ella son unos aristócratas rusos que huyen de la revolución a París con la fortuna del Zar, que este les ha confiado. La pareja, negándose a hacer uso del dinero, deben subsistir trabajando como criados en la casa de una familia adinerada. Sus identidades se ponen al descubierto en una cena ofrecida por sus señores cuando son reconocidos por un comisario soviético, provocando todo tipo de situaciones. Como curiosidad decir que la Garbo estaba interesada en el papel de Colbert pero se tuvo que contentar con: “Ninotchka” (MGM, 1939), un clásico de Lubitsch.

La fama de Claudette llega a España.
(Blanco y Negro, 3 de julio de 1932)

Dirigida por Ernst Lubitsch y con guion de Billy Wilder, en “La octava mujer de Barba Azul” (una de mis películas favoritas), Colbert es la hija de unos nobles franceses venidos a menos y Cooper es un millonario mimado y mujeriego  que se ha casado en siete ocasiones. Presionada por su padre, acepta casarse con él, pero dejándole claro que solo lo hace por el dinero.

En "La octava mujer de Barba Azul" derrochando glamour junto a Cooper.

Pendiente de volver a ver tengo “Medianoche”, dirigida por otro maestro de la comedia como Mitchell Leisen y también con guión de Wilder, seleccionada por la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos en 2013, para ser preservada en el National Film Registry como: “cultural, histórica o estéticamente significativa”.

"Creo que había más sexo en esas viejas películas que en todo lo que se hace hoy.
Estoy cansada de las escenas de sexo."

En cuanto a su vida privada, todo un misterio. De su infancia, juventud y los años posteriores a su retiro poco se sabe. Si sabemos que nació en Francia en 1903 y falleció a los 92 años en Barbados, que estuvo casada en dos ocasiones y que con su primer marido jamás convivio. También que estuvo a punto de protagonizar “Eva al desnudo” (20th Century Fox, 1950) pero un accidente se lo impidió.

Como buena estrella también cuenta con su leyenda. Se dijo que durante toda su carrera exigía que solo se la fotografiase del lado izquierdo, por lo que se comentaba que su lado derecho era tan misterioso como la cara oculta de la luna.

"La mayoría de nosotros no sabemos nada acerca de la felicidad hasta que se acaba."

Claudette Colbert conservó su imagen a lo largo de toda su trayectoria y mantuvo el cariño del público durante todos los años que estuvo en activo. Sus películas y especialmente sus comedias de los años 30 siempre serán recordadas por su inconfundible estilo.

Venenosos salu2 desde Crystal Lake.
Todas las fotos archivo del autor.