miércoles, 11 de mayo de 2016

LAS BELLAS TAMBIÉN LLORAN… Y MUCHO!!

“La vida es algo así como un mensaje en una botella,
para ser transportado por los vientos y las mareas.”
Gene Tierney

Hollywood era sinónimo de sueños y hasta que no terminó el Sistema de Estudios, no cayó el velo que ocultaba la cara oculta y triste de muchas de sus estrellas.

"Simplemente no quería que mi cara fuera mi talento."

Gene Tierney, de la que el productor Darryl F. Zanuck (según él) seria: “incuestionablemente la mujer más bella de la historia del cine”, es un claro ejemplo de la amarga vida de una estrella. Lo he vuelto a recordar, tanto en el libro: “Gene Tierney. En el filo de la navaja” escrito por Víctor Guerrero, como en el documental: “Gene Tierney: Un retrato roto” (1999).

"Como actriz,
me entrenaron para mostrar la emoción que no sentía,
o ninguna emoción en absoluto." 

Gene Tierney es de esas actrices que marcaron mi adolescencia, traspasando la pantalla de mi televisor con sus películas. Como todo el que la ha contemplado en alguna ocasión (sobre todo si es la primera vez) y si ha sido con “Laura” (su película más emblemática), su imagen y su belleza se quedaron grabadas en mi mente. Gene se convirtió en la fantasía de muchos espectadores de su época, también para mí y no profundicé más allá de sus interpretaciones. La maquinaria de Hollywood creó una ilusión y como tal debía permanecer irreal e inalcanzable.

"Durante años,
nunca se me ocurrió cuestionar la política de los responsables del estudio."

No es oro todo lo que reluce. La realidad como he comentado es otra. La fábrica de sueños forjaba iconos a golpe de látigo.

Si bien la prensa de la época suministraba al público su ración de chismes, ciertos en algunos casos otras veces no, formaban parte del mito mismo de las estrellas. Estrellas que los estudios moldeaban a su antojo y en ocasiones usando la amenaza como dogma. Porque mucho más allá de los escándalos y juergas más o menos aceptables (¿qué tal o cuál actor es un rompecorazones? A fomentarlo!!), había ciertos pasajes oscuros que convenía mantener ocultos.

“Coches, pieles y joyas no eran mis debilidades.”

Nunca fue tan acertada la declaración de Alfred Hitchcock antes de su llegada a Hollywood: “Los actores son como el ganado”. Aunque me viene estupendamente, la verdad es que Hitchcok no generalizaba, como explicaba en el libro escrito por Truffaut: “El cine según Hitchcok”.

“En lo personal, me molesta que me etiqueten como “glamour girl”.
Es una etiqueta tan absurda, extravagante. Implica tanto que no soy.”
Carole Lombard

Carole Lombard a la que dirigió en “Mr. and Mrs. Smith” (1941), respondió a la cita mandando construir un “establo” en el plató, dentro se encontraban tres terneras con el nombre de los protagonistas colgado al cuello. La película y la broma, nació de la amistad entre la actriz y el director.

“Todos estamos atados a nuestro destino
y no hay manera de que podamos liberarnos.”
Rita Hayworth

Dejando a un lado la cita y el sentido verdadero de la misma, es verdad que como los esclavos egipcios construyendo las pirámides, las estrellas construían un reino muchas veces levantado a base de lágrimas. Además de estrellas, también eran personas aunque eso poco importaba. Sus dramas personales mejor que los sufrieran en silencio.

“Hollywood puede ser difícil para las mujeres,
pero no causó mis problemas.”

Ya he dicho en otras ocasiones que los grandes estudios fabricaban sueños y eso es lo que también demandaba el público. Éste, que lidiaba con el drama en su día a día, no necesitaba conocer los que sufría su estrella favorita. De hecho la gente de a pie, no se imaginaba (o no le interesaba) pensarlo.

¿Cómo es posible que los tuviesen viviendo rodeados de tanto lujo y esplendor?

“Lo que necesitaba era ser aceptada,
no era un capricho.
Tenía la intención de actuar.”

Cuando evocamos a una estrella de la Edad de Oro, nos la imaginamos en su fantástica mansión descansando entre rodaje y rodaje, acudiendo a fiestas (muchas organizadas por los propios estudios), pero olvidamos que en esa época, los actores y actrices eran simples asalariados con contratos leoninos, con grandes sueldos es verdad, pero esclavizados por la industria que los había creado. Muchos de ellos encadenaban película tras película sin descanso hasta que el estudio consideraba que había rentabilizado la inversión.

"Me acerqué a todo, mi trabajo, mi familia,
mis romances, con intensidad."
Gene Tierney

La hija de Lana Turner en su autobiografía cuenta que su madre se levantaba (cuando tenía que rodar) a las cuatro de la mañana y eran pocas las veces que llegase a casa más pronto de las dos de la madrugada. Como Lana, que tiene el dudoso “honor” de ser la protagonista de un gran escándalo que vio la luz, muchos otros.

"Mi vida ha sido una serie de situaciones de emergencia."
Lana Turner

Horas invertidas en los aspectos técnicos (maquillaje, vestuario, iluminación), rodaje propiamente dicho, descanso y comida en los propios estudios. Estos eran pequeñas ciudades, que incluían zonas de ocio de todo tipo y estaban situados estratégicamente cercanos a las zonas residenciales de las estrellas. Residencias las más de las veces proporcionadas por los mismos estudios.

Una vez se entraba en el juego, difícil era escapar. Debido en gran parte a que un gran sueldo conlleva un gran nivel de vida, para mantenerlo hay que pasar por carros y carretas. Cuando en contadas ocasiones un actor o actriz se revelaba, el estudio tomaba represalias.

“Un perro tiene bondad en su corazón y la dignidad en su comportamiento.
Las mejores cualidades que cualquier persona quisiera tener.”
Kay Francis

Hasta que el “ganado” volviese al redil, te podían suspender de empleo y sueldo indefinidamente (que se lo pregunten a Rita Hayworth), condenar a malas películas (que se lo digan a Kay Francis) o ceder a un estudio menor generando automáticamente que tu valor baje. Amenazar con airear trapos sucios, hacer mala publicidad en medios afines (¿cómo se te ocurrió Olivia de Havilland denunciar a tu estudio?) o incluso entrometiéndose en la vida privada de las estrellas, hundiendo relaciones por ejemplo.

“Éramos como una sociedad anónima en la Warner.
No sabíamos nada de las estrellas de los otros estudios.”
Olivia de Havilland

Los grandes estudios tenían mil y una maneras de tenerte bien atado.

Debemos añadir a todo lo mencionado: las envidias, celos, zancadillas, bulos, favoritismos e intrigas. Todo muy propio de una corte francesa del siglo XVIII. Además los grandes estudios (en esto si se ponían de acuerdo los cabrones), podían vetar a un actor o actriz para que ninguno le contratase y para rematar, cuando llegado un punto dejabas de interesar, no había contrato que no se pudiese rescindir en el momento.

¿Crees que una estrella del Hollywood dorado vivía en un lecho de rosas?
“La riqueza, la belleza y la fama son transitorias.
Cuando aquellas se han ido, poco queda, salvo la necesidad de ser útiles.”

Por lo que sabemos, Gene Tierney era refinada, afable, de carácter dócil y disciplinado, que la granjeó las simpatías de todo aquel que la trataba. Pero también supimos que para Gene, permanecer en los estudios era la válvula de escape para permanecer “estable”.

De infancia acomodada, sólida educación y viajes por Europa, Gene se convirtió en la estrella de la Fox en los años 40 y en poco más de 10 años ingresaba en centros psiquiátricos.

“Día tras día, pasé largas tardes en la cantera de talentos,
donde nos decían cómo caminar, cómo hablar, cómo sentarse.”

A finales de los años 30 se labró una exitosa carrera teatral, pero una vez llegó a Hollywood los estudios no supieron que hacer con ella. Desde el principio recibió roles protagonistas, pero o bien eran inadecuados o explotaban sus rasgos exóticos. La crítica fue dura con ella, aunque las más de las veces fueron simplemente indulgentes.

“Iba a vivir con mi sueldo o caminaría oscilante hacia abajo.”

Errores de casting aparte, los años 40 fueron provechosos para ella, protagonizando grandes clásicos como: “El diablo dijo no” (1943), “Laura” (1944) o “Que el cielo la juzgue” (1945). Antes de todo esto, en 1941 apareció Josef Von Sternberg y la dotó, como dice Terenci Moix de “poderío erótico”. Sternberg que había formado tándem con Marlene Dietrich sabía de eso un montón. La película “El embrujo de Shanghai”, como no podía ser de otra manera fue un rotundo fracaso.

“Tratar de poner orden en mi vida era como tratar de recoger una medusa.”

No debió ser fácil la vida para Gene Tierney. Primero, descubrir que tu padre le era infiel a tu madre y que te ha sacado hasta el último centavo. A continuación, un matrimonio (que no es aceptado por nadie) con sus más y sus menos con el diseñador Oleg Cassini, debido al sentimiento de inferioridad por parte de él y de dependencia por parte de ella. Por último, el nacimiento en 1943 de su primogénita, con retraso mental, sordomuda y ciega que la marcó de por vida y la ocasionó trastornos psicológicos.

“Las personas que enferman mentalmente
a menudo tienen una historia de dolor crónico.”

Observándola ahora detenidamente y con lo que ya conocemos, no sabemos si sus interpretaciones (personajes perversos, atormentados) son fruto de su trabajo como actriz o de sus problemas mentales.

"Admiro a cualquier persona que se libra de sus adicciones."
GeneTierney

Buena prueba de ello, es su interpretación de Baketamon, en la superproducción “Sinuhé, el egipcio” (1954), donde se aprecia distanciamiento y un endurecimiento de sus rasgos que le vino muy bien al papel.

“Mi salida de Hollywood fue descrita como una retirada.
Nadie entendía que me estaba viniendo abajo.”

En la década de los 50, sus trabajos son menos importantes. Un desengaño amoroso con Ali Khan (el padre de éste prohibió su relación con ella después de la experiencia con Rita Hayworth), e intento de suicidio de por medio, la condujeron de forma intermitente y posteriormente durante un año a ingresar en centros psiquiátricos, donde entre otras cosas, recibió tratamiento de electrochoques en una treintena de ocasiones.

“No estaba hecha para ser una rebelde.”

Se despidió momentáneamente del cine con “La mano izquierda de Dios” (1955), junto a Humphrey Bogart, para retomar su carrera totalmente recuperada en 1962. Participó en cuatro películas (por amistad y por contrato) con papeles pequeños y de poca importancia, para desaparecer definitivamente en 1964.

“Yo sabía que no podía hacer frente al futuro a menos que fuese capaz de volver a descubrir el pasado.”
Gene Tierney

En 1960 se casó con el magnate del petróleo W. Howard Lee (que la visitaba durante su internamiento), quinto marido de Hedy Lamarr, para vivir una vida tranquila como un ama de casa más. Tras la muerte de este en 1981, pasaba el tiempo participando en causas benéficas.

“La principal causa de mis problemas provino de la tragedia del nacimiento de mi hija
y mi incapacidad para hacer frente a mis sentimientos.”

Gene Tierney nos dejó a los 70 años en 1991, debido a un enfisema pulmonar a causa de su gran afición al tabaco. Sus dos hijas la sobrevivieron. Daria (recluida en una institución desde su más tierna infancia) hasta 2010 y Christina (que nació sana) en 2015 en la más absoluta pobreza, porque la segunda mujer de su padre no quiso darles a las hermanas la parte de su herencia.

“Yo vivía en un mundo que no existía. La prisión de la mente.”
Gene Tierney

Venenosos salu2 desde Crystal Lake!!
Todas la fotos archivo del autor.